Queridxs amigxs:
Reciban mis saludos y mis mejores deseos.
Hace mucho tiempo, cuando estaba en la universidad (ya se, hace muchísimo tiempo), un amigo le pregunto a otro: ¿qué es lo más importante, el tamaño o la técnica?, la cándida respuesta fue: “la técnica”, pero el que preguntó retrucó: “otro que la tienen chiquita”. Semejante chanza alude, sin lugar a dudas, a la obsesión perniciosa que hay en las sociedades occidentales y occidentalizadas, por restringir lo erótico y lo sexual al coito y al pene.
Sin embargo, a lo largo de la historia, solamente bajo la tradición occidental, es que se llegó a considerar que la manera de conseguir placer sexual, es, únicamente, a través del coito y peor aún, que el pene es la fuente, por antonomasia, de todo goce sexual.
En muchas sociedades no occidentales, como la china o la india, en las que el erotismo abarcaba toda la vida humana, desde la infancia hasta la ancianidad, cualquier varón con disfunción eréctil gozaban muy bien de su vida sexual, usando, por ejemplo, boca y manos. En la mayoría de sociedades donde hubieron grandes harenes, como la china, la india o la otomana, muchas mujeres de los serrallos se procuraron placer sexual con sus guardianes eunucos. En la actualidad, muchas mujeres lesbianas, que no gustan de la penetración, llevan una sexualidad absolutamente plena, sin necesidad de un pene de por medio. Y los ejemplos pueden multiplicarse hasta el infinito.
Mas no crean que estas son fabulas o cuentos. La ciencia confirma fehacientemente estas realidades, así, por un lado, la antropología y la historia acreditan la autenticidad de estos hechos, mientras que por otro lado, la sexología más seria valida y promueve las bondades del sexo no coitocéntrico ni falocéntrico.
En suma, no se necesita de la penetración a alguna cavidad corporal (ya sea boca, ano o vagina) para tener placer sexual, aunque debo reconocer que se tornaría necesario, aprender a experimentar con el cuerpo, para alcanzar un satisfactorio goce sexual no centrado en el coito o el pene.
Seré miserable, es claro que las personas inmaduras, sin mayor imaginación y sin mucha inteligencia, además de obcecadamente misoneístas, jamás aprenderán a disfrutar de otro sexo que no implique penetración y coito.
Reciban mis saludos y mis mejores deseos.
Hace mucho tiempo, cuando estaba en la universidad (ya se, hace muchísimo tiempo), un amigo le pregunto a otro: ¿qué es lo más importante, el tamaño o la técnica?, la cándida respuesta fue: “la técnica”, pero el que preguntó retrucó: “otro que la tienen chiquita”. Semejante chanza alude, sin lugar a dudas, a la obsesión perniciosa que hay en las sociedades occidentales y occidentalizadas, por restringir lo erótico y lo sexual al coito y al pene.
Sin embargo, a lo largo de la historia, solamente bajo la tradición occidental, es que se llegó a considerar que la manera de conseguir placer sexual, es, únicamente, a través del coito y peor aún, que el pene es la fuente, por antonomasia, de todo goce sexual.
En muchas sociedades no occidentales, como la china o la india, en las que el erotismo abarcaba toda la vida humana, desde la infancia hasta la ancianidad, cualquier varón con disfunción eréctil gozaban muy bien de su vida sexual, usando, por ejemplo, boca y manos. En la mayoría de sociedades donde hubieron grandes harenes, como la china, la india o la otomana, muchas mujeres de los serrallos se procuraron placer sexual con sus guardianes eunucos. En la actualidad, muchas mujeres lesbianas, que no gustan de la penetración, llevan una sexualidad absolutamente plena, sin necesidad de un pene de por medio. Y los ejemplos pueden multiplicarse hasta el infinito.
Mas no crean que estas son fabulas o cuentos. La ciencia confirma fehacientemente estas realidades, así, por un lado, la antropología y la historia acreditan la autenticidad de estos hechos, mientras que por otro lado, la sexología más seria valida y promueve las bondades del sexo no coitocéntrico ni falocéntrico.
En suma, no se necesita de la penetración a alguna cavidad corporal (ya sea boca, ano o vagina) para tener placer sexual, aunque debo reconocer que se tornaría necesario, aprender a experimentar con el cuerpo, para alcanzar un satisfactorio goce sexual no centrado en el coito o el pene.
Seré miserable, es claro que las personas inmaduras, sin mayor imaginación y sin mucha inteligencia, además de obcecadamente misoneístas, jamás aprenderán a disfrutar de otro sexo que no implique penetración y coito.
Más dejando de lado a aquellos cerrados a la experimentacion, el tamaño del pene verdaderamente no importa. Aunque es un hecho, de que la obsesión, en nuestras sociedades patriarcales y machistas, por la grandeza del falo como sinónimo de mayor “hombría” y requisito esencial e indispensable para mayor placer sexual, parece no desaparecer, si no aumentar.
Un indicativo de de esta obsesión por el tamaño, es la noción sobre el promedio longitudinal del pene (y, de pasadita, su grosor).
Les confieso que yo también he creído en aquello del tamaño promedio, pero la realidad está allí, abofeteándonos, sin que lo notemos. Cuando se trata de seres humanos, de personas, los promedios no existen.
Hay personas altas y bajas, unas personas tienen extremidades largas y otras cortas, hay manos grandes y manos pequeñas, hay pies grades y pequeños. Ergo, unas personas tendrán penes grandes y otras pequeños, unos tendrán penes gruesos y otros delgados.
Lo que mayormente asume mucha gente, es que una persona alta tenga manos y pies grandes y una persona baja tenga manos y pies pequeños, pero se encuentra, sin mayores problemas, a personas altas con manos y/o pies pequeños y personas bajas con manos y/o pies grandes. Igualmente, se podría asumir que los altos tengan penes grandes y lo bajos penes pequeños, pero se conoce de altos con penes pequeños y bajos con penes grandes. Y así como nadie habla de manos o pies de tamaño promedio, tampoco se puede hablar de la longitud y grosor promedio del pene. Para mucha gente, lo más común es que las dimensiones del cuerpo, guarden ciertas proporciones, sin embargo, tratándose de seres humanos, difícilmente se puede hablar de una media humana, sin caer en prejuicios y confusiones.
Lo mismo se puede aplicar a las cavidades ano/recto y vulva/vagina, ya que no se puede hablar de una dimension promedio para ellas (me refiero, explícitamente, a su profundidad), más aún, si de penetración se trata, recto y vagina pueden amoldarse perfectamente al tamaño de cualquier pene (bastaría con una buena estimulación para lograr su dilatación).
En el mismo sentido, si de penetración se trata, tanto el recto como la vagina presentan la mayor cantidad de terminales nerviosas en el último tercio hacia el exterior, es decir, hacia el ano y la vulva. Por lo tanto, si lo que se busca es un orgasmo rectal o vaginal, no se requiere de un pene extralargo para alcanzar el tercio inferior de aquellas cavidades.
Tomando en cuenta esto, cualquier persona puede, con los dedos, excitar y conseguir un orgasmo rectal o vaginal, por masturbación o por estimulación interpersonal. Sumémosle además, que cualquier persona, con los dedos, puede hacerle a cualquier varón un masaje prostático y procurarle, así, un orgasmo.
Por consiguiente, si de penetración se trata, basta un pene del tamaño de los dedos índice y medio juntos (refiriéndome aquí tanto a la extensión como al grosor), para conseguir satisfacer a alguien por medio de un coito (sea anal o vaginal).
Un indicativo de de esta obsesión por el tamaño, es la noción sobre el promedio longitudinal del pene (y, de pasadita, su grosor).
Les confieso que yo también he creído en aquello del tamaño promedio, pero la realidad está allí, abofeteándonos, sin que lo notemos. Cuando se trata de seres humanos, de personas, los promedios no existen.
Hay personas altas y bajas, unas personas tienen extremidades largas y otras cortas, hay manos grandes y manos pequeñas, hay pies grades y pequeños. Ergo, unas personas tendrán penes grandes y otras pequeños, unos tendrán penes gruesos y otros delgados.
Lo que mayormente asume mucha gente, es que una persona alta tenga manos y pies grandes y una persona baja tenga manos y pies pequeños, pero se encuentra, sin mayores problemas, a personas altas con manos y/o pies pequeños y personas bajas con manos y/o pies grandes. Igualmente, se podría asumir que los altos tengan penes grandes y lo bajos penes pequeños, pero se conoce de altos con penes pequeños y bajos con penes grandes. Y así como nadie habla de manos o pies de tamaño promedio, tampoco se puede hablar de la longitud y grosor promedio del pene. Para mucha gente, lo más común es que las dimensiones del cuerpo, guarden ciertas proporciones, sin embargo, tratándose de seres humanos, difícilmente se puede hablar de una media humana, sin caer en prejuicios y confusiones.
Lo mismo se puede aplicar a las cavidades ano/recto y vulva/vagina, ya que no se puede hablar de una dimension promedio para ellas (me refiero, explícitamente, a su profundidad), más aún, si de penetración se trata, recto y vagina pueden amoldarse perfectamente al tamaño de cualquier pene (bastaría con una buena estimulación para lograr su dilatación).
En el mismo sentido, si de penetración se trata, tanto el recto como la vagina presentan la mayor cantidad de terminales nerviosas en el último tercio hacia el exterior, es decir, hacia el ano y la vulva. Por lo tanto, si lo que se busca es un orgasmo rectal o vaginal, no se requiere de un pene extralargo para alcanzar el tercio inferior de aquellas cavidades.
Tomando en cuenta esto, cualquier persona puede, con los dedos, excitar y conseguir un orgasmo rectal o vaginal, por masturbación o por estimulación interpersonal. Sumémosle además, que cualquier persona, con los dedos, puede hacerle a cualquier varón un masaje prostático y procurarle, así, un orgasmo.
Por consiguiente, si de penetración se trata, basta un pene del tamaño de los dedos índice y medio juntos (refiriéndome aquí tanto a la extensión como al grosor), para conseguir satisfacer a alguien por medio de un coito (sea anal o vaginal).
En consecuencia, la contestación que dio mi amigo de la universidad, en relación al tamaño del pene, no tenía nada de cándida y si mucho de certera. El tamaño del pene no es importante, lo que realmente importa es conocer cómo usarlo, lo que si importa, entonces, es la técnica.
Y aquí pongo el parche antes de crear otra confusión, no hay una única tecnica que funcione como fórmula mágica a seguir por todx fornicador(a). Cada quien tendrá que aprender a conocer su cuerpo, y como maniobrar con él, por la simple y sencilla razón, de que todas las personas respondemos de diferente manera a los mismo estímulos.
En adelante, ya tienen a qué atenerse si escuchan hablar de dimensiones.
Y aquí pongo el parche antes de crear otra confusión, no hay una única tecnica que funcione como fórmula mágica a seguir por todx fornicador(a). Cada quien tendrá que aprender a conocer su cuerpo, y como maniobrar con él, por la simple y sencilla razón, de que todas las personas respondemos de diferente manera a los mismo estímulos.
En adelante, ya tienen a qué atenerse si escuchan hablar de dimensiones.
Se despide su amigo uranista.
Ho.
Ho.
Para mi es importante lo uno y lo otro, o sea, una buena penetracion acompañada de un buen cariño, o sea, caricias, besos, abrazos, masajes, etc.
ResponderEliminarPero ¿que es una buena penetracion? pues varias poses capitaneadas por un pene promedio, o "standard", es decir, 16 cms mas o menos, delgado, y si no entonces de menos centimetraje. No me gustan aventajados y gruesos, porque prefiero la sensacion de placer al dolor.
Se que hay muchos que prefieren el dolor, por lo mismo que hay DIVERSIDAD en el placer, este tiene multiples caras, sin embargo, como tu dices Ho, en nuestra sociedad el sexo se ha occidentalizado, siendo que sociedades como la india nos enseñan alternativas. quizas sea porque la penetracion va asociada con la reproduccion.
Pero hay mas, no es solo el tamaño, tambien la virilidad expresada en cantidad de coitos por noche, o por dia, tambien la duracion del coito. Aquellos que duran menos se sienten inseguros, por eso se concentran solo en el coito, en comenzar y acabar bien. En cambio, los que se mantienen duros bastante tiempo se dan el lujo de variar poses y dar cariño en muchas formas. Es mas, despues del coito hay situaciones romanticas, agradables y relajantes, el sexo sigue hasta que caen los parpados, incluso la manera de dormir juntos.
Atte, SANTI.
Hola Santiago:
ResponderEliminarGracias nuevamente por enviar tus comentarios. Sin embargo, quisiera rogarte que leyeras mejor los envíos antes de contestar.
Primero, la entrega no trataba acerca de lo que prefiere o no la gente en cuestiones sexuales, el envió trataba, entre otras cosas, acerca de que el sexo no necesariamente tiene que ser penetrativo, para ser placentero y satisfactorio.
Segundo, en la entrega sostengo también, que no existen mediciones fálicas que valgan. O sea, que no existen tamaños promedios ni estándares fálicos. Y aun así, tú contestan escribiendo que te gustan los penes de tamaño estándar.
Como que en esta ocasión, tus comentarios están fuera de lugar.
Me despido, saludos.
Ho.