lunes, 8 de febrero de 2010

VARIACIONES DEL CUERPO.


Queridas amistades:
Las y los saludo y les envió mis mejores deseos.

Tratándose del cuerpo humano, específicamente de su conformación física, podemos encontrar una visión muy difundida, según la cual existe una “normalidad” corpórea fijada a partir, de la regularidad con la que se presentan los caracteres físicos, morfológicos, del cuerpo.
De acuerdo a esta extendidísima visión, un cuerpo es “normal”, en tanto reúna un gran número de regularidades físicas, morfológicas.
El problema con esta visión es que su principal criterio, es el numérico, es decir, que la aproximación al cuerpo no se hace, siguiendo criterios médicos, biológicos o sociales, sino a partir de un criterio estadístico.
Esta visión, a pesar de ser sustentada por muchas y muchos investigadores, difícilmente puede ser considerada como científica, pues tiene un sesgo que es bastante evidente. Dicho sesgo es propio de una ideología conocida como positivismo. Al respecto, el positivismo fue una corriente filosófica del siglo XIX (que actualmente no tiene vigencia alguna en los sectores más serios de la investigación científica), y que se caracterizo, entre otras cosas, por aplicar criterios de las ciencias matemática, química y física, a otras ramas del quehacer científico como la biología, la sociología o la antropología (uno de esos criterios es, precisamente, el de lo normal).
Demás está decir que en el presente, las diversas ramas del quehacer científico, como la biología, la sociología o la antropología, han desarrollado criterios de investigación particulares, que son, mayormente, funcionales a sus respectivos campos de estudio.
Más aún, en el pasado (antes del siglo XIX), y en diversas sociedades y culturas, los criterios usados para comprender la realidad, no se preocupaban, en lo absoluto, por fijar algún tipo de normalidad. Así, en sociedades de castas y estamentos, se usaban criterios como el de distinción o el de la diferenciación social, mientras que en sociedades religiosas, como las de la antigüedad, se usaban criterios como el de la singularidad o el de la excepcionalidad. Al respecto, un aristócrata del medioevo europeo nunca habría considerado alguna normalidad que lo asemejara a la plebe, sino, al contrario, habría buscado distinguirse. Por su parte, un brahmán de la india no habría considerado anormal una singularidad surgida en la naturaleza, todo lo contrario, la habría considerado como sagrada o tabú.
Con relación al cuerpo, las diversas sociedades y culturas del mundo tampoco se preocuparon por establecer alguna normalidad corporal. En vez de ello, en diversas sociedades y culturas las irregularidades y hasta las singularidades físicas eran consideradas como características naturales, no antinaturales, no contranaturales.
Sin embargo, es necesario precisar, que dichas irregularidades o singularidades corporales eran consideradas como positivas (como portadoras de buenos augurios o buena suerte) o negativas (como portadoras de malos augurios o desgracias), no por sí mismas, sino en relación a diversas circunstancias (así, en la Europa medieval un recién nacido con alguna singularidad corporal podía ser visto como bienhechor o maldito, dependiendo de si sus padres eran virtuosos o pecadores, si la criatura había nacido antes o después de un suceso maravilloso o catastrófico, etc.).
Ejemplos de la aceptación de irregularidades o singularidades corporales pueden ser encontradas en diversas sociedades y culturas del orbe. Así, en Anatolia (Asia menor), en Mesopotamia, en India, en África, etc., ciertas singularidades físicas conllevaban a que su poseedor fuera visto, o como portador de bienestar o, incluso, como encarnación de alguna deidad, mientras que en la Europa y el Asia del medioevo las y los enanos eran incorporados a las cortes de príncipes o reyes, al considerárseles como portadores de buena suerte.


Ciertamente hay ejemplos de rechazo y repudio de irregularidades o singularidades corporales, mas están sujetos a contextos específicos. Así, el militarismo espartano exigía mujeres y varones “sanos”, para el ejercicio militar en el caso de los primeros y para la buena reproducción en el caso de las segundas (es conocido el hecho, de que las y los niños no “sanos” eran eliminados); mientras los romanos, menos radicales que los espartanos, hacían lo propio por idénticas razones (los romanos toleraron algunas irregularidades o singularidades corporales). Por su parte, los judíos rechazaban las irregularidades o singularidades corporales por razones religiosas (el cuerpo variado era excluido y discriminado, más no eliminado), pues las asociaban con la idolatría (ello debido a que sus vecinos de Asia menor, Mesopotamia y Egipto endiosaban a personas con ciertas variaciones corporales).
Lo cierto es que en la mayoría de las sociedades y culturas del mundo, algunas variaciones corporales se aceptaban, mientras que otras se rechazaban, pero fue la sociedad euroccidental (a partir del siglo XIX), la que rechazó toda variación corporal, tras considerarla como enfermedad, falla, defecto, deformidad, malformación o anormalidad física).


Más aún, las personas que presentaban dichas variaciones corporales, eran sujetas a discriminación y marginación. Al respecto, se encuentra como una serie de características corporales, como la calvicie, la ginecomastia, la amastia o ausencia de mamas, el albinismo, el enanismo, la intersexualidad o hermafroditismo, el agenitalismo o ausencia de genitales, la agenesia auricular o ausencia del pabellón de la oreja, la adactilia podal o ausencia de dedos en los pies, la cola vestigial, etc., son considerados como enfermedad, falla, defecto, deformidad, malformación o anormalidad, tan solo por no estar presentes regularmente en el cuerpo, aún cuando su presencia no implique ningún problema biológico, médico o social, que impida el pleno desenvolvimiento de la persona como ser humano.
El asunto de la discriminación y la marginación se vuelve más pavoroso, cuando dichas variantes corporales si implican una restricción parcial, aunque ella tampoco impida el pleno desenvolvimiento de la persona como ser humano (es el caso de los llamados discapacitados, que muestran variantes corporales como la ceguera, la ausencia de piernas, el síndrome de Down, etc.).
En suma, si bien es cierto que los cuerpos presentan ciertas regularidades físicas, no es menos cierto que los cuerpos también presentan ciertas variantes, que son tan naturales como las regularidades.
El numero, la regularidad con la que aparecen los caracteres corporales, no puede ser, de ningún modo, un criterio que rija la “normalidad” del cuerpo y del ser humano. Muchas variaciones del cuerpo, ya sean irregularidades o singularidades físicas, también son parte constitutiva del cuerpo, son parte importante de una variada riqueza de tipos humanos.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. La niña diosa del sur de India. Foto tomada de: paccas.wordpress.com
2. El hombre elefante de Inglaterra. Foto tomada de: adn.es

1 comentario:

  1. Ho, amigo, he recomendado tus blogs a mis contactos en facebook, a ver cuando abres una cuenta... Por lo pronto ya te etiqueté en una foto del grupo de Historia (sorry!!!)

    TOÑO ZAPATA

    ResponderEliminar