lunes, 27 de febrero de 2012

NUEVA CORRESPONDENCIA.

Queridas amistades:
Les saludo y les envío mis mejores deseos.

Hace aproximadamente tres años (exactamente el último lunes de febrero del 2009), inicie la “travesía” de navegar por el ciberespacio con mi propio blog, mi bitácora personal.
En ella me volqué a tratar de transmitirles planteamientos varios sobre temáticas diversas. Desde ese entonces, por dos años consecutivos, publique una entrega semanalmente. Algo que para mí se hizo extenuante, estresante (sobre todo por la angustia que me generaba la llegada de la fecha para una nueva entrega y tener bloqueo mental, la mente en blanco).
Para febrero del 2011, como necesitaba un “break”, me tome un tiempo, antes de continuar con las entregas (tiempo que, sin querer, se hizo un año).
Con todo, debo confesar que valió la pena el esfuerzo (aun con la escasa lectoría), no solo porque la experiencia resultó aleccionadora, sino porque, además, tras el “descanso”, la sensación dejada es bastante satisfactoria.
Y si bien no creo que aquello se repita, me he propuesto seguir adelante, aunque no precisamente con el mismo ritmo de trabajo de antes (ritmo por el que un amigo me “tildo” amablemente de “bloguero furioso”).
En adelante, espero publicar, como mínimo, una entrega cada quince días (o dos entregas por mes).
Para lograr este cometido me ayudaría muchísimo, el que ustedes, apreciadas y apreciados lectores, me sugieran algunos temas a tratar.
Obviamente no ofrezco sapiencia ilimitada, por lo que los temas a tratar estarían vinculados, preferentemente en concordancia con los derroteros seguidos en los dos años anteriores de publicación.
De aquí en más, si gustan de lo que leen en este pequeño rincón de la web, agradecería, con creces, el que se tomen la molestia de reenviar las entregas de sus preferencias, a quienes mejor crean conveniente. Ello le permitirá a este espacio un tiempito más de vida.
Por último, si discrepan en pequeña, mediana o gran medida con lo que aquí sostengo, bien pueden iniciar un fructífero intercambio de ideas y opiniones y nos podemos enfrascar en constructivos debates, ya que como bien citó la Chilindrina: “de la discusión surge la luz”.

Se despide de ustedes este amigo escribiente, este uranista perverso (y por favor, lo de perverso va en sentido freudiano, ¡faltaba más!).

Ho Amat y León.