martes, 1 de junio de 2010

RECETA PARA EL AMOR.

Queridas amistades:
Reciban mis saludos y mis mejores deseos.

Hace tiempo, en un foro de debate en internet, un participante lanzo como tema de discusión, algo que al parecer es preocupación general del común de los mortales: “consejería, guía u orientación para buscar o encontrar compañía afectivo sexual, es decir, una persona amada”.
Para muchas otras personas ello es una cursilería, pero es una preocupación de casi vida o muerte para el común de los mortales.

Mi respuesta a esta cuestión es la siguiente: que todo el mundo se mete a dar consejos, sugerencias o recomendacio-nes, incluso aquellos que no tienen o mantienen relaciones o amantes y que si hubiera una receta o formula, que además fuera fácil o sencilla, todo el mundo se haría pastel.
Mi conclusión es simple, no hay receta o fórmula para el amor y más aún, lo que le funciona a unas y unos, no necesariamente les funciona a otras u otros.
Cada quien se enamora de alguien por razones particulares, algo que se aprecia en el hecho de que las razones para haberse enamorado de una persona, no son las mismas por las que una o uno se enamora de otra.
En consecuencia, la consejería, orientación o guía para el amor se vuelve un albur, algo que, sin lugar a dudas, es un despropósito.
En tales circunstancias, me resulta más fácil y sencillo hacer una aproximación al tema del amor desde la negación, es decir, desde la perspectiva de lo que no es amor.
Siendo así, y partiendo del hecho concreto de que cada quien se enamora de una persona por razones diversas, tiene mayor relevancia lo que sentimos, que nuestra o nuestro sujeto de deseo afectivo.
Esto nos conduce a lo sostenido por la psicología, en cuanto a que el amor es una facultad, una capacidad, muy ligada a la madurez. En otros términos, el amor, nuestra capacidad de amar, está sujeta al aprendizaje y se amplifica en la medida en que vamos desarrollando nuestra personalidad y carácter.
En tal sentido, entre más inmaduras o inmaduros seamos, nuestra capacidad de amar será menor y, consiguientemente, la calidad de nuestro amor será también menor. Contrariamente, entre más vallamos madurando nuestra capacidad amatoria aumentara, al igual que aumentara la calidad de nuestro amor.
Una prueba más que patente de esta inmadurez, es la consideración, consciente o inconsciente, de la pareja como una propiedad. Damos por descontado que las personas no son nuestras propiedades, por más amantes nuestros que sean, sin embargo, hay gentes que desconocen esto, gentes que ignoran que cada persona es un ser individual y como tal, tiene derecho a su vida individual, a sus tiempos y espacios propios, independientes a las relaciones afectivo sexuales y de convivencia que compartan (algo que se debería reconocer obligatoria y forzosamente).
Siendo así, aquellas personas que asumen que en una relación no debe haber secretos o que la pareja no pueda tener cosas, tiempos, espacios o amistades independientes a la relación, están teniendo una visión inmadura y errada de una relación amorosa, pues presuponen la aniquilación de la individualidad de las o los amantes.

Otro yerro común tiene que ver con la o le sujeto de nuestros afectos. Al respecto, a través de la historia, las nociones sobre el amor han cambiado sustancialmente. Así, antes del siglo XIX, la o el sujeto de los afectos no tenía la importancia que tiene en el presente, en occidente.
Mientras que para la sociedad occidental el amor es visto como una experiencia personal espontanea, que se formalizaba en la consolidación de un vínculo familiar (vinculo que para los sectores sociales más conservadores es el matrimonio), para muchas sociedades premodernas el amor, que surgía con la convivencia cotidiana, era como una amalgama que consolidaba los vínculos familiares (así, en un matrimonio contraído por intereses sociales y económicos, el amor llegaría, con el tiempo, para consolidar aquel vínculo familiar). En otros términos, en sociedades no occidentales y premodernas, más importante que la o el sujeto de afecto, era la función del amor.
Fue el romanticismo decimonónico el que acrecentó enormemente la importancia del sujeto por encima de la función del amor.
Para empeorar la situación, para la ideología romanticista la o el sujeto de los afectos no era una persona concreta, sino una completa abstracción una idealización que derivó en “cuentos de hadas”, en donde solo hay princesas encantadas (encantadoras) y príncipes azules.
Precisamente, de aquí se derivan muchos de los problemas que surgen en relación al amor. Una de ellas, es acerca de la incapacidad que muestra mucha gente, para enamorarse de personas concretas, humanas, con pocas virtudes y muchos defectos, y se sumen en las fantasías de las abstracciones (que si no son la princesa encantadora y el príncipe azul, es el amor a la humanidad, al género humano, pero jamás es la o el simple mortal que se tiene enfrente).
Un yerro más en cuanto al amor, tiene que ver con la no identificación del amante romántico con la familia. Me explico, mucha gente no asume que su pareja (su amor romántico) es o debería constituirse como su familia.
Ello conlleva a que en muchas relaciones, las y/o los involucrados terminen su relación y se separen, por que el amor romántico se le acabó y se les hace necesario buscar un nuevo amor romántico.
Bajo esta perspectiva, las personas no se permiten madurar y tampoco permiten que su amor romántico cambie, se desarrolle y se transforme en amor familiar.
Precisamente, todo parece indicar que las relaciones que mas duración y estabilidad tienen, serian aquellas que dejaron atrás ese ilusorio amor romántico y asumieron un amor mucho más maduro, que implicaba, entre otras cosas, ver a la pareja como a su familia.

Para terminar, no habiendo receta mágica o formula milagrosa para el amor, este depende enteramente de nuestra madurez como personas, algo que es necesario e imprescindible que aprendan muchas y muchos ciegos románticos, que se niegan a aceptar que los cuentos de hadas, las telenovelas y las películas, son ficciones antes que cruda vida real.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. Foto tomada de: pedrothinker.wordpress.com
2. Foto tomada de: suburbtopia.blogspot.com
3. Foto tomada de: planocreativo.wordpress.com

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