Queridxs amigxs:
Nuevamente los saludo y les envió mis mejores deseos.
Les contare que regularmente no me sorprendo, con las cosas que ocurren y de las que me entero, aunque, a pesar de mis denodados esfuerzos por lograr el más absoluto estoicismo, siempre hay algo que me deja perplejo y anonadado. Lo último resultó ser, el hecho de que muchas ONG’s que defienden derechos humanos, hacen trabajar a sus empleados jornadas laborales de más de 8 horas diarias (llegando algunos a afirmar, que son jornadas de hasta 12 horas al día).
Eso lo esperaba de lxs puercos empresarixs neoliberales, pero, ¡de una ONG que defiende derechos humanos!, ¿en dónde estamos?
Ojo, cuando me refiero a ONG’s de DD.HH., hablo de cualquiera dedicada a derechos, no solo en general, sino también en específico (derechos de las mujeres, antirracistas, de homosexuales, etc.).
No es necesario recalcar, que el reclamo por la jornada laboral de 8 horas data del siglo XIX, reclamo que iba en contra el abuso de los empresarios industriales, que obligaban a trabajar a sus obreros jornadas de hasta 18 horas al día; que la OIT, desde 1919, oficializó la jornada laboral de 48 horas semanales; que el criterio de 8 horas se basó en la división del día en tres partes: 8 horas para trabajar, 8 horas para descansar (dormir) y 8 horas para la casa (la familia); que es un derecho reconocido a nivel mundial; etc.
Nuevamente los saludo y les envió mis mejores deseos.
Les contare que regularmente no me sorprendo, con las cosas que ocurren y de las que me entero, aunque, a pesar de mis denodados esfuerzos por lograr el más absoluto estoicismo, siempre hay algo que me deja perplejo y anonadado. Lo último resultó ser, el hecho de que muchas ONG’s que defienden derechos humanos, hacen trabajar a sus empleados jornadas laborales de más de 8 horas diarias (llegando algunos a afirmar, que son jornadas de hasta 12 horas al día).
Eso lo esperaba de lxs puercos empresarixs neoliberales, pero, ¡de una ONG que defiende derechos humanos!, ¿en dónde estamos?
Ojo, cuando me refiero a ONG’s de DD.HH., hablo de cualquiera dedicada a derechos, no solo en general, sino también en específico (derechos de las mujeres, antirracistas, de homosexuales, etc.).
No es necesario recalcar, que el reclamo por la jornada laboral de 8 horas data del siglo XIX, reclamo que iba en contra el abuso de los empresarios industriales, que obligaban a trabajar a sus obreros jornadas de hasta 18 horas al día; que la OIT, desde 1919, oficializó la jornada laboral de 48 horas semanales; que el criterio de 8 horas se basó en la división del día en tres partes: 8 horas para trabajar, 8 horas para descansar (dormir) y 8 horas para la casa (la familia); que es un derecho reconocido a nivel mundial; etc.
Podría hablar, incluso, de que este paradigma se ha superado, ventajosamente, en países del primer mundo (principalmente en Europa), donde ya no hay una jornada laboral de 48 horas a la semana (trabajos de 8 horas diarias, de lunes a viernes), sino de 40 horas semanales y hasta de 35 horas.
Más aún, en algunos países del primer mundo hay salarios mínimos por hora de trabajo y se ha llegado al punto, de que este salario mínimo por hora no sea plano, sino proporcional, es decir, que el salario sea mayor en temporadas, días y horas que tienen claras desventajas.
Como se aprecia, la sociedad civilizada busca mejorar la calidad de vida de los trabajadores, pero en nuestro país, tan latinoamericano, tan tercermundista, hasta las ONG’s libertarias explotan a sus empleados.
Precisamente, en Latinoamérica, algunos estudios apuntan a que la población económicamente activa de la región, llega a trabajar un promedio de entre ¡72 horas a la semana!, esto es, ¡12 horas diarias de lunes a sábado!
A eso se llama, con todas sus letras, ABUSO y EXPLOTACIÓN.
Hagamos, aquí, un repaso del día de un trabajador que soporta sus 72 horas de explotación.
Primeramente: trabajar 12 horas diarias, como un siervo o un esclavo, por un sueldo miserable (que inclusive no siendo el mínimo, jamás alcanza), para poder sustentarse a lo largo de un mes. Nos quedan 12 horas del día (los que no ganan ni siquiera el mínimo, tendrán que trabajar más horas).
Segundamente: descansar, dormir, 8 horas diarias. Al respecto, diversos estudios afirman que, el ser humano promedio requiere de, aproximadamente, 8 horas diarias para descansar, habiendo quien necesite menos horas y quien necesite más. Su salud y su mejor desenvolvimiento laboral y social, exigen que las horas de sueño sean respetadas. Esto nos deja con 4 horas del día.
Terceramente: ¿alguien, en su sano juicio, considera posible, poder llevar una vida personal, familiar y social con solo cuatro horas al día?
Sin lugar a dudas, lxs explotadores dirán que para eso esta el día de descanso, pero, no estamos hablando de robots, estamos hablando de seres humanos.
Nuestras relaciones afectivas, con lxs (m/p)adres, las parejas, lxs hijxs, las amistades, etc., necesitan de tiempo para que sean de calidad. No se pueden, mecánicamente, postergar para más tarde o para mañana.
Necesitamos tiempo para dedicarlo a la relajación y al entretenimiento (el mal llamado ocio). Sobre este punto, muchas y muchos psicólogos y médicos afirman que la relajación y el entretenimiento, son vitales, necesarios, para nuestro desarrollo integral como seres humanos. Estas necesidades no pueden ser postergadas para el día de descanso, por que son necesidades cotidianas, repito, no somos robots. Aquellas y aquellos psicólogos y médicos afirman, también, que nuestro desempeño laboral mejora notablemente, satisfaciendo dichas necesidades de “ocio”.
Más aún, en algunos países del primer mundo hay salarios mínimos por hora de trabajo y se ha llegado al punto, de que este salario mínimo por hora no sea plano, sino proporcional, es decir, que el salario sea mayor en temporadas, días y horas que tienen claras desventajas.
Como se aprecia, la sociedad civilizada busca mejorar la calidad de vida de los trabajadores, pero en nuestro país, tan latinoamericano, tan tercermundista, hasta las ONG’s libertarias explotan a sus empleados.
Precisamente, en Latinoamérica, algunos estudios apuntan a que la población económicamente activa de la región, llega a trabajar un promedio de entre ¡72 horas a la semana!, esto es, ¡12 horas diarias de lunes a sábado!
A eso se llama, con todas sus letras, ABUSO y EXPLOTACIÓN.
Hagamos, aquí, un repaso del día de un trabajador que soporta sus 72 horas de explotación.
Primeramente: trabajar 12 horas diarias, como un siervo o un esclavo, por un sueldo miserable (que inclusive no siendo el mínimo, jamás alcanza), para poder sustentarse a lo largo de un mes. Nos quedan 12 horas del día (los que no ganan ni siquiera el mínimo, tendrán que trabajar más horas).
Segundamente: descansar, dormir, 8 horas diarias. Al respecto, diversos estudios afirman que, el ser humano promedio requiere de, aproximadamente, 8 horas diarias para descansar, habiendo quien necesite menos horas y quien necesite más. Su salud y su mejor desenvolvimiento laboral y social, exigen que las horas de sueño sean respetadas. Esto nos deja con 4 horas del día.
Terceramente: ¿alguien, en su sano juicio, considera posible, poder llevar una vida personal, familiar y social con solo cuatro horas al día?
Sin lugar a dudas, lxs explotadores dirán que para eso esta el día de descanso, pero, no estamos hablando de robots, estamos hablando de seres humanos.
Nuestras relaciones afectivas, con lxs (m/p)adres, las parejas, lxs hijxs, las amistades, etc., necesitan de tiempo para que sean de calidad. No se pueden, mecánicamente, postergar para más tarde o para mañana.
Necesitamos tiempo para dedicarlo a la relajación y al entretenimiento (el mal llamado ocio). Sobre este punto, muchas y muchos psicólogos y médicos afirman que la relajación y el entretenimiento, son vitales, necesarios, para nuestro desarrollo integral como seres humanos. Estas necesidades no pueden ser postergadas para el día de descanso, por que son necesidades cotidianas, repito, no somos robots. Aquellas y aquellos psicólogos y médicos afirman, también, que nuestro desempeño laboral mejora notablemente, satisfaciendo dichas necesidades de “ocio”.
Si bien hasta la década de los sesenta, lxs puercxs neoliberales podían alegar, que trabajar la mitad de un día, era una cuestión que dependía, únicamente, de la voluntad de cada persona, pues ese esfuerzo redundaría en su progreso individual y familiar; hoy por hoy, con el desarrollo de las investigaciones psicológicas y medicas, difícilmente alguien puede negar, que la prolongación abusiva de una jornada laboral, no tenga efectos negativos sobre la salud, psicológica, emocional y física de toda persona. Lamentablemente, en nuestra realidades latinoamericanas y tercermundistas, si hasta las ONG’s que defienden derechos humanos son negligentes y abusivas con sus trabajadores ¿Qué se puede esperar de lxs empresarixs insensibles y/o neoliberales?
Se despide su amigo uranista.
Ho.
Ho.
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