miércoles, 27 de marzo de 2013

ALGUNOS APUNTES SOBRE EL ORIGEN DE LA HETEROSEXUALIDAD (I).

Amistades mías:

Reciban mis más cordiales saludos y parabienes.

Hace años atrás (en los 90’s), en una ligera conversación, se dio el tema del origen de la heterosexualidad y recuerdo que se dieron explicaciones varias, más cuando me preguntaron cuál era mi postura al respecto, mi respuesta fue que no daba con la razón histórico social para que algo así se haya dado. No me sentía satisfecho con las razones que se esgrimían, para dar cuenta de cómo se había llegado a un régimen, en el que las personas fueran definidas, identitariamente, a partir de sus prácticas sexuales.
Han pasado casi dos décadas y me parece que, sobre este tema, la gente sigue sosteniendo lo mismo que antaño. Más o menos se maneja la siguiente ecuación: a + b = c. Moral religiosa cristiana (fin sexual procreativo) más saber medico biológico (instinto natural reproductivo) igual a heterosexualidad. Control de la población más reproducción de la fuerza de trabajo igual heterosexualidad.

1. Ícono de Heterosexualidad.

Me queda claro estas variables de la ecuación son parte importante del origen de la cuestión, sin embargo, el carácter de estas y otras variables me hacía suponer, que algo necesariamente debía mediatizarlas. De lo contrario, parecían dar cuenta de una implantación demasiado conciente y voluntaria del régimen heterosexista (como si alguien hubiera dicho en algún momento: “hágase la heterosexualidad”).
La prueba más palmaria de que la heterosexualidad no fue directamente establecida, instaurada o instituida, era que subsistió por mucho tiempo (demasiado) antes de ser nominada y definida. Históricamente no conocía otro caso en el que un dispositivo de control, no haya sido establecido, instaurado o instituido, de manera más o menos explícita, por un discurso legitimador (la relación contractual o el vínculo feudovasallático por ejemplo).
Para mayor confusión, las variables que se enuncian con mayor reiteración, o apuntaban a establecer un control sobre la sexualidad, que no requería de un régimen identitario tan específico; o apuntaban a una sujeción y dominio poblacional, que no requerían de la fijación de identidades tan particulares. En suma, todo me indicaba que la heterosexualidad no surgió de manera directa, sino que tuvo un origen más bien secundario y que, por diversas circunstancias, se “elevó” a la posición de importante mecanismo de control social.
El primer hito que se debe tomar en cuenta es la revolución industrial. Surgida en la segunda mitad del siglo XVIII, se dio, en su primera etapa, en Inglaterra, Bélgica y algunos puntos focalizados del continente europeo (por ejemplo, en ciertas zonas de Francia y Alemania). Esta conllevo a que se forjaran nuevos polos de desarrollo económico y social, que terminaron atrayendo a millones de personas, emigrantes, en busca de la ilusión de mejorar sus condiciones de vida. Tal movilidad humana desarticuló ostensiblemente las viejas organizaciones sociales (se pasó del orden feudal aristocrático al orden capitalista burgués). Al respecto, antes de la revolución industrial la familia se había caracterizado por ser un grupo humano extenso (varios parientes, madres, padres, tías, tíos, abuelas, abuelos, hijas, hijos, sobrinas, sobrinos, nietas y nietos conviviendo juntos), con raigambre en una localidad, en el “terruño”. En sus sitios, las familias extensas no solo eran unidades de convivencia, sino también de producción (la artesanía y la agricultura eran sus principales actividades).
Más la revolución industrial cambió el panorama socio económico de occidente, así la industria suplantó a la agricultura como principal forma de producción (la economía feudal agraria fue básicamente rural, mientras que la economía capitalista industrializada es básicamente urbana). En tal situación, las y los migrantes, que habían dejado atrás a sus familias extensas, reordenaron sus vidas de acuerdo a sus nuevas circunstancias. Surge aquí la familia nuclear más acorde a la vida citadina que campesina.
Tales cambios se acentúan notablemente en la segunda mitad del siglo XIX (en la segunda etapa de la revolución industrial). Así, la familia nuclear se vuelve un modelo hegemónico en occidente y consecuentemente, se convierte en el principal (si es que no el único) referente de familia a considerar (es el modelo de familia burguesa por antonomasia). Los discursos sociales no tardan en describirla, explicarla y definirla. Y la ciencia hace su parte (más específicamente el discurso del saber científico), pero es el discurso religioso cristiano el que se encarniza en su definición (fijando el ideal de como es y cómo debe ser). La familia nuclear, entonces, reencuadra y parametra la nueva vida familiar.
Madre, padre (esposos), hija e hijo (descendencia directa y consanguínea), como modelo de familia, pasaron a ocupar un lugar preponderante en la mentalidad de occidente. Pero fue el segundo hito el que terminó por encuadrar y parametrar la vida de las personas en occidente. Se trata aquí del matrimonio civil, legado al mundo por la revolución francesa (de 1789).

2. Familia Nuclear.

Durante la llamada edad moderna, la familia extensa había sido el modelo hegemónico de familia. Dicho modelo se organizaba entorno a un patriarca familiar, a partir del cual las y los demás miembros del grupo se ordenaban. En consecuencia, era la relación de filiación (de filiación con el patriarca) el principal vínculo alrededor del que se organizaba la parentela extensa. En este modelo de familia, el matrimonio eclesiástico (el único tipo de matrimonio vigente) apenas era una forma de integración al grupo familiar.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. Imagen tomada de: es.metapedia.org
2. Imagen tomada de: ahorayporsiempre.blogspot.com

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