viernes, 21 de enero de 2011

EL PROBLEMA DEL CLOSET.


Queridas amistades:
Reciban mis saludos y mis mejores deseos.

En esta semana, un conocido miembro de la farándula limeña salió del armario (del closet) y se declaro bisexual. La razón que adujo para tomar esta medida, fue un supuesto chantaje que se ejercía hacia el (coaccionándolo a pagar dineros, a cambio de que no se publicara un video en el que el aparecía).
Al margen de lo delictuoso del asunto, la discusión que se generó luego, comprobó que el tema del closet, aún sigue siendo bastante debatido en algunos sectores de la población LGBT.
Debatido por que aún se mantiene la visión del closet, como un derecho y no como lo que es realmente, un problema.


El closet, básicamente, es una situación en la que se encuentran las personas lesbianas, gueis, bisexuales y transgéneros, tras asumirse como sujetos con preferencias sexuales y genéricas distintas a la normativa heterosexual imperante. Dicha normativa impone la heterosexualidad como única vía posible de vivir el género y la sexualidad, de ahí que se le denomine como heterosexismo, régimen que, a su vez, invisibiliza, oculta y niega la existencia de otras preferencias genéricas y sexuales. En tales circunstancias, las personas lesbianas, gueis, bisexuales y transgéneros, tras asumirse como tales, se encuentran con un mundo homofóbico y transfóbico, razón por la que se ven obligadas a ocultar sus diversas preferencias sexuales y genéricas.
Si el closet es un problema, ello se debe, principalmente, a que el closet no es un derecho como sostienen algunas y algunos interesados, sino una forma de opresión, ya que las personas lesbianas, gueis, bisexuales y transgéneros no pueden asumir libremente quiénes son y se ven obligadas, por la homofobia y la transfóbia imperantes, a ocultarse y fingirse heterosexuales Dichas personas “enclosetadas” no asumen sus preferencias sexuales y genéricas diversas por vergüenza y miedo y, en consecuencia, racionalizan y justifican su permanencia en el closet, alegando, casi siempre, que es una opción. Por su parte, las personas lesbianas, gueis, bisexuales y transgéneros que deciden asumir públicamente sus preferencias diversas, se ven expuestos a la hostilidad y la violencia, a la discriminación y la marginación.
Quienes sostienen que el closet es una opción, aducen que las preferencias sexuales y genéricas son una cuestión que se encuentra enmarcada en la esfera del ámbito privado, en el ámbito de la vida privada de las personas, es decir, que las preferencias sexuales y genéricas son una cuestión privada que solo le compete a la persona en tanto individuos.
Sin embargo, la realidad demuestra que la heterosexualidad, no es una cuestión limitada a la vida privada de las personas, sino que se extiende hacia todos los ámbitos de la vida en sociedad. Al respecto, desde que nacemos, los referentes y mandatos heterosexistas se presentan en todo momento a nuestro alrededor. Así, mayormente hijas y/o hijos desde su nacimiento tienen, aún mayormente, a su madre y padre casados o conviviendo (en demostración de heterosexualidad), y a falta de ellos, están las y los demás parientes en igual situación, sino los vecinos o conocidos del barrio casados o conviviendo. En la televisión, desde los noticieros y documentales a las telenovelas y películas se encuentran referencias infaltables a la heterosexualidad. En el sistema educativo, en el trabajo, en las leyes, en casi todos los niveles e instancias que conforman la sociedad, se encuentran indefectiblemente referencias a la heterosexualidad.
Por lo tanto, suponer que la heterosexualidad es una cuestión propia de la vida privada, es una gran falacia.
Ahora, si la heterosexualidad es considerada una “normalidad”, ello se debe, precisamente, a su cotidianeidad en el ámbito público, de ahí que el movimiento en pro de los derechos de las personas lesbianas, gueis, bisexuales y transgéneros aspiren a visibilizar dichas preferencias sexuales y genéricas en el ámbito de la cotidianeidad pública (su “normalización”, a todas luces, depende en gran medida de ello).


De ahí que desde el activismo pro derechos de las personas LGBT se promueva la salida del closet de cada persona lesbiana, guei, bisexual y transgénero, no por ánimos exhibicionistas ni por necesidades de generar escándalo, como sostienen muchas y muchos conservadores, sino porque es la manera más contundente de demostrar que existen realmente diversidades sexuales y genéricas (desde este punto de vista, salir del closet es, sin lugar a dudas, una poderosa medida política de la población LGBT).

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. Imagen tomada de: lacomunidad.elpais.com
2. Imagen tomada de: equalityarizona.wordpress.com

2 comentarios:

  1. Interesante, aunque no estoy decuerdo en algunas cosas si concuerdo con la mayoria, yo creo que el llamado "closet" va para aquellos que no se asumen realmente, existen muchas personas que se asumen y vivien como tal sin necesidad dee andar diciendoselo a todos, repito, son puntos de vista, pero de que si se requiere una mayor visbilidad si se requiere

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  2. Es claro que nadie esta obligado a gritar en altavos a cada segundo o llevar un letrero que revele tu condicion de LGBT, pero una cosa es ser reservado y discreto y otra cosa es el ocultamiento y la negacion. El closet oculta y niega quien es y dado que no lo hace por que quiere, sino por que se siente obligado a ello, entonces el closet es una condicion deplorable, todo un problema.

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