Les saludo y les envió mis mejores deseos.
1. Pancarta en manifestación española. |
Cada cierto tiempo encuentro textos en donde se dice que el
machismo daña o perjudica al hombre. En dichos textos se habla de como la vida
de los hombres puede verse afectada por el machismo. Se habla de como los
hombres también sufren por el machismo. Probablemente, muchos de estos artículos
pueden tener buenas intenciones. Intentan llamar la atención de los hombres y
hacerlos ver lo negativo que es el machismo y el régimen patriarcal. Sin
embargo, considero que la mayoría de estos textos son tendenciosos y
abiertamente sesgados. Debido a ello, terminan prestándose de apoyo a un
discurso cada vez más extendido, el de que los hombres también somos víctimas
del machismo y del patriarcado. Este discurso, además de falaz, termina siendo nefasto para la
lucha feminista, ya que si se asume como cierto el hecho de que hombres y
mujeres somos víctimas del machismo, se termina invisibilizando el hecho innegable
de que los hombres somos los principales perpetradores de la violencia machista
y los únicos beneficiarios de la opresión patriarcal.
Ciertamente los hombres somos afectados por el machismo y podemos
sufrir por los mandatos de la masculinidad patriarcal, sin embargo, ello no nos
hace victimas de nada. Bajo el régimen racista, los blancos también se ven
afectados y pueden sufrir debido a los mandatos del racismo, pero difícilmente son
las victimas del racismo. Bajo el régimen clasista, los burgueses igualmente se
ven afectados y pueden sufrir debido a los mandatos del clasismo, pero ¿de qué
serían víctimas? Establecer un correlato simplón entre el sufrimiento y la victimización
es muy poco serio, si se trata de abordar la realidad opresiva del machismo y
el patriarcado. Guste reconocerlo o no, todo el sufrimiento masculino atribuible
al machismo es difícilmente equiparable a la esclavización, violencia y genocidio
de las mujeres bajo el patriarcado. Pero esto no es lo único a considerar.
Como menciones líneas arriba, la mayoría de los textos que
hablan del hombre como víctima del machismo y del patriarcado resultan
tendenciosos y sesgados. Son tendenciosos pues abordan la cuestión a partir de una
de sus aristas, y no de manera global. Así, al plantear que un hombre es
víctima por los sufrimientos que reporta el mandato de la masculinidad machista
y patriarcal, se pasa por alto que los hombres acatan dichos mandatos para
alcanzar poder y privilegios. En tal sentido, ¿se puede llamar víctima a un
hombre que sufre por el mandato de ser proveedor, cuando con ello busca el
control y dominio sobre su esposa e hijxs? Indudablemente una lectura ajena a
los beneficios que reporta el cumplimiento de los mandatos machistas y
patriarcales es tendenciosa. De otro lado, ciertos enfoques sobre el
sufrimiento masculino evidencian también sesgo.
2. Protagonismo masculino. |
El grueso de las aproximaciones al sufrimiento del varón producido
por el cumplimiento del mandato masculino patriarcal, parten de las
declaraciones de los hombres que afirman sufrir por el patriarcado. Ello me
trae a la mente los “estudios” homofóbicos que hablaban de lo negativo que era
la homosexualidad. Dichos “estudios” se hacían en base a lesbianas y gays que proclamaban
sentirse mal con su orientación sexual y acudían a los consultorios de psicólogos
y psiquiatras. Obviamente estos “estudios” pasaban por alto la homofobia
interna y la homofobia social y en consecuencia, concluían que ser homosexual
era una condición que producía sufrimiento. Pero ninguno de estos “estudios” se
molestaba en entrevistar a aquellas lesbianas y gays que afirmaban sentirse
bien con su orientación sexual. En el mismo sentido, las aproximaciones que
hablan de hombres sufriendo por el machismo se basan en los varones que afirman
sufrir por las exigencias del mandato de la masculinidad patriarcal y concluyen,
sesgadamente, que todos los hombres sufren por igual (un artículo publicado por
la BBC en español, en octubre de este año, es una muestrea de ello: goo.gl/i4yVwN).
Pero semejante conclusión no tiene ningún asidero. Parten de la consideración errónea
de que el patriarcado afecta igual a todos los hombres, cuando tal consideración
ni siquiera es aplicable a todas las mujeres.
En la sociedad patriarcal, todos los hombres somos
socializados bajo los mandatos de la masculinidad machista, pero dentro de ese régimen
social hay quienes encajaran a la perfección en dicha normativa y hay quienes
no, ya sea porque no puedan o porque no quieran encajar. En tal sentido, me
atrevo a afirmar que la mayoría de las aproximaciones al sufrimiento masculino
producido por el machismo, parten de aquellas personas que no pueden o no
quieren encajar dentro de los mandatos del régimen patriarcal, dejando fuera a
todos aquellos hombres que si encajan a la perfección dentro del sistema. Si me
preguntan, ellos son la mayoría.
Cuando hablamos del sufrimiento masculino, uno de los ítems más
repetidos en los textos, es el de la sensibilidad. Muchos hombres declaran que
el machismo los ha llevado a no poder expresar libremente sus emociones y
afectos. Ello no lo pongo en duda, sin embargo, dudo mucho que el grueso de los
hombres se enfrente a esa misma situación. Me atrevo a proclamar que los machos
no sienten. Al respecto, hay dos hechos a considerar que apuntan en esa
dirección. En primer lugar, en la sociedad patriarcal, todos los hombres somos
socializados bajo los mandatos de la masculinidad machista. Uno de esos
mandatos pasa por la castración de nuestros sentires. “Los niños no lloran” es
la directriz más conocida y evidente con la que se nos socializa desde nuestra
infancia. No sentir es un mandato cuasi militar con el que vivimos. Lo
interiorizamos, lo hacemos nuestro y cuando adultos, nos conducimos en
consecuencia. Si desde niños se nos enseña a no sentir, cuando adultos simplemente
no sentiremos.
Aquí alguien me dirá que sentir es una capacidad humana y
que esta no se puede suprimir, pero es que toda capacidad necesita ser
desarrollada o de lo contrario se atrofia. Si a un hombre lo reprimen desde su infancia
para que no sienta, es innegable que crecerá sin experimentar lo que es sentir,
y que finalmente termine como un insensible. Un ejemplo de ello es la nula empatía
de los machos hacia el sufrimiento y la opresión de las mujeres. Conmoverse por
el sufrimiento ajeno es algo que se aprende, pero si a uno no le enseña ello y
encima se nos inculca la noción de que la otra persona es inferior o se le
animaliza y cosifica, lo más probable es que uno no se inmute por quien sufra.
No es casual entonces que muchos feminicidas no demuestren el más mínimo
remordimiento por su crimen o peor, lo finjan con la finalidad de minimizar su
castigo.
En segundo lugar, si se nos castra el sentir, lo más
probable es que no desarrollemos tampoco memoria sensible. La memoria sensible
es la que nos lleva a identificar aquello que nos hace sufrir. En los machos,
la falta de una memoria sensible, además de no perturbarles en su accionar machista con los recuerdos dolorosos que
puedan tener, les permite que abusen de su poder sin ningún tipo de
remordimiento. Con esto no digo que aquellos que fuimos socializados como
hombres no recordemos lo que hayamos sentido. Cuando reflexionamos o hacemos
trabajo de introspección podemos recordar, pero la amnesia sensible en general
es la que nos permite actuar como machos. Pongo un par de ejemplos. 1) Un macho
tomando con sus amigos puede recordar y sentirse mal por haber masacrado días atrás
a su cónyuge, pero ello no le impedirá que al llegar a casa, vuelva a masacrar
a su pareja. Con su memoria sensible intacta, el sufrimiento que causó y su
propio sufrimiento podrían detenerlo. 2) Un macho puede confesarle a su amigo
que se sintió mal por haberle puesto los cuernos a su cónyuge, pero tan pronto
se le presente la oportunidad, volverá a hacerlo sin importar cuan mal se
sintió la vez anterior.
3. Pinta hecha en Argentina. |
En suma, me temo que algunos de los enfoques de varones antipatriarcales
que están apareciendo, se hacen a partir de una lectura errada de lo que es el
machismo y de cómo nos afecta a los hombres. La comprensión de como el machismo
afecta a los hombres, no puede hacerse a partir de los pocos que no encajan en
la norma, sino de los muchos que si lo hacen. En tal sentido, no puede concluirse
que los hombres somos víctimas del machismo, solo por que quienes no encajamos
en el imperativo machista reconocemos nuestro sufrimiento. Toda persona sufre,
pero ese hecho no basta para asumir que mujeres y hombres somos igualmente víctimas
del machismo patriarcal. Las afectaciones y el sufrimiento de los varones y de
las mujeres dentro del régimen patriarcal, no tienen el mismo origen y no
producen los mismos efectos. Los hombres no somos oprimidos por alguien, ni estamos
sometidos a nadie. Si los hombres fuéramos realmente víctimas del machismo, los
varones hace milenios ya tendríamos cuestionamientos y discursos subversivos
equiparables al feminismo y nos hubiéramos rebelado contra la opresión patriarcal
hace centurias. Eso no ha sucedido y claramente se debe, a que el hombre no es,
de ningún modo, víctima del patriarcado.
Se despide su amigo uranista.
Ho Amat y León.
Imágenes
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