lunes, 14 de diciembre de 2009

EUTANASIA PARA ANIMALES DOMÉSTICOS O MASCOTAS.


Queridas amistades:
Reciban mis más cordiales saludos y parabienes.
Desde hace un tiempo quería hablar de este tema, pero, por diversos motivos, solo he podido hacerlo hasta ahora.
En una edición pasad de un programa de tv, se hizo un reportaje acerca de una mujer, que se presentaba asimismo como protectora de animales, en algunos medios televisivos.
Dicha señora practicaba la eutanasia a animales destinados a ser mascotas, como gatos o perros, pero que vivían como animales callejeros y/o abandonados. Por esta razón, se le hicieron, entre otras, estos tres cuestionamientos:
- que en muchos países las leyes disponen que quien mata a animales callejeros y/o abandonados sean veterinarios autorizados.
- que algunos de los animales, si bien estaban en las calles al ser capturados y llevados a su muerte, tenían dueños.
- que, aparentemente, muchos de los animales “eutanasiados”, no tenían condiciones de salud intratables, es decir, no se trataba de animales moribundos o desahuciados.
Me temo que por diversas razones, no puedo estar de acuerdo con semejantes planteamientos.
Al respecto, si estoy de acuerdo con que se eliminen a los animales de cría para mascotas que sean callejeros y/o estén abandonados. Contrariamente, el conductor del programa televisivo en el que se emitió el reportaje, se rasgaba las vestiduras por el “genocidio” de “mascotas” y abogaba por su recate y cuidado en albergues para animales.
Dicho conductor sostuvo además, que los animales criados como mascotas eran mejor compañía que los humanos y que matarlos era un acto inhumano y contraproducente, pues si hoy se mataban, sin piedad, a las mascotas, mañana se matarían humanos.



Francamente los argumentos del conductor me resultaron ridículos, por decir lo menos, no solo por considerar seriamente que la interacción humana pueda ser sustituida por la interacción con animales, sino, también, por equiparar la muerte de animales con la de humanos.
Nada puede sustituir una sana interacción entre dos o más personas y quienes tienen incapacidad para establecerlas, al grado de aislarse de otras personas y rodearse de mascotas (y, de paso, tratar a aquellos animales como personas), requieren de ayuda psicológica y psiquiátrica.
Además, bajo ninguna circunstancia podemos equiparar la muerte de un animal con la de una persona (no es ni ético ni moral). Más aún, no se puede olvidar que la humanidad ha matado y mata animales (en el presente, a escala industrializada), como fuente primaria de alimentación. En tal caso, suponer que practicar la eutanasia a ciertos animales (los destinados a mascotas) nos insensibilizaría, sería como suponer que si los humanos nos alimentamos de carnes diversas (ganados, aves y peces), el siguiente paso es la antropofagia
Con relación a los cuestionamientos hechos en el reportaje a “la mujer asesina de mascotas”, paso a exponer mis discrepancias:
Si bien estoy de acuerdo con que sean los veterinarios autorizados, quienes se encarguen de eliminar a los animales destinados a mascotas que sean callejeros y/o estén abandonados en las ciudades (ello supone muertes incruentas e indoloras), tampoco se puede olvidar, que no todas las gentes pueden costarse un veterinario y además, en Latinoamérica, mucha gente de campo, migrada a las distintas urbes, cría allí tanto animales de granja como mascotas, animales que matan con sus propias manos, ya sea por alimentarse o porque estos presentan problemas de salud.
Ahora, si bien no estoy de acuerdo con que se mate, arbitrariamente, a animales domésticos, sin la debida autorización de sus duelas y dueños, si me resulta de una irresponsabilidad tremebunda, el que las y los dueños de mascotas las dejen sueltas y sin supervisión en las calles. Si descartamos diversos hechos, como que puedan engullir tóxicos o venenos, ser atropellados o atacados por otros animales (o uno que otro humano malvado), los animales sueltos pueden convertirse en peligrosos, ya sea que ataquen a otros animales o a gente. Los animales con dueña o dueño no deberían deambular en las calles solos, pues cualquier cosa puede suceder (y las y los dueños muchas veces no quieren hacerse responsables).
A ello hay que agregar, que los animales domésticos, que sean callejeros y/o estén abandonados, sufren de desnutrición y padecen enfermedades. Aquí, la solución no pasa por hacinarlos en albergues que por falta de dinero, por indiferencia de las gentes y falta de personal para atenderlos, son, prácticamente, campos de concentración.
Suponer que estos animales callejeros y/o abandonados pueden ser mantenidos vivos indeterminadamente, a la espera de una persona piadosa que los adopte, es tan ilusorio y utópico, como creer que todas y todos los bebes e infantes abandonados serán adoptados. Entonces, aplicarles la eutanasia resulta la opción social y económica más real y viable.
Dos cuestiones finales., e torno a la domesticación de animales como mascotas.
La primera es acerca de las razas de perros, gatos, palomas, peces y demás. Desde los albores de la civilización, la obtención de una raza domestica de animal, provino de hacer que dos sujetos con cierta característica deseada, se reprodujeran. Las crías que mantenían dichas características eran mantenidas vivas, mientras que las demás crías eran sacrificadas. En otras palabras, la escogencia de una determinada raza de mascota, equivale a avalar la eliminación artesanal de innumerables crías, que se han dado y se dan en el proceso de obtención de tal o cual raza de mascotas. Por lo tanto, buscar una determinada raza de mascota y abogar en contra de la “eutanasia” de animales domésticos que sean callejeros y/o estén abandonados, es, prácticamente, una cuestión de hipocresía.



La segunda cuestión, es que la domesticación de animales como perros, gatos, palomas, peces, etc., no es otra cosa que la esclavización de otros seres vivos, ya sea que sean destinados al trabajo, a la alimentación humana o a mascotas. Algunos alegaran que a las mascotas se les cuida y trata bien, pero también se cuida y trata bien a los presos (por lo menos en teoría).
Las mascotas no tienen libertad y la prueba más palmaria de su esclavitud, es que esos pobres animales orinan y defecan cuando y donde quieren los humanos, comen cuando quieren los humanos, se les deja sueltos cuando quieren los humanos, juegan como y cuando quieren los humanos y hasta reciben afecto cuando y como quieren los humanos. Prueba de que las mascotas son esclavas, es que la legislación de diversos países, regula la tenencia de mascotas como si se tratara de propiedades muebles.
En suma, si estoy a favor de aplicar la eutanasia a animales domésticos callejeros y/o abandonados y no por ser inhumano, sino todo lo contrario. Porque el bienestar de los animales domésticos pasa, por darles un trato de respeto en su condición de seres vivos, no sometidos a la miseria de una vida indigna en las sociedades humanas.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. Gato esfinge. Foto tomada de: universalpet.es
2. Perro viringo. Foto tomada de: huacaviringo.com

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