domingo, 3 de mayo de 2009

CELULARITIS.

Queridxs amigxs:
Reciban mis saludos y mis mejores deseos.
Parafraseando a la canción infantil de Yola Polastri, “el celularcito no es una necesidad”. Es tan solo un instrumento de alienación masiva.
Aclaro que no es que este delirando por la fiebre porcina, es que a mi los celulares no me gustan, es más, me molestan.
Me explico, aquí, empezando por la cuestión del uso. El celular fue posicionado como herramienta de trabajo de los grandes inversores y de los corredores de bienes en general, a quienes la información inmediata les resultaba vital para sus transacciones. Luego, a las grandes trasnacionales se les ocurrió el negocio redondo, masificar el celular, presentándolo como medio de comunicación que, dizque, acercara a las gentes.
Si aquello del acercamiento se logro, eso esta aún en debate, lo único cierto es que a mucha gente, yo diría que a demasiada, le quedo grande el aparatejo de marras. Para esta gente, el celular excedió, kilométricamente, su real necesidad de comunicación (a ellos, principalmente, se refiere mi reflexión).
No creo equivocarme si afirmo, que a todos nos consta el que mucha gente lleva el celular de puro adorno (da estatus y nos hace ver ocupadamente importantes). Precisamente, a esta gente va dirigida la andanada de promociones, que ofrecen: “juegos, sorpresas, novedades”, mientras que la comunicación, bien gracias, es accesoria.


Mucha otra gente usa el celular para llamadas triviales (sobre todo aquellas que se hacen para no perder el crédito que sobra), lo cual si bien es potestad de cada quien, no se aleja del punto que sostengo: trasnacionales del consumo 1 - consumistas alienados 0. Para que entiendan mejor la figura: las trasnacionales logran "venderles" refrigeradoras a los esquimales, electrodomésticos a los primitivos y celulares a vosotros.
En este punto no faltara quien diga que los celulares le permiten a uno atender emergencias, hecho más que dudoso, pues salvo que seamos sobrinos de Piñateli y Ertes Malasu, nadie es tan miserable y desgraciado como para vivir 365 días consecutivos de tragedias. Agreguemos, claro esta, que la comunicación inmediata no solucionara la emergencia, apenas nos permitirá llegar mas rápido, al lugar al que de una u otra manera íbamos a llegar.
Pasando a la otra orilla del rio, puedo señalarles hasta tres puntos negativos a los cuales nos ha llevado la corriente.
El primero, el celular ha vuelto a la gente maleducada. Al respecto, lxs profesores en sus clases, los cines y teatros, algunos deportes como el tenis y el golf, ciertos empleos, etc., han prohibido el uso del celular en sus espacios, pues interrumpen, distraen y alteran. Pero, la mayoría de la gente con celulares, obviando las más elementales reglas de buenos modales (y ojo, no digo etiqueta), interrumpe las conversaciones, las reuniones de trabajo, etc., para contestar un celular (atendiendo llamadas que son, mayormente, triviales). Se supone que mamita y papito nos enseñaron a respetar a los demás, algo que se traduce en no interrumpir y prestar atención a quien nos habla, pero como todos se han habituado a contestar celulares en cualquier momento, ya nadie lo considera una falta de respeto. El atropello legitimado por el hábito.
El segundo, el celular alienta la desconfianza y el controlismo. En un principio, lxs desconfiadxs compulsivos vieron en el celular, la mejor manera de violar la autonomía individual de lxs demás, así, la mamá jode a sus hijos, los hermanos celan a sus hermanas, las parejas controlan a sus compañerxs de turno, etc. Más el tiempo ha disfrazado el control bajo la mascara de preocupación, y ahora, lxs controladorxs son la virtud encarnada. El celular ha permitido la tolerancia a la desconfianza y el controlismo, en detrimento de nuestro derecho a la autonomía individual. El atropello legitimado como consideración.
El tercero, el celular permite la explotación. Apelando al potencial complejo de mesita de centro, que nos asalta a todxs de vez en cuando, la patronal pretende que creamos, que si nos llaman al celular en nuestras horas libres, en nuestros días de descanso, en nuestras vacaciones, etc., es por que somos indispensables. Más toda esa ilusión desaparece, cuando lx botan a unx del trabajo. Hasta ese entonces, solo existen dos posibilidades: a) vosotros son tan malxs trabajadorxs que lxs llaman para enmendar sus ineficiencias; ó b) ¡lxs están explotando!. La incomodidad, la ansiedad, el estrés y todas aquellas molestias que nos provocan las llamadas del trabajo, interrumpiendo nuestra relajación y descanso, no son, de ningún modo, compensadas. Lamentablemente, muchos se piensan que si la patronal nos friega en el momento que se les pegue en gana, ello se debe aceptar y tolerar. En este caso, el celular solo facilita, que estemos siempre a disposición de los explotadores. El atropello legitimado como deber.
Felizmente, este pechito jamás tendrá celular.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

3 comentarios:

  1. En primer lugar, todo invento llega para quedarse, a menos que caiga en lo obsoleto por alguna razon de ineficiencia o desuso, pero eso el tiempo lo dira en cuanto al celular.
    Segundo, en cuanto al status, me acuerdo a mediados de los 90s, una compañera de trabajo, una ejecutiva muy pituca, me dijo "hace unos años solo unos cuantos teniamos cel, ahora el mercado se ha maleado pues cualquiera tiene, hasta el barrendero". Yo, ingenuo, crei que se referia a la señal, pero no, se quejaba de la masificacion de que era objeto el cel, o sea que este simple aparatito coloca en igual posicion social a altas y bajas clases sociales. Claro que hay modelos de todos los precios, pero en esencia cel es cel.
    Tercero, hubo una epoca en que realmente senti la necesidad de tener un cel, por motivos de trabajo. Como siempre he trabajado por mi cuenta, es una herramienta necesaria pues sostiene mi nomadismo, ya no soy el sedentario que depende de un fono fijo. Desde este punto de vista siempre he optado por el modelo mas barato, no me importan las fotos, ni los videos, ni las grabaciones, o sea, que es una herramienta de comunicacion sumamente practica, ubico y me ubican donde sea. Al final redunda en los frejoles, en el pan de cada dia.
    Cuarto, algo que tiene que ver con nosotros mi estimado Ho, y que has omitido asi de taquito, es nuestra vida gay, o sea, la pareja, los puntos, los amigos de ambiente. No exijo que tengan cel, pero si que de alguna forma sean comunicativos. En este sentido el cel se coloca al msimo nivel que el mail, el messenger, los perfiles, los foros, los blogs, etc.
    Por ultimo, si alguien lo usa como articulo superfluo, alla ellos, asi es el mercado, pero creo que no hay que exagerar, tampoco prescindir, solo valorar el cel en su justa medida y darle el uso practico que merece en su lugar y su momento.

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  2. Hola:

    Gracias por leerme y comentar lo escrito.
    Primero. No necesariamente todo “logro” técnico o científico es progresista. Los instrumentos de tortura o la lobotomía no se han quedado.
    Segundo. Las demostraciones de estatus cambian con el tiempo. Tratándose de estatus y coches, en los 60’s los machos se peleaban por quien tenia el auto más grande, en los 80’, se peleaban por quien tenia el auto deportivo más llamativo, en esta década se pelean por quien tiene el auto más exclusivo. En cuanto al celular, en los 90’s fue como tu dices, pero en esta década, la gente se mata por demostrar que no tiene el celular por gusto.
    Tercero. No resulta razonable que valides los problemas sociales para justificar el uso del celular. Me explico. Por un lado tenemos que el modelo económico capitalista, fuerza a la gente a entrar en su acelerado ritmo de vida, pues todo tiene que estar listo para ayer. Entre los legados de esa aceleración forzosa, nos encontramos con una enfermedad sin registro en la historia: el estrés. Siendo así, el celular solamente es un instrumento, que refuerza ese acelerado ritmo de vida, mejorando las técnicas de explotación. Por otro lado, la discriminación y marginación heterosexista del orden social burgués, lleva a las poblaciones con sexualidades diversas a desenvolverse en la clandestinidad. El celular solo refuerza el seguir viviendo en esa clandestinidad, en es vida segregada y marginal.
    Por ultimo, no exagero cuando afirmo que la gente se pone una venda en los ojos, cuando de justificar la alienación al celular se trata. Esa es una realidad.

    Saludos.

    Ho.

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  3. Aqui no se trata d gustos, a mi tampoco me simpatizan los moviles y me revienta la gente que se luce con el mejor modelo pero en mi caso por mi trabajo me facilitan enormemente la comunicacion con mis clientes y en caso de emergencia familiares u otras son muy utiles para ubicar a las personas, no necesito d videocamaras o MP3, 4 o 5, en fin uno es libre d elejir a quien responde la llamada o a quien llama y no tiene porque ser un invento inutil, cada uno lo adapta a sus necesidades, como la internet y otros adelantos tecnologicos, Edu.

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