sábado, 31 de agosto de 2019

ROSA: NI LOCA, NI SANTA. Pequeña aproximación al "debate" sobre la locura de una "santa".


Reciban mis saludos, espero que estén bien:

1) Pintura colonial de "Santa Rosa". 
Como todos los años, la gentita insiste en llamar loca a una mujer que vivió en el siglo XVII y que no responde a los principios, criterios y valores con los que vivimos en el siglo XX. Para no volver sobre puntos que ya trate anteriormente en mi muro y en mi blog, me centrare en el hecho de que lo que sabemos de “Santa Rosa” es la historia oficial de la iglesia católica. Gran parte de lo que sabemos de Isabel Flores de Oliva proviene de los expedientes de canonización. Y si analizamos la cuestión de manera material, tenemos que la canonización de Rosa Isabel no fue un hecho religioso, sino un acto político.

Para el siglo XVII, las poblaciones de américa vieron la necesidad de demostrar que el nuevo mundo era tan cristiano, válido y legítimo como el europeo. Frente a este reto, la iglesia católica americana y las elites criollas pretendieron demostrar que la evangelización había sido un éxito y la forma que escogieron para probarlo, fue enarbolando un santo. Santa Rosa nació de la necesidad de los cristianos americanos, de probarle al viejo continente, que América era tan cristiana como Europa. Las elites católica y criolla alcanzaron su objetivo, fabricándose una santa a su gusto y medida. Santa Rosa, entonces, responde plenamente a los ideales de santidad católico europeos existentes entre el siglo XIII y XVIII.

2) Vista del santuario religioso de "Santa Rosa" en Lima.
Esto supone que mucha de la información que se usa para llamar loca, psicótica o esquizofrénica a la “santa”, es información sobre la que no se ha hecho ningún análisis exegético, hermenéutico o semiótico. Para que quede más claro, si la información que dice que Rosa Isabel hablaba con mosquitos, podría apuntar a que es un invento para magnificar la imagen de la “santa”, los legos prefieren clamar esquizofrenia. En tal sentido, resulta sorprendente que profesionales como el psiquiatra Mariano Querol o el biólogo Ferney Rodríguez, sin haber hecho algún examen heurístico de sus fuentes, señalen alegremente que Rosa Isabel estaba psicótica. Mayor desbarre no se puede.

De otro lado, si me preguntan ¿qué opino sobre la condición mental de Rosa Isabel?, mi respuesta no va por el camino de la locura. En primer lugar, si aceptamos como fidedignas, digamos que, una buena parte de las noticias que se dan sobre “Santa Rosa” en el expediente de canonización, yo insisto en que se trata de una mujer integrada a su sociedad. Ello descarta la posibilidad de trastorno mental. En segundo lugar, poniéndome en los zapatos de la gente religiosa, especialmente en gente religiosa del siglo XVII, se tendría que reconocer que, en la mentalidad religiosa, el adorar a los dioses es un placer.

Limitémonos entonces, a aquellos actos que según los partidarios de la locura, son la mayor evidencia de que Rosa Isabel estaba loca. Me refiero claramente a las automortificaciones de la “santa”. Si contemporizamos, tendríamos que reconocer que el ideal de santidad católico de entre los siglos XIII y XVII, antes que un recetario de torturas, es un manual de erotismo. “Santa Rosa” no laceraba su cuerpo por algo parecido a la ansiedad de los adictos, que se cortan y hacen daño para tranquilizarse. Rosa Isabel siguió los pasos de otros santos y, a través de las mortificaciones físicas, se conectaba con su deidad. Eso para una persona religiosa no es una tortura, es un placer. En tal sentido, “Santa Rosa” se aproxima más a una dominatriz del bondage, que a una orate que se autolesiona.

3) Imagen usada en un grupo de Whatsapp creado por la iglesia católica.
El problema parte de suponer que Rosa Isabel sufría con lo que hacía y de ello no hay evidencia alguna. Todo lo contrario, los expedientes de canonización apuntan a que “Santa Rosa” era feliz, conectándose así con su deidad. Y en el presente, solo desde posturas psicoterapéuticas bastante conservadoras, se consideraría que las personas que practican el BDSM están locas, esquizofrénicas o psicóticas. Obviamente esto es tan especulativo como el hecho de suponer la locura de rosa Isabel. Sin el estudio heurístico de las fuentes, en este caso los expedientes de canonización, cualquier juicio sobre la salud mental de la primerísima “santa” del Perú es un despropósito. Y hasta donde sé, nadie ha emprendido ese estudio.

Se despide su amigo uranista.

Ho Amat y León.


Imágenes.

1) Imagen tomada de: es.aleteia.org
2) Imagen tomada de: larepublica.pe
3) imagen tomada de: peru21.pe

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