lunes, 10 de mayo de 2010

1968.


Queridas amistades:
Los saludo y les envió mis parabienes.

La “revolución” de 1968, que tuvo su “epicentro” en Francia y su cenit en el mes de Mayo, fue uno de sucesos históricos más importantes del siglo XX.
En muchos sentidos, fue el comienzo de lo que vivimos en el presente, pues la forma en que vemos el mundo y encaramos nuestro porvenir, hunde sus raíces en una época de grandes cambios y transformaciones sociales, que tiene como hito fundacional, las revueltas estudiantiles del 68’ que abarcaron todo el globo, desde Francia a México y desde Estados Unidos al Japón.


Puede decirse que fue el primer movimiento “revolucionario” globalizado y por ende, la madre del cordero, pues con esta “revolución” nuevos actores sociales emergieron al primer plano de la actualidad, los llamados nuevos movimientos sociales como: el de los jóvenes rebeldes, el feminista, el ecologista, el pacifista, el de los hippies, el guei lésbico, entre otros.
Claro está que si bien el momento cumbre de esta “revolución” se dio en Francia, en Mayo del 68, sus antecedentes se remontan hasta el movimiento por la paz que recorrió Europa desde finales de los años cincuenta (movimiento generado por el malestar existente ante la “Guerra Fría”).
Al respecto, la polarización del mundo en dos bloques después de la segunda guerra mundial, el capitalista por un lado y el soviético por otro, conllevó a un cuestionamiento de ambos sistemas, por parte de diversos sectores sociales que cuestionaban, radicalmente, las hondas desigualdades socioeconómicas de un sistema y los regímenes altamente burocratizados y dictatoriales del otro.
A ello se sumarian: la elevación de los niveles de vida y el creciente consumismo, asociado al desarrollo de los medios masivos de comunicación, a la par de la generalización de los sistemas educativos, con la consiguiente masificación de las universidades, y la incorporación de las mujeres al mundo del trabajo, factores todos que contribuyeron al cambio y la transformación de los valores de la sociedad, particularmente los de las jóvenes generaciones nacidas después de la segunda guerra mundial.
Los cambios y transformaciones que se dieron, acarrearon consigo una crisis de la sociedad burguesa y su cultura oficial, puesta de manifiesto a través de una profunda reestructuración de los estilos de vida y valores de gran parte de la población mundial (sus relaciones de parentesco, roles genéricos y sexuales, formas de ganarse la vida y divertirse, creencias religiosas y políticas, etc.).
La “revolución” de 1968 dejó una huella profunda entre los integrantes de los movimientos sociales, así como en toda la gente que siempre se ha preocupado o ha luchado en diferentes ámbitos e instancias por la libertad, la igualdad y la justicia.
Algunos de los postulados de esta “revolución” aun no han perdido vigencia. Uno de esos postulados ideológicos, que sirven de basa en común para diversos movimientos sociales, como el ecologista, el anti globalización, el antirracista, el feminista o el guei lésbico, etc., es el del cuestionamiento y la crítica hacia la vida cotidiana, hacia roles sociales, asignados a individuos y colectivos, cada vez mas uniformes y desprovistos de sentido.


La revolución de 1968 apuntaba a un sueño fuertemente utópico, hacer una sociedad de personas libres y plenamente desarrolladas, libres en tanto las personas no estén sujetas al poder institucionalizado, arbitrario y vertical, y plenamente desarrollados, en tanto las personas puedan desenvolverse, autónoma e independientemente, siguiendo sus anhelos y sentires, una utopía que por primera vez alcanzó resonancia como movimiento social.
El mayor logro de la “revolución” de 1968 no fue político, pues significo, entre otras cosas, la derrota de la izquierda progresista y contestataria, sino cultural. Sus “efectos” se hicieron y se hacen sentir tanto en el arte como en el campo de las ideas. Así, nadie puede negar el papel que jugó y juega el desarrollo de sendos discursos científico sociales en los diversos movimientos sociales: como el posmodernismo en los movimientos contracultural y antirracista, los estudios de género en el movimiento feminista o la teoría queer en el movimiento guei lésbico.
Con todo, es el movimiento juvenil (la visión de la juventud como grupo y movimiento social específico), el mayor beneficiado de dicha “revolución”, al extremo de que se ha llegado a decir que: "por primera vez en la historia una clase etárea (adolescente y juvenil) tomó el relevo de las clases sociales".
El cifrar las esperanzas de cambios y mejoras sociales en el accionar de la juventud (con todo lo bueno y lo malo que ello pueda significar), es el mayor legado de aquella “revolución” y en su empoderamiento y toma de conciencia es que está siendo depositados, para bien o para mal, los anhelos y las esperanzas sobre el porvenir de la humanidad.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. Afiche conmenorativo sobre la protesta de mayo del 68. Imagen tomada de: lamemoriaviva.wordpress.com
2. Protesta de mayo del 68. Foto tomada de: 20minutos.es

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