martes, 15 de octubre de 2013

LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS.

Amistades mías:
Les envió muchos saludos y mis mejores deseos.

1. El sueño de Jacob,
José de Ribera, 1639.
Hace poco vi un programa televisivo en el que una oronda señora, que además de afirmar que leía cartas y adivinaba el futuro, decía que interpretaba los sueños. No acostumbro detenerme a ver esta clase de “entretenimientos”, pero se me hizo imposible dejar de presenciar cómo se daba la situación, no solo porque mucha gente crédula se prestaba a la “develación” de su onirismo, sino por la clase absurda de interpretaciones que se manejaba. Para muestra un botón: un sujeto contaba que en su sueño, él quería subir una montaña y luego de intentar vanamente escalarla, levantaba vuelo, la circundaba, hasta llegar a su cima, lugar donde quedaba posado, mirando la panorámica completa a todo su alrededor (obviamente no fueron sus palabras, pero esa era la idea). Según la “sabía” señora, el sueño significaba más o menos lo siguiente: el sujeto era un hombre “emprendedor” que intentaba “progresar” en la vida. Él tendría que “competir” para “ascender” socialmente y lograr el ansiado “éxito”. Y gracias a sus dotes de“emprendedor”alcanzaría rápidamente la meta de tener un“gran negocio”(todas las palabras entre comillas fueron mencionadas por la adusta pitonisa).
Ignoro de dónde provino semejante anagogía (y jamás pensé que el neoliberalismo seria vivificado también en nuestro subconsciente), pero me quedaba claro una vez más, que la interpretación de los sueños tenía más en común con las medievales “artes” alquímicas y astrológicas que con la ciencia.
A todas luces aquella experiencia era una farsa, sin embargo mucha gente considera que los sueños si revelan algo. Esta creencia no es nueva, se remonta a la antigüedad, data de miles de años atrás (hay registros escritos de interpretación de sueños de hasta 3,800 años de antigüedad). Actualmente mucha gente se dedica a ello, desde oniromanticas hasta psicoanalistas, la única diferencia radica en la pretensión científica de su significación. Mientras magas, brujos, adivinas y chamanes leen sueños apelando a un sentido místico y religioso ulterior, algunas y algunos científicos, desde la neurología ala psicología, leen sueños atribuyéndoles funcionalidades biológicas y/o psicológicas.
El problema radica en el hecho de que si los sueños realmente significan algo, su develación es altamente difícil, si es que no imposible de dilucidar. Los estudios psicológicos reconocen que los sueños pueden ser cualquier cosa. Desde Freud a Lacan, pasando por Maeder y Jung, ningún estudioso se atreve a caracterizar los sueños (por si mismos)de manera tajante y concluyente. Así, Carl Jung decía que:“sin duda, algunos los sueños exponen deseos o miedos cumplidos, pero hay muchos tipos más de sueños. Los sueños pueden ser verdades implacables, sentencias filosóficas, ilusiones, fantasías desenfrenadas, recuerdos, planes, anticipaciones, visiones telepáticas, experiencias irracionales y dios sabe cuántas cosas más”. Esto quiere decir, que sin reconocerse previamente que tipo de sueño se tuvo, develarlo o interpretarlo es completamente fútil.

2. El sueño (la cama),
Frida Kahlo, 1940.
Aproximarse a lo que puede significar un sueño determinado, es algo que no se encontraría a la mano de cualquiera. Al respecto, Freud reconvenía severamente contra los delirios interpretativos (más aun, Freud rechazaba la interpretación misma)y fue muy tajante en su postura de que un sueño debía ser abordado en el contexto de un estudio psicológico de la personalidad (una terapia psicológica). Y este último planteamiento no sería cuestionado ni siquiera por sus peores detractores. Es decir, que la psicología seria y científica reconoce, de manera tajante y concluyente, que un sueño es parte de un universo mental, que no puede ser abordado de manera aislada y descontextualizada (por esta razón, los sueños no deberían ser objeto de particulares interpretaciones, puesto que su significación mas plausible solo tendría pleno sentido en el contexto dela personalidad en su totalidad y no necesariamente en el de específicos sentires y emociones episódicos y/o circunstanciales).
Lamentablemente nuestro cerebro aún no ha sido debidamente estudiado y nuestra mente aún no ha sido bien comprendida, por lo que cualquier estudio o examen psicológico apenas pueden aproximarse, de manera parcial, a la psique humana. En esta situación, los sueños, en tanto productos de nuestro cerebro y nuestra mente, no tendrían por qué ser considerados, bajo ninguna circunstancia, objetos de superficial y fácil interpretación.
Concretamente, tratar de dilucidar un sueño seria como tratar de adivinar en que piensa un persona que de pronto se abstrae y se queda meditando. La persona podría estar pensando en lo último que se dijo, en lo que le ocurrió en la mañana, en algo que leyó e impresionó, en lo que paso por su delante hace unos momentos, en algo que soñó, en algo que le preocupa, en alguien que le gusta o detesta, etc. Las posibilidades de adivinar que piensa una persona son infinitas. Y de la misma manera, dilucidar lo que significa un sueño sería algo impracticable.
La pretensión de que los sueños (sus imágenes, símbolos o alegorías) develan algo interpretable por expertos no tiene ningún asidero científico. En el peor de los casos, las interpretaciones aisladas realizadas sobre el propio sueño o sobre los ajenos, solo se prestan, en gran medida, al engaño de incautos. El ejemplo más palmario es el de los llamados “sueños premonitorios”. Mucha gente cree y asume que existe la posibilidad de soñar con el futuro y se arman con un conjunto de ejemplos que por su número, podrían llegar a confundir y engañar a propios y extraños. Sin embargo, nada más simple que una jugarreta de nuestra mente.

3. Sueño causado por el vuelo de una abeja
alrededor de una granada
un segundo antes del despertar,
Salvador Dalí, 1944.
En estado consciente, despierta, la gente puede calcular diversos escenarios para un hecho o suceso determinado. Y entre más conocimientos se tengan sobre el hecho o suceso en cuestión, los escenarios tienen mayores posibilidades de ser certeros (incluso el escenario pensado puede coincidir con el hecho o suceso que se desarrolló tiempo después). Lo mismo ocurre con los llamados “sueños premonitorios”. Nuestra mente, en estado de sopor, puede anticiparse a algo que podría ocurrir, bajo una serie de escenarios. Digamos que la próxima semana se tiene una reunión y se sueña con ella, aquí nuestra mente, durante el sueño, podría plantear  diversas posibilidades. Cuando despiertos, muy poca gente, casi nadie, recuerda todo lo que soñó durante la dormida. Pero nuestra mente puede recordar el escenario anticipado que se soñó, solamente porque coincidió con lo acontecido(más aun, la mente tiene la capacidad de completar, de manera inmediata, un vago recuerdo, con detalles recién percibidos). En tales circunstancias la gente más crédula no tarda en clamar: ¡premonición!
Como se podrá ver, la interpretación de los sueños no es más que una patraña, aunque mucha gente jure y perjure que es un arte o una ciencia.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes:
1. Imagen tomada de: es.wikipedia.org
2. Imagen tomada de: wikipaintings.org
3. Imagen tomada de: museothyssen.org

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