jueves, 15 de julio de 2010

DE LIBERALES Y NEOLIBERALES.


Queridas amistades:
Reciban mis saludos y mis mejores deseos.

Sobre ideologías políticas, hay varias nociones que considero deberían conocerse, antes de atribuir a tal o cual postura los rótulos de liberal o neoliberal. Aclaro que no me considero un gran teórico o conocedor, pero compartiré con vosotros las nociones que manejo.
Empecemos por el principio, el discurso liberal hunde sus raíces en ciertos planteamientos postulados por la ilustración.
Para la ilustración, criterios como la racionalidad y la lógica son fundamentales para la práctica política.
Siendo así, no habría nada más contradictorio que un político apasionado. Me explico, la pasión, tal como la entiende occidente (es decir, generalizada, en las mismas manifestaciones, entre todos las gentes), es un criterio romántico, es decir, que fue el romanticismo el que impuso la pasión en la política (recuérdese que el romanticismo influyó, negativamente, a todas las ideologías del siglo XIX, tales como, el liberalismo, el socialismo, el conservadurismo, el anarquismo y hasta al saber científico).
La pasión, caracterizada por los románticos como sentimental e irracional, se opone a la racionalidad propugnada por la ilustración. En tal sentido, el romanticismo no solo satanizo la racionalidad en la política (al presentarla como fría y calculadora), sino que, además, estimulo la vehemencia impulsiva de lo sentimental y la imprudencia irreflexiva de lo irracional en la política.

Para el liberalismo, la racionalidad estaría encaminada hacia la organización de la sociedad y, sobre todo, el estado. De aquí surge la importancia del liberalismo político, pues de la organización racional del estado, se derivan las condiciones necesarias para que la humanidad pueda vivir libremente.
He aquí el punto de partida que diferencia a liberales de neoliberales y es que, si para los primeros el liberalismo político y el liberalismo económico están indisolublemente unidos, para los segundos hay una jerarquía (expresada directa o indirectamente) entre ambas ramas del liberalismo.
Los neoliberales anteponen lo económico a lo político (de ahí que se les pueda calificar de economicistas) y esta tendencia se perfilo, ideológicamente, en la segunda mitad del siglo XX, para, luego, materializarse con la dictadura chilena de Pinochet y las dictaduras de los llamados tigres asiáticos.
Para los liberales, Estados Unidos y Gran Bretaña son ejemplos de cómo lo económico va de la mano de lo político (ya que aquellos países desarrollaron sus modelos económico liberales, el capitalismo y nunca quebraron sus sistemas político liberales, el estado democrático liberal).
Más las diferenciaciones no se limitan a ello, puesto que pueden vislumbrarse en otros aspectos de la sociedad. Así, el liberalismo supone una estricta división de los ámbitos público y privado. Aquí, para los liberales, lo político queda identificado con el ámbito público, mientras que lo económico queda identificado con el ámbito de lo privado. Esto supone que no debe haber injerencia de lo político sobre lo económico, ni viceversa. Sin embargo, para los neoliberales, lo privado, en su expresión de lo económico, si puede tener cierta injerencia en el ámbito de lo público.

El ejemplo más claro de ello, es el referido a la cultura. Al respecto, desde la óptica liberal, a grandes rasgos, lo privado está referido a las y los sujetos particulares (a lo que a ellos les concierna en tanto individuos), mientras que lo público está referido al colectivo poblacional, a lo que les es común y/o mancomunado.
En este marco referencial, si concordamos que la cultura tiene que ver con el ser humano en tanto miembro de una sociedad, entonces asumiremos que ver con lo común a la población, con lo que es mancomunado a ella, en otras palabras, tiene que ver con lo público.
Todo lo anterior supone que para los liberales, la cultura tiene que ver con lo público y, por ende, con lo político. Más para los neoliberales, la cultura puede privatizarse, en tanto es reducida a negocios, empresas privadas, etc., es decir, que la cultura es restringida al ámbito económico.
Un aspecto más de la diferenciación liberal/neoliberal tiene que ver con aquello que se conoce como vida privada, aunque en si el asunto concierne más a los conservadores, es innegable que, en cierto punto, neoliberales y conservadores terminan jugando al unisonó.
Desde el punto de vista liberal, la sola voluntad es la principal fuente del derecho, es decir, que la voluntad de la persona prima sobre cualquier otra consideración.
Siendo así, cualquier persona puede decidir voluntariamente acerca de que partes de su vida pueden volverse públicas o privadas (el liberalismo, hasta cierto punto, lo permite, aunque no lo propugna).

Este hecho ha sido tomado por muchos grupos sociales como instrumento político. Así, diversos grupos, como los feministas y los lésbico gueis, proclaman que lo personal (lo privado) también es político (público).
Sin embargo, los conservadores niegan este planteamiento, pues es en el ámbito público/político, en donde se dan los cambios sociales (cambios a los que se oponen, cuanto pueden, los adalides de la conservación).
En este punto neoliberales y conservadores coinciden pues ambos minimizan el valor de los derechos humanos y ciudadanos (derechos políticos, liberalismo político).
Podría explayarme en otras consideraciones, pero creo que con estas bastan por el momento. Al final, espero que estas cuantas consideraciones sirvan de luz, al momento de trazar distinciones entre liberales y neoliberales.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes. 
1. John Locke, padre del liberalismo. Imagen tomada de: reactionismwatch.wordpress.com
2. Milton Friedman, padre de los "Chicago Boys" propulsores del neoliberalismo. Imagen tomada de: luisramirez.cl
3. Caricatura tomada de: lalibertadylaley.wordpress.com

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