domingo, 19 de abril de 2009

DOBLE ESTÁNDAR.

Queridxs amigxs:
Aquí les escribo nuevamente y deseo que se encuentren bien.

Hace poco, en una conversa con unas amistades, se debatió en torno al aborto y la pena de muerte y comprobé, una vez mas, que la mayoría de la gente que conozco, esta siempre a favor de una y en contra de otra (a favor del aborto y en contra de la pena de muerte o en contra del aborto y a favor de la pena capital). Cabe anotar que yo estoy a favor de las dos.
Este asunto nos remite inmediatamente a la “Declaración Universal de Derechos Humanos”, que en su articulo 3ro. sostiene: “Todo individuo tiene derecho a la vida…”, articulo que según la interpretación mas difundida, es el único derecho irrestricto de toda la declaración (algo muy discutible, pero ese es otro tema).
En este contexto, algo que no deja de sorprenderme, es la maravillosa capacidad de discernimiento que muestran algunas gentes, las cuales determinan, sin aparente conflicto, que ser vivo merece vivir y cual no. Así, muchos de los que están a favor del aborto y en contra de la pena capital sostienen, sin el menor remordimiento ni congoja, que un feto, sin macula social alguna (salvo la de parasitar el vientre de la persona embarazada), merece morir, mientras que un peligroso criminal, sin posibilidad alguna de recuperación, no solo merece que se le respete la vida, sino que además, se le otorguen condiciones (carcelarias) de vida dignas.
Me centro en esta contradicción, pues, atendiendo a mi percepción, es la más recurrente.
Empecemos por la cuestión del aborto. Desde el punto más estricto del conocimiento científico, no hay una noción clara, tajante y definitiva de lo que es vida (y que a su vez, sea admitida por el consenso de la mayor parte de la comunidad científica), por consiguiente, negar la condición de ser vivo a un feto es pura ideología. Claro esta que desde el mismo punto de vista, afirmarla seria también una cuestión ideológica, sin embargo, hay que apuntar unas cuantas consideraciones al respecto.
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Apuntemos aquí, que difícilmente alguien podría negar que un feto tenga vida, por consiguiente, lo que hacen las gentes que consideran su aborto, para acallar sus conciencias, es negarle al feto la condición de persona, luego de lo cual, es más fácil negarle su derecho a vivir. La ecuación es simple: no siendo el feto persona, y siendo apenas vida, bien puede morir.
Semejante postura ignora, adrede, que el feto es viable desde los seis meses y medio, es decir, que a los seis meses y medio este puede nacer y vivir como individuo y además, que al término de su etapa embrionaria (aproximadamente al tercer mes), los sistemas y órganos del feto ya están conformados (en adelante, solo les queda desarrollarse), por lo cual, su cerebro y su sistema nervioso ya empezaron a “operar”, es decir, que perciben y sienten, aunque sea de manera rudimentaria. Siendo así, la negación de la vida a un feto está basada en el desconocimiento deliberado de su condición de ser vivo y califica entonces, como un atentado a los derechos humanos.
Por otro lado, la negación de la pena capital a criminales peligrosos se sostiene en postulados muy cuestionables. Me centraré en dos.
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El primero, es la repetición loresca de parte de mucha gente, de un argumento de origen judeocristiano (por lo menos en lo que se refiere a la sociedad occidental), el de que la vida es un don divino, por lo que solo la deidad monoteica puede disponer de ella. Este sortilegio religioso traducido a un lenguaje más laico, reza así: la vida es el bien más preciado del ser humano, por lo que nadie puede disponer de ella (cabe anotar, que esta visión cristianísima estaría reforzada por la ideología burguesa, pues hiede, por todos lados, a su noción de propiedad privada). En suma, estamos frente a un argumento ideologisadísimo (ojo, no estoy negando la existencia del libre albedrio, solo cuestiono su relevancia).
El segundo punto está basado en otra visión ideológica, esta vez liberal. Muchos detractores de la pena de muerte sostienen que segar la vida de un criminal peligroso, no considera la posibilidad de que la gente cambie y se arrepienta de sus crímenes (y si la gente cambia, dejaría de ser peligrosa y merecería que se respete su derecho a la vida). Sin embargo, este planteamiento parte de la consideración liberal de que el libre albedrio lo puede todo y que el criminal peligroso, puede cambiar con la sola voluntad de hacerlo, tras arrepentirse y seguir por la senda del bien (no considero necesario explayarme sobre el tufo religioso de esta última creencia). Este planteamiento denota claramente la buena fe de quienes creen en ello (y recalco, creen como quienes creen en lo divino), pero no toman en consideración que el ser humano, no es producto de su libre albedrio como sostienen la ideología liberal. Los criminales peligrosos es muy poco probable de que cambien.
Con el dinero que en el mundo se dilapida en mantener con vida, en las cárceles, a miles y miles de criminales peligrosos (basta ver en el Nat Geo la obsena cantidad de dinero que se dice que se bota, en esos malditos que salen en los programas sobre reclusorios de EE.UU.), se podría mantener en condiciones de vida dignas a miles y miles de niños abandonados.
Sé que este tema da para más, pero me quedo en estos puntos, que denotan un doble estándar en cuanto a la valoración de la vida, despreciable cuando se trata del feto y valiosísima cuando se trata del criminal.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

3 comentarios:

  1. Con respecto al tema del aborto, particularmente no estoy "a favor del aborto" porque creo que una posición descrita de este modo es insostenible... me parece improbable que una persona esté "a favor del aborto" porque sencillamente es un trance evidentemente muy tenso para las mujeres dada la estigmatización existente, valgan verdades, no creo que exista la mujer que decida tener relaciones sexuales con el propósito de abortar.

    Mi posición con respecto al tema, es que en nuestro país el aborto se despenalize y que cada mujer tenga el derecho a decidir sobre su cuerpo de acuerdo a sus propios criterios y conviccinoes.

    En la práctica, la actual penalización del aborto obliga a miles de mujeres (particularmente a las de menos de recursos) a exponerse a situaciones de salubridad deplorables que ponen en riesgo su vida y su integridad física. Recordemos que las muertes por complicaciones post aborto representan un alto porcentaje de muertes maternas en el Perú, que por cierto tiene uno de los índices más altos de Latinoamérica.
    En la actualidad nuestras normas indican que la mujer que se somete a un aborto debe penársele con tres meses de privación de su libertad. Esto implicaría que cada año en el país a más de 400 mil mujeres se les debería privar de su libertad pues éste es el número de abortos que se calcula se producen al año en el país.
    El aborto se convierte en un problema de salud pública dado que está penalizado y por ello en una gran cantidad de casos se practica en condiciones de salubridad pésimas. Hay también las clínicas en las que muchas mujeres se practican abortos sin que esto sea registrado, pues sus ingresos son registrados aduciendo cualquier otra razón. Las condiciones de salubridad sí son buenas para quienes tienen los recursos suficientes.

    Con respecto al tema ético, desde mi punto de vista, no es que esté en juego solamente una vida, en estas situaciones hay dos vidas de por medio: la vida de una persona, la madre, (legalmente se adquiere esta categoría de persona con el nacimiento) y la vida de un ser en formación. Desde mi punto de vista, hay un conflicto de derechos que desde mi perspectiva debe ser resuelto por la persona directamente involucrada en el asunto, es decir LA MUJER BIOLÓGICA (o los hombres culturales como el último que salió embarazado y tuvo descendencia). En la medida que los varones biológicos no nos embarazamos, considero que la mujer es la que debe decidir sobre su cuerpo.

    Con respecto a la pena de muerte, estoy en contra de su aplicación. Desde mi opinión, el argumento principal es el siguiente: la sociedad con todo su proceso civilizatorio no puede quitar la vida de personas de modo sistemático y premeditado, esto implicaría ponerse exactamente en el mismo nivel que el criminal. Si bien es cierto la readaptación es en muchos casos prácticamente imposible, considero que la sociedad debe responzabilizarse "colectivamente" de la vida de estas personas.

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  2. Hola Alejandro M:

    Gracias por tu comentario.
    Agregare que en la cuestión del aborto, estoy prácticamente de acuerdo contigo, salvo en tres puntos, resultado de cómo veo el asunto (mi punto de vista).
    El primero es lo de “el derecho a decidir”. Siento que es un eufemismo que enmascara, la responsabilidad de dar a las personas embarazadas el derecho a abortar. Claro esta que nadie tiene sexo pensando en abortar, pero frente a aquellas personas que quieren practicarse un aborto, darles “el derecho a decidir”, es darles, sin lugar a dudas, carta blanca para abortar. Siento que hablar del “derecho a decidir”, es la forma en que la gente se lave las manos y acalle sus conciencias, sobre todo desde el punto de vista de asumir nuestras responsabilidades, sean directas o indirectas.
    El segundo, es lo de que el aborto sea potestad exclusiva de las personas directamente involucradas. No estoy contrariando ese derecho, solamente considero que el aborto no debería ser irrestricto. Varios problemas sociales se dan a causa de que se incide mucho en los derechos de las personas, y nada en nuestros deberes, obligaciones y responsabilidades. Siendo así, una de las restricciones al aborto, pensando de paso en evitar posiciones punitivas, estaría dada por su limitación a la etapa embrionaria.
    El tercero, con todo lo que se conoce gracias a la ciencia, la negación de la condición de persona a un no nato, es una posición facilista. Cada sociedad y cultura ha restringido el derecho a la vida de aquellos que se consideraban como personas, negándoles tal condición. En tal sentido, la negación de la condición de persona a un feto, es la forma más conveniente de acallar conciencias, cuando de quitar la vida, vía el aborto, se trata.
    En cuanto a la pena capital, me sorprende tu postura. Te muestras como alguien pragmático y con los pies en la tierra en cuanto al aborto, pero te subes a tu nube y te pones idealista en cuanto a la pena de muerte.
    Lo del proceso civilizatorio que nos toca y nos eleva me resulta bien romántico. Los odios y crímenes de odio por cuestiones de clase, raza, género y sexualidad están a la orden del día para demostrar que no vivimos en una sociedad muy civilizada que digamos. Vivimos en una sociedad que se muestra tolerante y permisiva con el abuso y la violencia. Directa o indirectamente es nuestra responsabilidad.
    Mientras exista una sociedad injusta e inequitativa, que es, entre otras cosas, caldo de cultivo para la criminalidad, son inevitables ciertos costos sociales. Y así como nos ponemos pragmáticos y concedemos a las personas embarazadas, el derecho a quitarle la vida a las personas no natas, el concederle al estado la potestad de quitarle la vida a las personas que son criminales irrecuperables, debería obedecer al mismo pragmatismo.

    Saludos. Ho.

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  3. Hola:

    Me disculpo por este añadido, pero olvidé una cuestión importante.
    desde mi punto de vista, lo de despenalizar el aborto sería el primer paso, el ultimo sería su legalización.

    Saludos. Ho.

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