martes, 9 de noviembre de 2010

CONTRA LOS DERECHOS DE AUTOR Y LAS PATENTES.


Queridas amistades:
Les saludo y les envió mis mejores deseos.

Días atrás, algunos diarios limeños reportaban, que el último libro de Vargas Llosa, “El Sueño del Celta”, recientemente editado en el Perú, ya había sido pirateado.
Para mí esto era algo de esperarse, pues la expectativa que generó la concesión del premio nobel al escritor peruano, había suscitado la curiosidad de muchas gentes, que esperaban, con ansias, leer la nueva novela del galardonado escritor.
Pero esta demanda no se vio atendida ni mucho menos satisfecha, ya que la casa editorial que publicaba la novela en cuestión, prefirió lanzar, primero, una edición “costosa” en vez de una edición popular. Por ello era obvio que la piratería no se iba a hacer esperar.
En tal situación, y siguiendo las leyes del mercado, una demanda siempre encontrara un proveedor que la satisfaga, en este caso, la necesidad popular fue atendida por el mercado negro.
El problema aquí no fue el mercado negro, sino los intermediarios, pues sabiendo cómo son las reglas del mercado, prefirieron aspirar a una edición que, en teoría, les reportara un amplio margen de ganancias (la mencionada edición “costosa”), que lanzar una edición popular que, a todas luces, rendiría un menor margen de ganancias.
Sin lugar a dudas, la piratería es un “mal” que aqueja a las grandes empresas que fungen de intermediarias entre quien produce y quienes consumen, ya que sus políticas empresariales van encaminadas a la consecución del máximo lucro posible.
Ahora, desde cierto punto de vista (para mi codicioso y mercenario) esta aspiración al máximo lucro es plenamente legítima, sin embargo, no por ello está exenta de sendos cuestionamientos.
Al respecto, por diversos motivos, ciertos negocios, por su carácter humanitario y social, no pueden ser asumidos como simples comercios de superfluidades (la salud pública y la cultura por ejemplo). En otros casos, ciertos negocios, a cuenta del privilegio de unos pocos, no puede ir en detrimento de las más elementales reglas del mercado (que a corto, mediano o largo plazo generan alteraciones y restricciones a la economía y al progreso).
Aquí los cuestionamientos se refieren, explícitamente, a las circunstancias, que, en el presente, rodean a los derechos de autor (el llamado copyright) y a las patentes, que en algunos casos, distorsionan el mercado y en otros casos, impiden el desarrollo tecnológico y científico.


En un principio, las leyes de derechos de autor y de patentes se dieron para reconocer el trabajo de las y los creadores, inventores y productores, es decir, que estas leyes de protección servían para que las y los creadores, inventores y productores pudieran recibir el reconocimiento y las remuneraciones por su trabajo.
Más con el tiempo, dichas leyes han dejado de proteger a las y los directamente interesados y empezaron a favorecer a los intermediarios (en gran numero grandes empresas), los cuales, en el presente, son los que más ganan y se benefician de las leyes de derechos de autor y de patentes. Tales intermediarios llegan a tener, sin lugar a dudas, una posición hegemónica y hasta dominante en la economía, ya que no solo controlan a las y los creadores, inventores y productores a través de obligatorias relaciones contractuales, sino que, también, tienen un gran poder sobre la economía, al disponer, a su voluntad, de las obras, inventos y productos a ofertarse y venderse en los mercados.


En sí mismos los derechos de autor y las patentes son normas legales proteccionistas, que conceden un monopolio a las y los propietarios de dichos derechos de autor y patentes. Por otro lado, tenemos que las medidas proteccionistas y los monopolios son completamente contrarios a una economía de libre mercado.
En consecuencia, tales normas legales dificultan la libre difusión de la cultura y las innovaciones tecnológico científicas (frenando el desarrollo cultural, tecnológico y científico); suponen sendos obstáculos a la libre competencia; desincentivan la investigación tecnológica y científica (tras establecer períodos de utilización exclusiva de las tecnologías y los logros científicos sin necesidad de mejorarlos) y dificultan el acceso de los países con menores recursos a la producción cultural extranjera y a las nuevas tecnologías.
Lamentablemente estas medidas proteccionistas y monopólicas, que en su momento salvaguardaron a creadores, inventores y productores, hoy por hoy se yerguen como privilegios que benefician, básicamente, a grandes corporaciones empresariales, que usufructúan estas medidas proteccionistas y monopólicas, en detrimento de las y los creadores, inventores y productores de un lado y del público consumidor del otro.
Son las y los creadores, inventores y productores y el público consumidor en general, los mayores perjudicados por estas desvirtuadas leyes de derechos de autor y de patentes, pues tales leyes dejan a creadores, inventores, productores y público consumidor a merced de la codicia mercenaria de las grandes compañías intermediarias, quienes ignoran y desconocen, adrede, no solo las más elementales reglas que rigen el libre mercado, sino, también, los requerimientos y necesidades de las y los creadores, inventores, productores y del público consumidor, todo ello, sin contemplaciones, a cambio de pingües ganancias.
No es casual, entonces, que una serie de músicos, cineastas, literatos, inventores y científicos en general sean las y los abanderados de una seria movida contra los derechos de autor y las patentes y que, además, apoyen a la piratería como una práctica válida y alternativa ante los abusos, arbitrariedades e injusticias de unas desvirtuadas, explotadoras y nada libertarias leyes de derechos de autor y de patentes.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. Imagen tomada de: losclubpenguins.wordpress.com
2. Imagen tomada de: noticiastech.com

1 comentario:

  1. De acuerdo. Pienso que hay cosas que, como el agua, fluyen y buscan su camino, rodeando obstaculos, o limándolos pacientemente, y siguen y siguen. Cosas como el querer conocer, ver, experimentar. Si se la ponen difícil a la gente, encontrará algún modo. No siempre lo ilegal es injusto ni todo lo legal es justo. Pero es lo que me parece.

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