miércoles, 30 de junio de 2010

POR EL DÍA DE LA AMISTAD (DEL AMIGO O DE LA AMIGA).


Queridas amistades:
Les envió mis más amicalísimos saludos y parabienes.

No creo ser la persona más autorizada para hablar de amistades, ya que soy, aún, bastante ingrato con los amigos que tengo.
Con todo, escribo estas líneas para aproximarme al tema de la amistad.
Afirmar que una relación de amistad implica afectos es un perogrullo, pero definirla es otra cuestión.
Claramente las amistades varían de época a época y de cultura a cultura, así, alguien señalaría como ejemplos de amistad literarios a Aquiles y Patroclo, Don Quijote y Sancho Panza y Batman y Robín, pero si aguzamos los sentidos, sabemos que Aquilitos y Patroclin eran algo más que amigos, el Quijote y Sancho eran señor y vasallo y solo dios sabe que le pasaba por la cabeza a Bob Kane, cuando le dio a Batman semejante compañero.
Incluso podemos afirmar, que las nociones amicales bajo la lupa de los valores del presente (igualdad, equidad, fraternidad, etc.), haría que nuestras actuales nociones de amistad, no se asemejen en nada a lo que en el pasado se denominaba bajo el mismo nombre.
La tradición greco romana veía a la amistad como un bien, como la piedra angular del edificio emocional del individuo, mientras que para la tradición judía, la amistad era un lazo que formaba la base de la fe humana, la confianza y el compañerismo. Esto quiere decir que para griegos y romanos la amistad era más intimista y fuerte que para los judíos, pues los primeros la veían a sus amistades como parte suya, mientras que para los segundos una amistad era externa, a quien se le tendían “lazos”.

En la antigua Rusia la amistad era selecta y a diferencia de nuestros días, en los que a cualquiera se le llama amistad, los rusos solo brindaban sus afectos a muy pocas personas y en base a ello, solo este pequeño número gozaba del derecho al tuteo y a los diminutivos (las y los extraños estaban prohibidos de tales confianzas, a diferencia del presente que se tutea a cualquiera).
Para los hindúes las amistades son también restringidas, pero ellas implicaban muchas posibilidades, tales como afectos, el romance, la fraternidad, la protección, la orientación, la intimidad e incluso burlas. En occidente, muchas de estas cuestiones están sino excluidas (como el romance), bastante limitadas, especialmente en lo referente a los afectos y a la intimidad (sobre todo entre varones, donde el contacto físico está homoerotizado).
He aquí una cuestión bastante crucial en torno a la amistad. En muchas sociedades y culturas no occidentales (e incluso en el occidente del siglo XIX), diversas actitudes y comportamientos, como el contacto físico o las demostraciones emocionales, eran muy comunes y bastante permitidas entre las y los amigos (ejemplo, declaraciones apasionadas, llanto emocional, caricias y besos, etc.).
Para la sociedad contemporánea todas estas actitudes y comportamientos son asociados con el amor romántico, con el heteroerotismo y el homoerotismo (es decir, con la heterosexualidad y la homosexualidad). Sin embargo, en muchas sociedades no occidentales (e incluso en el occidente del siglo XIX), se asumía, que dos personas que tenían un fuerte sentimiento de afecto mutuo, como un padre y su hijo, un señor y sus vasallos o dos amigos varones, podían accionar de esa manera, al extremo de que cuando se haya referencia escrita o visual de amistades en aquellas otras sociedades y culturas, no se sabe, a ciencia cierta, si aquellas personas tenían parentesco, eran amigas o amantes.

En el presente, cada quien lleva sus propios reglas de amistad, sus propios estilos de apego, sus propias formas de respeto y tolerancia, así es que, difícilmente se puede considerar que aquellas razones que nos llevaron a hacer amistad con tal o cual persona, puedan ser las mismas o siquiera equipararse, al momento de hacer amistades con otras gentes.
Por ejemplo, quiero mucho a mis amistades y las llevo en mi pensamiento, aunque no lo demuestre. En ese sentido, se que las y los tengo muy abandonados, pero ello no merma mis afectos hacia vosotros.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. Los mosqueteros de Dumas, amigos inquebrantables. Imagen tomada de: es.wikipedia.org
2. Escultura sobre la amistad. Foto tomada de: amamendez.wordpress.com
3. Winnie the Pooh y sus amigos de Disney. Imagen tomada de: mossavi.wordpress.com

jueves, 24 de junio de 2010

ALGUNOS APUNTES SOBRE LAS ORGANIZACIONES GUEIS.


Queridas amistades:
Les envió mis más sinceros saludos y parabienes.

Resulta innegable que lo guei ha tenido un notable protagonismo, dentro del movimiento que lucha por las diversidades sexuales y genéricas.
Ello no porque las mujeres lesbianas o las personas trans no tengan la capacidad de organizarse (se han organizado y muy bien) o por que no hayan hecho aportes a dicho movimiento (los hay y muy importantes por cierto), pero es necesario reconocer que diversos factores como el género, la discriminación y la marginación han sido verdaderas trabas para un desarrollo “parejo” y armónico de los diversos colectivos identitarios que conforman el movimiento por las diversidades.
Una primera razón de esto sería la socialización de género, que proyecta al varón hacia el ámbito público y relega a la mujer al ámbito privado, a la casa familiar (las mujeres en general, tuvieron que aprender, primero, a tomar el espacio público y, luego, a organizarse), mientras que la marginación ha sido un serio obstáculo, para la organización de las personas trans.
Con esto no sostengo que las personas gueis no tengan problemas con la socialización de género, con la discriminación y la marginación, pero es innegable que la mayor proximidad a los referentes e instancias sociales de poder en una sociedad patriarcal y machista, hablo explícitamente de la condición varonil y de la normatividad masculina, han dotado de cierta condición privilegiada a los varones gueis, por encima de las mujeres lesbianas y de las y los compañeros trans.
Ello, en las personas gueis, ha influido no solo en el ámbito de su vida privada, sino también en el ámbito de su vida pública. Así, por ejemplo, la mayoría de los gueis salen del closet (asumen públicamente su condición de gueis) a causa de autoafirmarse a sí mismos, sentirse bien consigo mismos, mientras que un número significativo de lesbianas salen del closet, a razón de sus relaciones sentimentales, es decir, que su autoafirmación guarda estrecha relación con su vida afectivo sexual.
Se podría decir, entonces, que, por socialización de género, los gueis son más individualistas que las lesbianas y aunque parezca contradictorio, ello ha permitido que, hasta ahora, los varones gueis se reúnan en grupos más numerosos y diversos que las mujeres lesbianas.


Esta aparente contradicción solo es tal, en la medida que no tomamos en cuenta que, por socialización de género, los varones, para salir al ámbito público, adquieren mayor autonomía que las mujeres, lo que significa que se desmarcan con mayor prontitud de los lazos familiares.
Ya en el ámbito público, la socialización de género lleva a los varones a la homosociabilidad, esto es, a la agrupación de los varones en colectivos que tienen como fin principal la reafirmación de la masculinidad (colectivos en los que no se pierde la individualidad, sino, más bien, se afirma).
¿Por qué?, porque la masculinidad es una identidad que depende de ser permanentemente demostrada y ello solo es posible, frente a otros varones, en comunión con otros varones. Para el varón, la demostración de la “hombría” solo tiene relevancia frente a otros varones (no hay mayor contradicción entre la homosociabilidad y la individualidad, pues la primera permite a los varones agruparse, mientras que las segunda les permite competir entre sí, como cuando deciden probarse quién es el más “hombre”).
Estos comportamientos de homosociabilidad trascienden la identidad heterosexual y se manifiestan también en la identidad homo, pues, ante todo, por más límites de la masculinidad heteronormativa que se rompan (recuérdese que uno de los límites de la masculinidad heteronormativa, es, precisamente, el no ser homosexual), los gueis, aún asumiéndose como homosexuales, han sido socializados, a lo largo de su vida, como heterosexuales, es decir, como sujetos varoniles y masculinos.
En tal sentido, no es casual encontrar un mayor número y una mayor diversidad de grupos gueis, que de otras identidades (por ejemplo, en internet encuentras desde grupos políticos e intelectuales a lúdicos, pasando por toda la gama de estilos de vida diversos, desde los leathers hasta los osos).
La desigual socialización de género ha sido tan abrumadora, que las mujeres en general han recurrido, en muchas ocasiones, a los grupos masculinos como referentes organizativos (así, las primeras feministas, las sufragistas del siglo XIX, se organizaban a la manera masculina y burguesa liberal, en las que el apabullamiento numérico se imponía, mientras que, actualmente, algunas organizaciones lésbicas se forman como espejos de agrupaciones gueis, como las leathers o las osas o ursulas, aunque se trate de agrupaciones gueis que reivindican ciertas características atribuidas a la masculinidad).
Más este mayor número y diversidad de organizaciones gueis no habría significado nada, no tendría sentido, si toda esta diversa población guei no hubieran tomado la palabra, es decir, no hubiera articulado discursos a través de los cuales expresarse y dejar en claro su existencia.


Dichos discursos no solo implicaban su mayor o menor visibilización (estos somos aquí estamos), también, y más importante aún, planteaban reivindicaciones sociales (somos y tenemos derechos).
Estos discursos visibilizadores y reivindicativos dan cuenta de grupos que no se pliegan al molde y a los patrones sexuales y genéricos oficiales, es decir, que no responden al régimen heterosexista predominante. Estos discursos visibilizadores y reivindicativos, en la medida que se construyen desde la periferia del poder heterosexista, son, necesariamente, de una dimensión política y militante (recuérdese que la política, está relacionada, indefectiblemente, con el ejercicio de poder).
En el terreno de lo político, el intercambio con agrupaciones y colectivos diversos, como el antirracista, el feminista, etc., han significado sendas experiencias de aprendizaje, en las que muchos activistas gueis han aprendido, entre otras cosas, a reconocer que su accionar hegemonizante, es el resultado de su socialización de género patriarcal y machista, que los proyectaba, en tanto varones, a controlar y dominar el ámbito público (recuérdese que fue la división espacial establecida por los ordenes patriarcal y burgués liberal, la que destinó a los varones al ámbito público y a las mujeres al ámbito privado).
La experiencia de una interrelación más próxima con otras con agrupaciones y colectivos (inclusive con otros grupos identitarios como el lésbico, el trans y el bisexual), ha permitido que los activistas gueis reconozcan y validen, entre otras cosas, otras formas de ejercer el poder y hacer política, diferentes a las impuestas por el patriarcado y el orden burgués liberal.
Un ejemplo de ello sería, el que muchas agrupaciones gueis, al momento de la toma de decisiones, privilegian la vía del consenso, antes que la vía tradicional, masculina y burguesa liberal consistente en votaciones en las se imponga la dictadura de la mayoría (al fin y al cabo, el modelo democrático liberal, consistente en votaciones y superioridad numérica, es una versión “revisada” de la competencia masculina, pues cambia el plano del enfrentamiento del nivel individual al colectivo, donde ya no se trata de competir entre individuos, sino entre grupos y donde sigue imperando la patriarcal ley del más fuerte, lo que significa que el vencedor ya no es un individuo, sino el grupo más numeroso, el que consigue el mayor número de votantes, o sea, la dictadura de la mayoría).
Hoy por hoy esta, capacidad organizativa ha devenido en movimiento social a tomarse en cuenta en el desarrollo de cualquier país. En consecuencia, no se puede perder de vista el futuro de sus organizaciones gueis, pues ellas ya son parte innegable de la vida comunitaria de nuestras sociedades.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. Foto tomada de: absolutcadiz.com
2. Foto tomada de: miasterisco.com.ar

martes, 15 de junio de 2010

SOBRE INTERNET Y LOS MOVIMIENTOS SOCIALES.


Amistades mías:
Reciban mis saludos más sinceros y mis mejores deseos.

Sobre internet, no comparto la visión glorificante que tienen muchos activistas lesbianas, gueis, bisexuales y trans (LGBT) sobre el papel que juega internet en el movimiento LGBT.
Debemos tener en cuenta, de que internet quebró el horizonte referencial que en el movimiento LGBT, habían dejado las revueltas estudiantiles y juveniles de 1968 (cuyo cenit fue la revuelta de París de mayo del 68) y la revuelta de Stonewall en Nueva York (junio del 69).

Internet, al abrir nuevas formas de comunicación, dejó sin piso al activismo LGBT tradicional, que hacia proselitismo entre los grupos de lesbianas, gueis, bisexuales y trans que socializaban en espacios públicos o de uso masivo.
Ello se debió a que internet, al ofrecer anonimato y “privacidad”, coadyuvo a que muchas personas lesbianas, gueis, bisexuales y trans, mantuvieran sus closets (el ocultamiento de sus preferencias sexuales), algo que colisionaba, directamente, con los intereses del movimiento LGBT.
Ello se explica a partir del hecho, de que la visibilización ha sido, y aún es, uno de los principales objetivos del movimiento LGBT, que, entre otras cosas, lucha contra la negación y el ocultamiento de las diversidades genéricas y sexuales, impuesto por la cultura hegemónica y oficial.
Todo apunta a que, por lo menos a nivel latinoamericano, el movimiento LGBT aún no se adapte del todo, a la irrupción de la internet. Algo que se traduce en un limitado poder de convocatoria para el activismo político LGBT.
Hasta aquí podría asumirse que internet solo ha afectado al movimiento LGBT, pero la derrota de Antanas Mockus, el candidato verde (ecologista), en las últimas elecciones presidenciales colombianas, revela como internet si pudo afectar a otros movimientos sociales.
Dicha elección presidencial reveló que el impacto de internet (y de las redes sociales), por lo menos en Latinoamérica, ha sido sobredimensionado, habida cuenta de que el acceso a internet de amplios sectores populares, tanto urbanos como rurales, es bastante limitado, si es que no inexistente.
Se impone aquí, el cuestionamiento de internet como una posible burbuja fabricada por los medios periodísticos televisivos e impresos a partir de una serie de datos concretos.
Demos por descontado el hecho, de que hay gente que se cree todo lo que se encuentra en internet y, aún así, asumamos que cierta información es, medianamente, real y certera.

Las paginas de internet más visitadas, no son las de información, son las de chat, redes sociales (como facebook o twitter) o los juegos en línea (claro esta, sin contar las paginas de pornografía).
La cosa se pone más oscura, si aceptamos que las paginas de información más visitadas, no son paginas “alternativas”, sino aquellas que representan a la cultura hegemónica y oficial e, incluso, aquellas que, de alguna manera, acompañan al poder político (como las paginas de los grandes diarios latinoamericanos).
Por su parte, si tomamos en cuenta que las vías de comunicación que siguen en internet los movimientos sociales, son empresas comerciales privadas que responden a intereses mercantiles (desde aquellas que venden dominios y hostings hasta aquellas que articulan comunidades virtuales, como los grupos en yahoo o google y las redes sociales como facebook y twitter), como que la cuestión se pone peliaguda.
Y hasta ahora no logro vislumbrar cual es el impacto (quizás no haya tal) de que la navegación por el ciberespacio, se haga por medio de un solo navegador: el “explorer”, que pertenece a una empresa acusada en varias ocasiones de prácticas monopólicas (cuando menos hasta los 90’s se encontraba aún el “navigator”).
Más si a todo lo anterior, le sumamos que se ha distorsionado el “target” poblacional al cual apuntan los movimientos sociales, tenemos que internet impuso la interactividad, razón por la cual los movimientos sociales, en internet, no pueden limitar su accionar, a la simple difusión de sus propuestas políticas, como si los usuarios del ciberespacio fueran meros receptores pasivos, de la información que se les envía.
Es un hecho el que la interacción permanente, se ha convertido en el principal medio, por el cual la participación de los movimientos sociales en internet puede ser realmente efectiva.

Mas no es en la internet, en donde los movimientos sociales latinoamericanos deben concentrar sus mayores esfuerzos. Al respecto, la vieja labor de las y los antiguos evangelizadores religiosos o el trabajo de convencimiento a nivel interpersonal que hacían las y los activistas anarquistas y socialistas en los siglos XIX y XX, parecen haber caído en el olvido.
Y no es que se trate de un método desfasado, pues los grupos religiosos evangélicos, que van de puerta en puerta llevando sus discursos religiosos, han pasado, con esa sola formula, ha ser un importante grupo social que ha puesto en jaque la hegemonía de la iglesia católica.
Lamentablemente, esa labor proselitista parece ser minimizada por muchos movimientos sociales, que han privilegiado el trabajo hacia afuera, de cara al estado, que hacia adentro, hacia las poblaciones diversas que son, necesariamente, la base y el sustento de cualquier movimiento social.
Para muchas personas, internet es el futuro, algo que, posiblemente, puede ser cierto. Sin embargo, me parece demasiado pronto el asumir que internet, sea, actualmente, la mejor opción para el accionar de los movimientos sociales, habida cuenta de que eso a lo que se llama futuro, no resulta claro y aún esta por dilucidar.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. Foto tomada de: rosacobos.files.wordpress.com
2. Imagen tomada de: lima.olx.com.pe
3. Imagen tomada de: entuhouse.com

martes, 8 de junio de 2010

CONTRA EL FUTBOL.


Queridas amistades:
Los saludos y les envió mis mejores deseos.

Me confieso ante uds. Hasta mi adolescencia jugaba futbol, no era ni bueno ni mal, y en muy contadas ocasiones llegue a meter algunos goles.
También confieso que me gustaba, al grado de ver los mundiales de España 82 y México 86.
Italia 90 fue el clímax de mi afición, ya que me sople todos los partidos sin excepción y recuerdo que los disfrute.
Con respecto a los campeonatos nacionales, fui “fan” de un equipo de la capital y en contadas ocasiones, lo fui a ver al estadio (cuando jugó con equipos “grandes”). Me gustaba tanto el futbol, que papá llegó a ofrecerme el llevarme al mundial de EE.UU. 94.


Más todo cambió cuando empecé a notar un trasfondo que antes me resultaba inadvertido: que en mi país el futbol es bastante mediocre (por no decir malísimo). Peor aún, el campeonato de primera división era para llorar, era y todavía es de los peores de Latinoamérica. En cuanto a la selección nacional, es tan mala que mi país no pisa un mundial desde el año 82.
Actualmente el futbol no me gusta, pero lejos de ser ello un sentimiento generalizado (por lo malo del futbol patrio), pareciera que entre peor se juega, dicho deporta acrecienta la cantidad de aficionados (puritito masoquismo).
El asunto alcanza ribetes de alienación, pues a pesar de lo malo que somos, muchas y muchos aficionados, que ignorando los partidos y jugadores de equipos menores, se saben incluso las fechas de los partidos y los nombres de decenas de jugadores de las ligas de Inglaterra, Alemania, España, Italia, Brasil o Argentina (aún cuando no conozcan el idioma del país y la pronunciación de tales nombres).
Se también de muchas y muchos aficionados futboleros que ni siquiera saben los equipos que juegan en la segunda división de mi país, pero si saben el nombre de todos los equipos de alguna liga extranjera, aún sin saber a qué ciudad o localidad representan (por ejemplo, afirman ser hincas del SV Werder Bremen y difícilmente ubican en un mapa alemán, donde queda la ciudad de Brema).
En estos días el asunto se torna más desopilante, pues pronto se inicia el mundial de Sudáfrica 10 y las y los aficionados, por un mes entero, se prenderán de televisión, radio e internet, para ver todos los partidos sin excepción, así juegue países que les resulten desconocidos y de los que no sepan cuál sea su locación.
Y la cosa se pone color de hormiga, ya que para aquellos que dejamos, por cuestiones de salud mental, la afición al futbol, las fechas de los campeonatos locales, regionales o mundiales se torna insufribles, pues en estos días el chovinismo hace su aparición a extremos verdaderamente superlativos.
En dichas fechas, las frases penosas e inaguantables no se hacen esperar y se escucha por todos lados despropósitos del calibre de: “el equipo es un sentimiento”, “el amor a la camiseta” o, refiriéndose a la selección, “la representación patriótica o nacional” (y yo que a duras penas me siento representado por el ministro de RR.EE. de mi país y las y los aficionados futboleros se desgarran las vestiduras por 11 sujetos a quienes ni conocen y que, a fin de cuentas, solo disputan un juego trivial).
Pasando a otro nivel, si nos tornamos un poco más “conscientes”, sabemos que muchas de las grandes organizaciones deportivas nacionales e internacionales (como la COI o la FIFA), están profundamente corrompidas.


Ergo, cada vez que vamos a los partidos futbolísticos o los vemos por la tele, o los escuchamos por la radio, etc., partidos ya sean de clubes locales, de las federaciones de futbol nacionales o del mundial de la FIFA (entidades denunciadas por diversas corruptelas), estamos no solo avalando la corrupción de semejantes entidades desprestigiadas, sino que, además, estamos contribuyendo, ciegamente, al enriquecimiento de sus dirigentes corruptos.
Por estas y otras razones, hace mucho tiempo que dejé de gustar del futbol y cada vez que me topo con las y los alienados, chovinistas e inconscientes aficionados, no sé si rabiar, llorar o huir de espanto, pues dichas y dichos aficionados están verdaderamente convencidos, de que si una o uno no gusta del futbol, es porque algo anda mal en nuestro interior.
Es en estos momentos que temo tanto por mi cordura como por la cordura ajena, pues con un mes escuchando a estas ordalías futboleras, apoyadas por todos los medios de comunicación (y aquí nadie cuestiona la labor atarantadora de dichos medios) y todas las empresas de merchandising involucradas, quedan demostrados los niveles de irracionalidad a los que nos empuja la omnipresente sociedad de consumo en la que vivimos inmersos.
No me queda más que esperar a julio y celebrar entonces, el haber sobrevivido a otro mundial.

Se despide su amigo uranista.

Ho.
 
Imágenes.
1. Foto tomada de: es.wikipedia.org
2. Imagen tomada de: afichesfutbol.com.ar

martes, 1 de junio de 2010

RECETA PARA EL AMOR.

Queridas amistades:
Reciban mis saludos y mis mejores deseos.

Hace tiempo, en un foro de debate en internet, un participante lanzo como tema de discusión, algo que al parecer es preocupación general del común de los mortales: “consejería, guía u orientación para buscar o encontrar compañía afectivo sexual, es decir, una persona amada”.
Para muchas otras personas ello es una cursilería, pero es una preocupación de casi vida o muerte para el común de los mortales.

Mi respuesta a esta cuestión es la siguiente: que todo el mundo se mete a dar consejos, sugerencias o recomendacio-nes, incluso aquellos que no tienen o mantienen relaciones o amantes y que si hubiera una receta o formula, que además fuera fácil o sencilla, todo el mundo se haría pastel.
Mi conclusión es simple, no hay receta o fórmula para el amor y más aún, lo que le funciona a unas y unos, no necesariamente les funciona a otras u otros.
Cada quien se enamora de alguien por razones particulares, algo que se aprecia en el hecho de que las razones para haberse enamorado de una persona, no son las mismas por las que una o uno se enamora de otra.
En consecuencia, la consejería, orientación o guía para el amor se vuelve un albur, algo que, sin lugar a dudas, es un despropósito.
En tales circunstancias, me resulta más fácil y sencillo hacer una aproximación al tema del amor desde la negación, es decir, desde la perspectiva de lo que no es amor.
Siendo así, y partiendo del hecho concreto de que cada quien se enamora de una persona por razones diversas, tiene mayor relevancia lo que sentimos, que nuestra o nuestro sujeto de deseo afectivo.
Esto nos conduce a lo sostenido por la psicología, en cuanto a que el amor es una facultad, una capacidad, muy ligada a la madurez. En otros términos, el amor, nuestra capacidad de amar, está sujeta al aprendizaje y se amplifica en la medida en que vamos desarrollando nuestra personalidad y carácter.
En tal sentido, entre más inmaduras o inmaduros seamos, nuestra capacidad de amar será menor y, consiguientemente, la calidad de nuestro amor será también menor. Contrariamente, entre más vallamos madurando nuestra capacidad amatoria aumentara, al igual que aumentara la calidad de nuestro amor.
Una prueba más que patente de esta inmadurez, es la consideración, consciente o inconsciente, de la pareja como una propiedad. Damos por descontado que las personas no son nuestras propiedades, por más amantes nuestros que sean, sin embargo, hay gentes que desconocen esto, gentes que ignoran que cada persona es un ser individual y como tal, tiene derecho a su vida individual, a sus tiempos y espacios propios, independientes a las relaciones afectivo sexuales y de convivencia que compartan (algo que se debería reconocer obligatoria y forzosamente).
Siendo así, aquellas personas que asumen que en una relación no debe haber secretos o que la pareja no pueda tener cosas, tiempos, espacios o amistades independientes a la relación, están teniendo una visión inmadura y errada de una relación amorosa, pues presuponen la aniquilación de la individualidad de las o los amantes.

Otro yerro común tiene que ver con la o le sujeto de nuestros afectos. Al respecto, a través de la historia, las nociones sobre el amor han cambiado sustancialmente. Así, antes del siglo XIX, la o el sujeto de los afectos no tenía la importancia que tiene en el presente, en occidente.
Mientras que para la sociedad occidental el amor es visto como una experiencia personal espontanea, que se formalizaba en la consolidación de un vínculo familiar (vinculo que para los sectores sociales más conservadores es el matrimonio), para muchas sociedades premodernas el amor, que surgía con la convivencia cotidiana, era como una amalgama que consolidaba los vínculos familiares (así, en un matrimonio contraído por intereses sociales y económicos, el amor llegaría, con el tiempo, para consolidar aquel vínculo familiar). En otros términos, en sociedades no occidentales y premodernas, más importante que la o el sujeto de afecto, era la función del amor.
Fue el romanticismo decimonónico el que acrecentó enormemente la importancia del sujeto por encima de la función del amor.
Para empeorar la situación, para la ideología romanticista la o el sujeto de los afectos no era una persona concreta, sino una completa abstracción una idealización que derivó en “cuentos de hadas”, en donde solo hay princesas encantadas (encantadoras) y príncipes azules.
Precisamente, de aquí se derivan muchos de los problemas que surgen en relación al amor. Una de ellas, es acerca de la incapacidad que muestra mucha gente, para enamorarse de personas concretas, humanas, con pocas virtudes y muchos defectos, y se sumen en las fantasías de las abstracciones (que si no son la princesa encantadora y el príncipe azul, es el amor a la humanidad, al género humano, pero jamás es la o el simple mortal que se tiene enfrente).
Un yerro más en cuanto al amor, tiene que ver con la no identificación del amante romántico con la familia. Me explico, mucha gente no asume que su pareja (su amor romántico) es o debería constituirse como su familia.
Ello conlleva a que en muchas relaciones, las y/o los involucrados terminen su relación y se separen, por que el amor romántico se le acabó y se les hace necesario buscar un nuevo amor romántico.
Bajo esta perspectiva, las personas no se permiten madurar y tampoco permiten que su amor romántico cambie, se desarrolle y se transforme en amor familiar.
Precisamente, todo parece indicar que las relaciones que mas duración y estabilidad tienen, serian aquellas que dejaron atrás ese ilusorio amor romántico y asumieron un amor mucho más maduro, que implicaba, entre otras cosas, ver a la pareja como a su familia.

Para terminar, no habiendo receta mágica o formula milagrosa para el amor, este depende enteramente de nuestra madurez como personas, algo que es necesario e imprescindible que aprendan muchas y muchos ciegos románticos, que se niegan a aceptar que los cuentos de hadas, las telenovelas y las películas, son ficciones antes que cruda vida real.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. Foto tomada de: pedrothinker.wordpress.com
2. Foto tomada de: suburbtopia.blogspot.com
3. Foto tomada de: planocreativo.wordpress.com