jueves, 30 de diciembre de 2010

SENSIBILIDAD REVOLUCIONARIA O REVOLUCIÓN SENSIBILIZATORIA.


Queridas amistades:
Les saludo y les envió mis mejores deseos.

En diversas ocasiones, he escuchado a varias y varios compañeros activistas políticos (luchadores sociales) hablar de ciertos sentimientos, como el odio, el aborrecimiento, el desprecio, etcétera, en relación a posturas supuestamente contestatarias y hasta pretendidamente revolucionarias (como odiar a los opresores, aborrecer a los explotadores, despreciar a los indiferentes, etc.).
El asunto es que cuando leo o escucho estas expresiones, no puedo dejar de sentirme inquieto y aprensivo, pues la impresión que me llevo (con dichas expresiones), es que no albergan verdaderos sentires y sentimientos contestatarios y menos revolucionarios.
Que quede claro que no pongo en duda las aspiraciones de las y los compañeros activistas políticos, en su búsqueda de cambios y transformaciones sociales, ni mucho menos pongo en duda las intenciones liberacionistas que acompañan su accionar y su lucha política. Sin embargo, si considero que muchas y muchos compañeros activistas políticos, han obviado la cuestión de la sensibilidad en sus teorizaciones y prácticas reformistas o revolucionarias.


Al respecto, la sensibilidad, como otros aspectos de la realidad humana (el político, el económico, el cultural, el sexual, etc.), es parte integral del todo social, razón por la que política, economía, cultural, sexualidad, sensibilidad, etcétera, están interrelacionados intima e indisolublemente entre si y, más aún, se condicionan y hasta determinan mutuamente.
En tal situación, es un hecho que cada sociedad y cultura posee una sensibilidad particular, que responde a sus necesidades, a sus estructuras socioculturales.
La situación no es distinta bajo la sociedad burguesa capitalista, mas dentro de esta sociedad hay un particular ordenamiento y organización de la sensibilidad, al cual llamaremos régimen de la sensibilidad, cuyas características particulares han contribuido a la marginación de la sensibilidad del terreno de las teorizaciones y las practicas reformistas o revolucionarias.
Estas particularidades del régimen de la sensibilidad se articulan, principalmente, a través de una ideología de origen burgués capitalista, el romanticismo, que si bien, con el tiempo, fue expectorado de otras áreas del quehacer social (como la política, la economía, la ciencia, el arte, etc.), ha mantenido su vigencia en al ámbito de la sensibilidad, al grado de hacerlo su bastión cuasi inexpugnable.
Siguiendo los parámetros de la ideología romántica, la sensibilidad, en sus aspectos emocional y afectivo, responden a una naturalidad humana que, supuestamente, tiene todo de biológico y nada de social.
En tal sentido, la sensibilidad, específicamente las emociones y los afectos, no son objeto de estudio de las ciencias sociales y tampoco son objeto de cuestionamiento y/o replanteamientos reformistas o revolucionarios.
Consecuentemente, bajo la mentalidad burguesa romántica la sensibilidad, las emociones y los afectos, solo se asumen tal como vengan y, de ningún modo, se puede pretender cambiar o transformar dicha situación.
Obviamente, a lo largo de la historia, no siempre ha existido este tipo de mentalidad, así, en relación a los afectos, para la sociedad cristiano medieval a un sentimiento como el amor se le da un carácter conciente y volitivo, mientras que para la sociedad burguesa capitalista el amor (el romántico) es de carácter alienado e irracional. Lo mismo ocurre con los demás afectos y, sobre todo, con las emociones.
Queda claro, entonces, que sentimientos como el odio, el aborrecimiento, el desprecio, etcétera, en tanto sentires sensibles, también responde a los parámetros establecidos por la sensibilidad romántica.
Aquí, algunas y algunos compañeros activistas políticos objetaran, que, a diferencia de las y los alienados románticos, el odio, el aborrecimiento, el desprecio, etcétera, en tanto sentires contestatarios y/o revolucionarios, se distinguen por su carácter conciente y racional, aunque me temo que en el fondo, más que conciencia y racionalidad, todo indica que esos odios, esos aborrecimientos, esos desprecios, etcétera, responden al resentimiento social antes que a la conciencia y a la racionalidad. En otro sentido, la supuesta conciencia y racionalidad se presenta como una simple justificación y no como un sentir producto del conocimiento y la reflexión.
Nuevamente, muchas y muchos compañeros activistas políticos objetaran, que mis planteamientos, en relación a su sensibilidad, son harto especulativos. Sin embargo, cabe recalcar algo que mayormente se pasa por alto, que las emociones y los afectos, tanto positivos como negativos (amor/odio, querencia, aborrecimiento, aprecio/desprecio, etc.) son parte integral del sistema en el que vivimos, en este caso, el burgués capitalista.
Como ejemplo, el odio, el aborrecimiento, el desprecio, etcétera, son sentimientos negativos que permiten el funcionamiento del sistema, así, nada más insensibilizador y deshumanizante que el odio clasista, que coadyuva a la dominación y explotación del prójimo y nada más evidente que la misoginia y la homofobia como instrumentos de exclusión y marginación.
Como corolario, no resulta ni contestatario ni revolucionario albergar sentimientos negativos por personas, por otros seres humanos, por más opresores, explotadores, indiferentes, etcétera, que ellos puedan ser, pues ello solo replica y reproduce el sistema, invirtiendo la ecuación y convirtiendo a la o el pretendido contestatario y/o revolucionario en su antagonista (odia igual que él, aborrece igual que él, desprecia igual que él, etc.).
Contrariamente, si los sentimientos negativos (odio, aborrecimiento, desprecio, etc.), en vez de dirigirse hacia personas, hacia otros seres humanos, se direccionaran a situaciones, circunstancias, actitudes, comportamientos, etcétera, recién podría hablarse de un cambio, de una verdadera transformación, que distinguiría a opresores, explotadores, indiferente, etcétera, de los verdaderos activistas políticos, de los verdaderos luchadores sociales, contestatarios y/o revolucionarios.
En suma, la actitud contestataria y el accionar reformista o revolucionario pasa, necesariamente, por un cambio en nuestra sensibilidad, no solo en cuento a como sentimos, sino, también, hacia quienes profesamos nuestros sentires y sentimientos.


No en vano grandes teóricos e intelectuales, de la talla de Erich Fromm o Paulo Freire, jamás propugnaron, como práctica reformista o revolucionaria, el odio, el aborrecimiento, el desprecio, etcétera, hacia opresores, explotadores, indiferentes, etcétera, sino, más bien, el amor por la humanidad (lo cual implica, implícitamente, a opresores, explotadores, indiferentes, etc.).
Al final, y sin llegar a estos extremos sensibles, se puede afirmar, categóricamente, que el odio, el aborrecimiento, el desprecio y demás sentimientos negativos, no tienen nada de contestatarios ni de revolucionarios, en cuanto son dirigidos hacia personas, hacia la humanidad.
La verdadera sensibilidad revolucionaria, pasa, necesariamente, por un cambio de nuestras sensibilidades, por una revolución sensibilizatoria, pasa, no por odiar, aborrecer, despreciar, etcétera, al prójimo, sino por hacernos de una sensibilidad más positiva y propositiva.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. Imagen tomada de: pintandoenpositivo.blogspot.com
2. Imagen tomada de: superateatimismo.com

miércoles, 22 de diciembre de 2010

HUMOR NAVIDEÑO.

Queridas amistades:
Espero que disfruten esta entrega.

Llega papa Noel a un pueblo muy pobre con una enorme bolsa de regalos en su espalda.
Todos los niños del pueblo salen de sus casas y se acercan a él saludándolo.
Papá Noel los observa y les dice:
---Ho, Ho, Ho, Feliz Navidad niños, díganme, ¿por qué es que están todos tan delgados...?
Uno de los niños le dice:
---Es que somos muy pobres y casi no comemos...
Mientras se daba la vuelta y comenzaba a irse, Papa Noel les dice:
---Ho, Ho, Ho, ...entonces si no comen la comida no merecen regalos...



¿Quién es Santa Claus?
- Santa no trabaja personalmente, sino que dirige a montones de subalternos.
- Tú nunca llegas a ver a Santa, solo a sus empleados.
- Santa no llega a las 40 horas semanales de trabajo ni de lejos.
- Santa viaja un montón.
- Santa trabaja cuando le da la gana.
Obviamente, Santa es un funcionario público.



Un político honesto, un congresista decente y Santa Claus iban caminando por la calle y vieron un billete de 200 soles, ¿quién lo recogió? Pues Santa, ¡los otros no existen!



Para navidad Luis le pide a Papa Noel: - Quiero una mama buena.
El día 25 Luis se levanta y encuentra a su mamá.
Entonces Luis escribe otra carta reclamándole a Santa: - Yo pedí una mama buena.
A vuelta de correo Santa responde: - Tú mama ya es buena.
Y Luis escribe nuevamente: Si claro, tú lo dices por que a ti no te regaña.




Dos prostitutas charlando en la calle mientras llegan los clientes...
¿Y tú que le vas a pedir a los Reyes Magos?
¿Yo?... 30 dólares, ¡Como a todos!



Un niño estaba constantemente molestando a su padre, diciéndole que le consiguiera un árbol de Navidad. Cada año el padre le respondía: "yo no quiero pagar por uno". Por fin, el hijo finalmente logró exasperar tanto a su padre, que este salió de la casa con su hacha. Treinta minutos después, regresó con un gran árbol de navidad muy grande. El hijo estaba tan asombrado de que su padre regresara tan pronto y le preguntó: "¿Cómo lo has cortado tan rápido?" El padre le respondió: "¡Oh! no lo corte, fui a la tienda". Entonces el hijo extrañado pregunto: ¿y por qué tomó el hacha?". "Porque yo no quería pagar por ello.", Respondió el padre.



Dos hermanitos, que vivían con sus abuelos, dejan sus cartas en el árbol de navidad. A la hora de dormir la niña empieza a rezar, elevando cada vez más la voz:
Quiero una bicicleta...
¡Quiero Una Bicicleta!
¡QUIERO UNA BICICLETA!
¡QUIERO UNA BICICLETA!
El hermano mayor replica: ¿por qué gritas?, ¿acaso crees que Santa es sordo?
Y la pequeña responde rápidamente: Santa no, pero el abuelo si...


viernes, 17 de diciembre de 2010

TRABAJO Y ONG’S.

Amistades mías:
Reciban mis saludos y mis mejores deseos.

Que en Lima haya un sindicato de trabajadores de ONG’s me llamó la atención. Que ello no fuera la excepción en Latinoamérica no le resto peculiaridad al asunto. Mas que las y los trabajadores de ONG’s dedicadas a la defensa de DD.HH. se quejen de maltrato y explotación, si que pone los pelos de punta, por todas las implicancias que ello acarrea.
Varias y varios amigos y conocidos míos trabajan en ONG’s (la mayoría de ellos en ONG’s de DD.HH.). Sé que varias y varios trabajan más de ocho horas diarias y claman cansancio cada vez que me las y los encuentro (y ahora que las ONG’s conceden “vacaciones” por la quincena de fiestas de fin de año, suspiran de alivio por los días de descanso).


Si digo que me llamo la atención el que haya sindicatos de trabajadores de ONG’s, es porque la mayoría de dichas organizaciones trabajan en cuestiones y problemáticas sociales, humanitarias (lucha contra la pobreza, cooperación para el desarrollo, protección del medio ambiente, etc.). En consecuencia, se supone que situaciones de maltrato y explotación no se deberían dar en estos organismos no gubernamentales.
Según las leyes laborales de la OIT, la jornada laboral es de 8 horas diarias. Pero las legislaciones ¿neo?liberales han dispuesto, que las y los trabajadores, si desean, puedan seguir trabajando más horas (con lo que supuestamente ganarían mayores ingresos). Más la verdad de la milanesa es que en la mayoría de los trabajos, no hay esa supuesta opción de trabajar más horas voluntariamente, pues si la patronal te dice que te quedes a trabajar, raramente ello es optativo. Peor aún, al quedarse a trabajar más horas, el supuesto sueldo que se debe pagar por concepto de horas extras, no es necesariamente alentador.
Lo más preocupante es que varias ONG’s se comportan laboralmente como empresas de negocios y el asunto se vuelve alarmante cuando este comportamiento, viene de ONG’s dedicadas a trabajar con DD.HH.
Es decir, la exigencia abusiva y cuasi obligatoria de más horas de trabajo y las políticas abusivas de sueldos no compensatorios no solo se dan en las empresas de negocios privadas, sino, también, en ONG’s que luchan contra los abusos sociales. Toda una ironía.


Lo que me resulta más sorprendente, y puede que esto sea mi impresión, pues no he ahondado concienzudamente en el asunto, es que algunas y algunos activistas de DD.HH., pareciera que aceptan sus poco favorables condiciones de trabajo (y como anécdota, el llamar tiranas y tiranos a sus jefes me resultó una broma bastante recurrente).
El asunto es que la aceptación de esas interminables jornadas de trabajo y de esos sueldos que no siempre alcanzan, si deja mucho que desear viniendo de trabajadores de ONG’s y, más aún, de activistas de DD.HH., puesto que si ellos, que son las y los encargados de concientizar a la gente, sobre la necesidad de empoderarse de sus derechos humanos y ciudadanos, no reclaman y protestan, en sus respectivos centros laborales, por aquello que bien puede ser catalogado de abusos laborales.
Entonces, ¿cómo se puede esperar que si ellos (las y los activistas en DD.HH. que trabajan en ONG’s de DD.HH.), que son las y los supuestamente empoderados en sus derechos, sean los transmisores del llamado al empoderamiento de nuestra ciudadanía, sino muestran en sus centros de trabajo la misma exigencia de derechos que se espera que asuma el resto de la población?, ¿con que autoridad moral pedirían dichas y dichos activistas de DD.HH. al resto de la población, que luchen por sus derechos, si no hacen lo mismo en sus respectivos centros laborales?
Cosas del Orinoco que yo no sé y tu tampoco.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. Imagen tomada de: ahorainfo.com.ar
2. Imagen tomada de: alienarka.blogspot.com

viernes, 10 de diciembre de 2010

ALGUNAS CONSIDERACIONES FEMINISTAS SOBRE EL DISCURSO DE ACEPTACIÓN DEL NOBEL DE MARIO VARGAS LLOSA.


Queridas amistades:
Reciban mis saludos y mis mejores deseos.

Hace 3 días atrás, el 7 de diciembre, en la Fundación Nobel, en Estocolmo, el escritor peruano Mario Vargas Llosa, ganador del premio Nobel de literatura de este año, dio un interesante discurso que en pocos días, ha levantado apasionadas defensas y enconadas detracciones.

Claro está, que aun discrepándose de su visión ¿neo?liberal y hasta conservadora de la realidad, no se puede dejar de reconocer su calidad literaria y su consecuencia de ideas, algo que se manifiestan a lo largo de su sentido discurso.
Sin embargo, las discrepancias y cuestionamientos al discurso vargasllosiano, que son, indefectiblemente, parte constitutiva del sistema democrático, aunque no sean siempre bien vistas por todas y todos, no solo tienen que ver con su visión macrosocial de la realidad, sino con aspectos más íntimos y cotidianos.
Al respecto, las referencias de Vargas Llosa a su esposa son verdaderamente de antología, pues evidencian no solo una visión tradicional y conservadora de la mujer y de su rol en la sociedad, sino, también, revelan su conformidad con esa visión y rol social. No se trata, entonces, de una crítica infundada, que cuestiona la libertad de las personas acerca de cómo deciden vivir sus vidas, sino de una llamada de atención contra la exaltación de estereotipos opresivos, que son presentados como válidos y legítimos.
El párrafo del discurso donde esto queda evidenciado dice a la letra: “El Perú es Patricia, la prima de naricita respingada y carácter indomable con la que tuve la fortuna de casarme hace 45 años y que todavía soporta las manías, neurosis y rabietas que me ayudan a escribir. Sin ella mi vida se hubiera disuelto hace tiempo en un torbellino caótico y no hubieran nacido Álvaro, Gonzalo, Morgana ni los seis nietos que nos prolongan y alegran la existencia. Ella hace todo y todo lo hace bien. Resuelve los problemas, administra la economía, pone orden en el caos, mantiene a raya a los periodistas y a los intrusos, defiende mi tiempo, decide las citas y los viajes, hace y deshace las maletas, y es tan generosa que, hasta cuándo cree que me riñe, me hace el mejor de los elogios: ‘Mario, para lo único que tú sirves es para escribir’”.

Precisamente, contra esta visión de la mujer como abnegada, como devota esposa, como entregada al servicio del marido y a su complacencia, como fuente de paz y tranquilidad en el remanso hogareño, etcétera, es que se yergue la tradición feminista desde hace más de dos siglos atrás, aunque, lamentablemente, sigue estando presente en el imaginario de los llamados “grandes hombres”.
En la misma línea, copio a continuación algunos planteamientos feministas que me parecen muy importantes e interesantes:
Violeta Barrientos (literata): “Lo que me quedó claro del Nobel es que las mujeres somos soberanas en la casa y excelentes suicidas. Si los escritores son los que denuncian que el mundo está mal hecho, me parece que no hacemos parte de ese mundo...”.
Eliana Cano (psicóloga): “...sentimientos encontrados porque oscilaremos siempre entre lo ‘tradicional y lo moderno’... Quizá esa parte de su discurso devela también ese otro lado de las masculinidades que muchos no se atreven a explorar, re pensar y... menos nombrar PUBLICAMENTE (así tengan 70 años de vida)... frágiles, necesitados de, sensible dependientes de... Claro, también del otro lado, ‘mujeres súper mujeres’..., y si a eso (se) le suma: la mirada hiper romántica del disque ‘amor’..., lo más probable es que sea lo que a la gran mayoría desea escuchar…".

Maribel Reyes Pérez (periodista): “…esa parte del discurso de Vargas también me dejó ese ruido... e incluso hasta este momento tengo una idea contradictoria sobre el tema. Porque ese velo romántico hace que no miremos una realidad: que algunas mujeres vivan la vivan la vida de sus parejas. Me pregunto, asimismo, si él hubiera podido triunfar sin el apoyo afectivo e incondicional de su pareja (el deja entrever que no, pero ¿serán palabras bien logradas, social y románticamente esperadas?). Yo no creo que ante un agradecimiento público como el que dio… y como el que suele darle a su esposa, este develando una fragilidad, ese otro lado de las masculinidades. (Es para seguir)… masticándolo”.
Claudia Salazar (literata): “(Lo dicho ayer por) MVLL me parece que (deja en claro) lo mucho que le debe (a su esposa). Al mismo tiempo, el agradecimiento corresponde a una expectativa social. (Particularmente) a mí me cuesta imaginar una vida así, tan dedicada y entregada completamente al otro... debe ser una demanda insoportable”.
Violeta Barrientos Silva: “VLL dijo hace unos días a la prensa: ‘No sé mi mail, jamás agarro un teléfono que esté sonando, no sé usar los teléfonos celulares’. Obviamente ya saben quién se ocupaba de esto. Y si se piensa en la importancia que el escritor ha dado a la madre, la tía, la prima, es un cerco endogámico muy frecuente al hablar de masculinidad peruana. No hay duda que MVLL es muy peruano. Así, ¿qué hombre querría dejar de serlo?”.
Fátima Valdivia (antropóloga): “Ése es el problema del romanticismo. En tu cara pelada te están diciendo que eres la extensión de la madre, que no hay forma de cortar el cordón, que te tiras a tu vieja, que eres una empleada del hogar ad-honorem (con privilegios de clase…) y que sin ti su mundo se acaba y lo tomas como un ‘canto de amor’ (Álvaro VLL dixit)”.
Alejandro Merino (ingeniero): “… lo cierto es que… las mujeres que han estado a su alrededor durante su vida, (si bien han sido un bastón, ello) las ha invisibilizado y anulado, siguiendo el sistema patriarcal, porque él es la estrella y a su alrededor giran y funcionan los planetas…”.
Saquen ustedes sus propias conclusiones.

Se despide su amigo uranista. 

Ho.

P.d. Por cuestiones de presentación, los comentarios citados, copiados del facebook, han sido editados en formato, pero no se les ha cambiado el sentido.

Imágenes.
1. Mario Vargas Llosa. Foto tomada de: migueldeloyola.wordpress.com
2. Patricia Llosa Urquidi de Vargas Llosa. Foto tomada de: marioelescribidor.blogspot.com
3. Premio Nobel. Imagen tomada de: politablog.com

sábado, 4 de diciembre de 2010

VIDA TERRÍCOLA, VIDA EN OTROS MUNDOS.


Amistades mías:
Les saludo y les envió mis mejores deseos.

A raíz de la publicación de documentos confidenciales de la diplomacia estadounidense, en el sitio web de Wikileaks, se deslizó la noticia de que la agencia gringa responsable de los programas espaciales, preparaba un anuncio sobre el hallazgo de vida extraterrestre, lo cual fue calificado, inmediatamente, como cortina de humo por muchas y muchos incrédulos y descreídos.
Mas al margen de si ello era o no una cortina de humo, el tema en si merece algunas líneas. Claro está que ya no estamos en la época, en la que por hablar de vida extraterrestre, se le condenaba a uno a la condición nada envidiable de completo orate.


Particularmente, si me han preguntado, en diversas ocasiones, si creo en vida extraterrestre, a lo que contesto, desde ya hace mucho tiempo, que no puedo afirmar o denegar en este asunto.
Al respecto, ya que no hay evidencia concluyente y tangible sobre la cuestión, me permito concluir que, dada la inmensa bastedad del universo, existe la posibilidad de que no seamos los únicos seres vivos existentes.
Sin embargo, cabe aclarar que aquello que llaman mayormente como vida, es una realidad del planeta tierra, pero que, en otros mundos, no necesariamente se manifestaría tal como la conocemos.
La forma en que se ha manifestado la vida terrícola puede ser única y en otros mundos, puede que haya formas de vida radical y completamente diferentes a la de nuestro planeta Tierra.
Si a ello le sumamos que, a nivel de conocimientos, no hay una teoría lo suficientemente extendida y consensual, de aquello que conocemos como vida, entonces tenemos que el asunto se torna más peliagudo.
La mayoría de las teorías formuladas acerca de lo que es vida, son de corte biologicista, es decir, que solo se aproximan a la cuestión desde el punto de vista de la biología (no admitiendo siquiera aproximaciones complementarias). Mas también hay otras teorías científicas, que si bien no son plenamente satisfactorias (por lo menos para mí), si dan cuenta de cuestiones que resultan verdaderos forados en la mayoría de las teorías biologicistas.
Por ejemplo, una cuestión que no siento que se explique debidamente, es la relación que entre la biología y la físico química, especialmente en lo concerniente a la correlación entre organismo, energía y vida. De ahí que se puede concluir que la explicación de lo que es la vida, sería el resultado multidisciplinario, interdisciplinario (biología, física, química, etc.) y no solo desde un único campo de estudio de la ciencia.
Como consecuencia de esta limitación, acerca de lo que es la vida, se niega por ejemplo toda posibilidad de vida artificial. Al respecto, y si mi memoria no me falla, en la década de los noventa del siglo XX, se dio una controversia acerca de un programa autónomo de computación, que fue presentado por sus configuradores como una posible manifestación de vida rudimentaria, algo que fue negado y desacreditado por sus detractores. Y mejor ni hablemos de la ficción científica o ciencia ficción, que da por sentada la posibilidad de vida artificial.


Otro punto importante a tomar en cuenta, es el referido al número de variables que se necesitan, para que la vida exista (por lo menos un tipo de vida similar a la terrícola). Sobre ello, ya desde la década de los sesenta del siglo XX, el radioastrónomo Frank Drake postulo una ecuación que apuntaba a un numero x de variables necesarias para la existencia de vida en el universo. Y aunque muchos de los parámetros de la ecuación son desconocidos, de ese entonces a la fecha el número de posibles variables a considerar ha aumentado exponencialmente 8 lo cual reduce considerablemente las posibilidades de vida extraterrestre).
Con todo, no soy de los que creen que la vida terrícola es completamente excepcional, pero si considero que de encontrarse vida extraterrestre, esta sería muy distinta y hasta radicalmente diferente a la que conocemos.
Más aún, las posibilidades de encontrase en otros mundos, aquello que se denomina vida inteligente, son prácticamente nulas. Y no solo porque es bastante improbable que en otros mundos, se haya dado un proceso evolutivo siquiera similar al de nuestro planeta, sino porque aquello que llamamos “inteligencia” suele ser, en la mayoría de los casos, una clara demostración de cuan arrogante somos los seres humanos.
A fin de cuentas, lo que considero, en este momento, es que si existen mayores posibilidades de encontrar vida simple, digamos como la microscópica, que vida compleja, digamos como la mamífera o la humana. Más como dijo Tomas el apóstol: "ver para creer".

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. Foto tomada de: lanoticiasur.com.ar
2. Foto tomada de: fotosyfondos.com

jueves, 25 de noviembre de 2010

LA COSIFICACIÓN DE LA PERSONA Y LA BANALIZACIÓN DE LA SEXUALIDAD.


Amistades mías:
Reciban mis parabienes y mis mejores deseos.

En estos días, varios diarios conservadores titulaban en sus portadas, una frase atribuida al monarca del Vaticano y jefe de la iglesia católica: Benedicto decimo sexto, que decía: “Hay que humanizar la sexualidad”.
Esta frase es parte de un libro de reciente edición, en el que el pastor alemán se despacha con su consabida visión retrograda de la sexualidad humana, aunque para muchas y muchos creyentes el reconocimiento papal del uso del preservativo, sería un primer paso hacia un cambio mayor dentro de la iglesia.


Si digo que es retrograda es porque aún, tras varios siglos de existencia, la iglesia sigue postulando la represión como la manera verdadera de vivir la sexualidad, represión que se expresa a través del marco: sexo/matrimonio, sexo/heterosexualidad, sexo/reproducción y sexo/amor (aquí ese amor solo es “verdadero” si se conduce dentro de los otros tres parámetros).
Todo aquello que escapa a estos límites, es claramente considerado como inmoral, por no encontrarse dentro de la propuesta moral católica (y la solución moral católica para aquellas personas que no pueden o no quieren encajar en dichos parámetros, es la de reprimirse).
Sin embargo, algo que me resulta alarmante de todo esto, es que si bien la argumentación que da sustento a sus planteamientos es retrograda, algunos de sus enunciados no dejan de ser relevantes y hasta atendibles.
Expresiones como la de que “hay que humanizar la sexualidad” o la de que “la sexualidad se está banalizando”, no dejan de ser reales, a pesar de ser enunciadas por uno de los líderes del conservadurismo antiderechos en el mundo.
Lo alarmante del asunto es que sea precisamente el conservadurismo, quien se apropie de estas nociones y las flamee y esgrima como exclusivamente propias, cuando son cuestiones que trascienden las posturas de los grupos religiosos y conservadores.
Ni la humanización de la sexualidad, ni oponerse a la banalización del sexo son tareas exclusivas de la clerecía cristiana o del conservadurismo organizado, son tareas que le competen a todas aquellas personas que luchan por hacer de este mundo un lugar mejor y más humano.
Tenemos que reconocer que el capitalismo salvaje ha impuesto un mercado igualmente salvaje, en donde todo se compra y todo se vende (incluidas las personas) y donde el valor de uso ha reemplazado toda moral y ética.
Bajo este capitalismo salvaje se ha operado un proceso de deshumanización de la persona, cuyo principal objetivo era hacer de toda persona, un fácil sujeto de explotación.
El resultado de esta deshumanización de la persona se puede vislumbrar, en diversos ámbitos que van desde la economía a la cultura. Así, se encuentra que en los análisis macroeconómicos que hace los grupos de poder, la persona ha sido reducida a la condición de simple cifra estadística, mientras que en el plano cultural, el respeto hacia la persona sigue disminuido, frente a la discriminación y marginación que siempre haya nuevas formas de manifestarse.
En el extremo, este proceso de deshumanización ha llevado a la cosificación de la persona, hecho que también se manifiesta en diversas instancias que van desde la del conocimiento a la del consumismo. Así, la ciencia, bajo un ideal de abstracción, ha pretendido objetivar a la persona (donde objetivar tiene una doble acepción: la de aproximarse a la persona a través de una supuesta objetividad y la de tratar a la persona como objeto, objeto de estudio), por su parte, bajo el consumismo capitalista, la mujer primero, y luego el varón, son vistos como simples mercancías, a las cuales se exhiben como piezas de carnicería (objetos de deseo).
Más este proceso de deshumanización, que ha convertido a las personas en solo números, en solo cuerpos, en mercancías, en cosas, etcétera, no termina allí. Como consecuencia a la deshumanización de la persona, y en un proceso que se desenvuelve paralelamente, se da un proceso que banaliza muchas de las manifestaciones humanas, especialmente aquellas que han sido restringidas al ámbito privado y personal.
Es en el terreno de lo privado y lo personal donde los grupos religiosos y conservadores se ha parapetado en posiciones fundamentalistas, siendo la familia y la sexualidad los puntos más desarrollados en sus agendas.
En el caso de la sexualidad, frente al capitalismo salvaje, no resulta difícil encontrar puntos de confluencia con la clerecía religiosa y el conservadurismo organizado. Algo que solo es posible dado que el consumismo capitalista, ha desprovisto a la sexualidad humana de cualquier sentido ontológico, ético y moral (de ahí que se pueda hablar de la banalización de la sexualidad). Más aún, la sexualidad se ha visto reducida a la simpleza del placer por el placer, sin ningún tipo de implicancias o significado (en el extremo, la sexualidad ha sido convertida en un producto más del mercado).
Lo lamentable es que sean los grupos religiosos y conservadores, los que hayan iniciado una lucha por revalorizar la sexualidad humana (con discursos castrantes y antilibertarios), mientras que la progresía organizada y el activismo pro libertades sexuales aún no repara en la importancia de esta lucha.
La banalización de la sexualidad ha tenido innegables consecuencias en la sociedad humana. Al respecto, la descontrolada propagación de enfermedades de transmisión sexual (ETS) y la “pandemización” del VIH SIDA, son algunos de los efectos de dicha banalización de la sexualidad. Aunque también hay que contar la dificultad que tienen los programas de información y prevención de ETS y VIH SIDA para calar masivamente entre la población.
El problema surge en el hecho de que, el desarrollo de las libertades y voliciones sexuales no ha ido aparejado con un desarrollo de las obligaciones y responsabilidades sexuales, hacia los demás y hacia uno mismo.


Precisamente los grupos religiosos y conservadores si cuentan con una ética de la sexualidad, con la discrepo rotundamente, pero que les ha permitido aglutinar y formar frentes consolidados de acción y proselitismo. Por su parte, la progresía organizada y el activismo pro libertades sexuales no han desarrollado una ética de la sexualidad, que no solo de sentido ontológico a su lucha, sino que, además, le genere sinceras adhesiones.
Trágicamente es esta falta de una ética de la sexualidad (de raigambre colectiva), la que pone (muy a su pesar) a la progresía organizada y al activismo pro libertades sexuales del lado de lo peor del consumismo capitalista y su norma mercantilista del placer por el prurito del placer.
La tarea de la progresía organizada y al activismo pro libertades sexuales pasa, necesariamente, por no ignorar la deshumanización y cosificación de la persona y la banalización y mercantilización de la sexualidad. La lucha por una sociedad más justa e inclusiva no puede seguir ignorando estos tópicos y dejando que sean los grupos religiosos y conservadores, los que sigan teniendo un papel protagónico en la lucha por la revalorización de la persona y, sobre todo, de la sexualidad.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. Benedicto XVI. Foto tomada de: ensentidocontrario.com
2. Imagen tomada de: enkidumagazine.com

lunes, 15 de noviembre de 2010

ADOLESCENTES Y SEXO.

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Queridas amistades:
Las y los saludo y les hago llegar mis mejores deseos.

Recientemente, tanto en Bolivia como en Perú se hablo de despenalizar y legalizar las prácticas sexuales entre adolescentes y entre adolescentes y adultos, algo que motivo la inmediata movilización de los grupos conservadores, en pos de tratar de impedir dichas iniciativas legales.

Pese a que en varios países latinoamericanos el reconocimiento del derecho de las y los adolescentes al disfrute de su vida sexual, ya es un hecho admitido a nivel jurídico legal, los grupos conservadores se siguen oponiendo a ello, en base a una línea argumental, básicamente, patriarcal y opresiva.
Precisamente, los argumentos de los grupos conservadores se pueden englobar en dos planteamientos consonantes e interdependientes.
El primero consiste en ver a las y los adolescentes como minusválidos sociales. Aquí se parte de la consideración de las y los adolescentes como incapaces de velar por sí mismos, razón por la que serian engañados, manipulados y, consecuentemente, utilizados y abusados.
El segundo argumento consiste en que las y los adolescentes no son vistos como sujetos de derechos. Aquí al no reconocerse a las y los adolescentes como capaces de afrontar su vida sexual, se les asume como potenciales víctimas necesitadas de protección, razón por la que deben estar sometidos a las decisiones y a la voluntad de las y los adultos.
Ahora, contrariamente a lo que sostienen los grupos conservadores, esta visión no es natural sino que tienen un claro origen histórico, que se remonta al siglo XIX. Esta visión tampoco es el resultado del progreso social, como sostienen los grupos conservadores desde un punto de vista maniqueamente evolucionista (punto de vista que considera que en el pasado, en tiempos barbáricos, reinaba el desorden sexual, mientras que en el presente, en tiempos más civilizados, se había progresado a vidas sexualmente ordenadas).
Lo cierto es que en muchas sociedades y culturas, especialmente en las sociedades tribales, se preparaba a las personas desde su infancia, para ir asumiendo su vida sexual, en la medida en que se crecía y se asumían responsabilidades sociales. Por tal razón, en muchas sociedades y culturas si se practicaba el sexo desde la adolescencia, más aún, en muchas de estas sociedades y culturas, el que las y los adolescentes no ejercieran su vida sexual hubiera sido visto como antinatural.
En la sociedad occidental y contemporánea, la visión que niega a las y los adolescentes la capacidad de ejercer su vida sexual, va de la mano con un proceso de “naturalización” de la llamada sexualidad, proceso en el que, con el tiempo, se fue restando autonomía a lo sexual.
Al respecto, hasta bien entrada la llamada edad moderna, se consideraba que las vivencias y prácticas sexuales estaban sujetas, en gran medida, a la voluntad de las personas (ello es lo que permitió, entre otras cosas, que las vivencias y prácticas sexuales consideradas como ilegitimas, fueran consideradas como pecados).

Para el siglo XIX, la pérdida de autonomía de lo sexual se tradujó en la consideracion de lo sexual como algo ajeno a la voluntad de las personas, como algo biológico y natual, visión que se extendió a todos los ámbitos de la llamada sexualidad: al de lo vivencial (a los estilos de vida), al de las prácticas, al de los deseos (las preferencias sexuales), al de las necesidades, al de los sexos, al de las edades, etc.
El resultado de esta pérdida de autonomía condujo a un modelo de lo sexual, considerado como normal y natural, siempre y cuando se desenvolviera entre los parámetros estipulados (matrimonio, monogamia, sexo reproductivo, heterosexualidad, moderación y adultez). Lo que quedaba fuera de este marco era considerado como sexualidad antinatural, contranatural, perversa, desviada, enferma, etc.).
Siguiendo los parámetros considerados como legítimos (matrimonio, monogamia, sexo reproductivo, heterosexualidad, moderación y adultez), el sexo entre adolescentes fue visto como intrínsecamente precoz e inmaduro, mientras que el sexo intergeneracional entre adolescentes y adultos fue visto como intrínsecamente inapropiado y anormal (aquí las y los adultos se convirtieron, automáticamente, en pedófilos o pederastas).
En el presente toda esta visión que sataniza el sexo entre adolescente y entre adolescentes y adultos no pasa de ser una postura harto prejuiciada, sostenida, principalmente, por los grupos conservadores y antiderechos.
Pero al margen de esta visión que minusvalora a las y los adolescentes, no hay un estudio serio, contundente y concluyente que sostenga la incapacidad de las y los adolescentes para afrontar su vida sexual. Es más, la realidad demuestra que varias y varios adolescentes no solo ejercen conscientemente su sexualidad, sino que, también, lo hacen con mucha responsabilidad (con lo que el mito de su incapacidad se va por el drenaje).
La realidad igualmente demuestra, que los problemas que se suscitan del sexo entre adolescentes y entre adolescentes y adultos, se debe, principalmente, a la falta de formación e información sexual, negada a estos no adultos.
Entonces, el problema no radica en la legalización del sexo entre adolescentes y entre adolescentes y adultos, ni tampoco en la despenalización del sexo entre adolescentes y entre adolescentes y adultos (la despenalización y legalización son solo el reconocimiento de una realidad, en la que las y los adolescentes no solo tienen sexo, sino que, además, tienen la capacidad y el derecho para hacerlo).

El problema radica en que las leyes que prohíben y penalizan sexo entre adolescentes y entre adolescentes y adultos son expresión clara de la abdicación que hacen las y los adultos, a sus responsabilidades de formar e instruir social y sexualmente a las y los menores de edad.
En otras palabras, las leyes que proscriben y penalizan tanto el sexo entre adolescentes, como el sexo entre adolescentes y adultos, solo sirven para que las familias en particular y la sociedad en general, no asuman a cabalidad sus deberes y obligaciones para con los menores de edad.
Las prohibiciones y sanciones legales que controlan la vida personal de las y los adolescentes, son solo la forma más fácil y conveniente en la que las y los adultos (las madres, los padres, las y los maestros, las autoridades, etc.), transfieran al estado sus deberes y obligaciones sociales con las y los menores de edad.
Por lo tanto en la legalización y la despenalización del sexo entre adolescente y entre adolescentes y adultos es una medida necesaria, para que las y los adultos (las madres, los padres, las y los maestros, las autoridades, etc.), las familias en particular y la sociedad en general, asuman sus roles respectivos en la formación e instrucción de las y los adolescentes en torno a su sexualidad.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. Imagen tomada de: crisalida.org.ar
2. Foto tomada de: agmagazine.info
3. Foto tomada de latinoamericajoven.com

martes, 9 de noviembre de 2010

CONTRA LOS DERECHOS DE AUTOR Y LAS PATENTES.


Queridas amistades:
Les saludo y les envió mis mejores deseos.

Días atrás, algunos diarios limeños reportaban, que el último libro de Vargas Llosa, “El Sueño del Celta”, recientemente editado en el Perú, ya había sido pirateado.
Para mí esto era algo de esperarse, pues la expectativa que generó la concesión del premio nobel al escritor peruano, había suscitado la curiosidad de muchas gentes, que esperaban, con ansias, leer la nueva novela del galardonado escritor.
Pero esta demanda no se vio atendida ni mucho menos satisfecha, ya que la casa editorial que publicaba la novela en cuestión, prefirió lanzar, primero, una edición “costosa” en vez de una edición popular. Por ello era obvio que la piratería no se iba a hacer esperar.
En tal situación, y siguiendo las leyes del mercado, una demanda siempre encontrara un proveedor que la satisfaga, en este caso, la necesidad popular fue atendida por el mercado negro.
El problema aquí no fue el mercado negro, sino los intermediarios, pues sabiendo cómo son las reglas del mercado, prefirieron aspirar a una edición que, en teoría, les reportara un amplio margen de ganancias (la mencionada edición “costosa”), que lanzar una edición popular que, a todas luces, rendiría un menor margen de ganancias.
Sin lugar a dudas, la piratería es un “mal” que aqueja a las grandes empresas que fungen de intermediarias entre quien produce y quienes consumen, ya que sus políticas empresariales van encaminadas a la consecución del máximo lucro posible.
Ahora, desde cierto punto de vista (para mi codicioso y mercenario) esta aspiración al máximo lucro es plenamente legítima, sin embargo, no por ello está exenta de sendos cuestionamientos.
Al respecto, por diversos motivos, ciertos negocios, por su carácter humanitario y social, no pueden ser asumidos como simples comercios de superfluidades (la salud pública y la cultura por ejemplo). En otros casos, ciertos negocios, a cuenta del privilegio de unos pocos, no puede ir en detrimento de las más elementales reglas del mercado (que a corto, mediano o largo plazo generan alteraciones y restricciones a la economía y al progreso).
Aquí los cuestionamientos se refieren, explícitamente, a las circunstancias, que, en el presente, rodean a los derechos de autor (el llamado copyright) y a las patentes, que en algunos casos, distorsionan el mercado y en otros casos, impiden el desarrollo tecnológico y científico.


En un principio, las leyes de derechos de autor y de patentes se dieron para reconocer el trabajo de las y los creadores, inventores y productores, es decir, que estas leyes de protección servían para que las y los creadores, inventores y productores pudieran recibir el reconocimiento y las remuneraciones por su trabajo.
Más con el tiempo, dichas leyes han dejado de proteger a las y los directamente interesados y empezaron a favorecer a los intermediarios (en gran numero grandes empresas), los cuales, en el presente, son los que más ganan y se benefician de las leyes de derechos de autor y de patentes. Tales intermediarios llegan a tener, sin lugar a dudas, una posición hegemónica y hasta dominante en la economía, ya que no solo controlan a las y los creadores, inventores y productores a través de obligatorias relaciones contractuales, sino que, también, tienen un gran poder sobre la economía, al disponer, a su voluntad, de las obras, inventos y productos a ofertarse y venderse en los mercados.


En sí mismos los derechos de autor y las patentes son normas legales proteccionistas, que conceden un monopolio a las y los propietarios de dichos derechos de autor y patentes. Por otro lado, tenemos que las medidas proteccionistas y los monopolios son completamente contrarios a una economía de libre mercado.
En consecuencia, tales normas legales dificultan la libre difusión de la cultura y las innovaciones tecnológico científicas (frenando el desarrollo cultural, tecnológico y científico); suponen sendos obstáculos a la libre competencia; desincentivan la investigación tecnológica y científica (tras establecer períodos de utilización exclusiva de las tecnologías y los logros científicos sin necesidad de mejorarlos) y dificultan el acceso de los países con menores recursos a la producción cultural extranjera y a las nuevas tecnologías.
Lamentablemente estas medidas proteccionistas y monopólicas, que en su momento salvaguardaron a creadores, inventores y productores, hoy por hoy se yerguen como privilegios que benefician, básicamente, a grandes corporaciones empresariales, que usufructúan estas medidas proteccionistas y monopólicas, en detrimento de las y los creadores, inventores y productores de un lado y del público consumidor del otro.
Son las y los creadores, inventores y productores y el público consumidor en general, los mayores perjudicados por estas desvirtuadas leyes de derechos de autor y de patentes, pues tales leyes dejan a creadores, inventores, productores y público consumidor a merced de la codicia mercenaria de las grandes compañías intermediarias, quienes ignoran y desconocen, adrede, no solo las más elementales reglas que rigen el libre mercado, sino, también, los requerimientos y necesidades de las y los creadores, inventores, productores y del público consumidor, todo ello, sin contemplaciones, a cambio de pingües ganancias.
No es casual, entonces, que una serie de músicos, cineastas, literatos, inventores y científicos en general sean las y los abanderados de una seria movida contra los derechos de autor y las patentes y que, además, apoyen a la piratería como una práctica válida y alternativa ante los abusos, arbitrariedades e injusticias de unas desvirtuadas, explotadoras y nada libertarias leyes de derechos de autor y de patentes.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. Imagen tomada de: losclubpenguins.wordpress.com
2. Imagen tomada de: noticiastech.com

miércoles, 3 de noviembre de 2010

PARTIDOS POLÍTICOS.


Queridas amistades:
Les saludo y les envió mis mejores deseos.

Hace unas semanas atrás, un periodista de un programa de cable hablaba acerca de por qué en nuestro país, los partidos políticos se hallaban tan poco consolidados. Claro está, su mirada era “liberal” y por lo tanto, sus conclusiones eran las de un idealismo propio del liberalismo político, más no necesariamente se ajustaban a la realidad.

Al respecto, hay que acotar que en el sistema político democrático liberal, los partidos surgieron en la medida que la representatividad, se fue haciendo cada vez más universal. Esto quiere decir, que, en sus inicios, la democracia liberal no contaba con partidos políticos, ya que el sistema era de tipo censitario.
El sistema democrático liberal, que nació en Gran Bretaña y EE.UU. (entre los siglos XVIII y XIX), no era el populoso sistema del presente, sino un sistema restringido a los grandes propietarios, quienes eran los que tenían derechos a elegir y ser elegidos.
Siendo el grupo de electores bastante limitado, sus intereses de clase, ya sean políticos, económicos, culturales, no eran muy disimiles, por lo que no había necesidad de un aparato político que los aglutinara.
Pero en la medida que el sistema se fue abriendo a los pequeños propietarios, a los varones de diversas clases sociales, a las minorías raciales, femeninas, etc., se fue gestando la necesidad de canalizar tan creciente número de intereses disimiles entre si, a través de aparatos que puedan armonizarlos.

Aparecen así los partidos que, con el tiempo, derivaron en elites políticas, las cuales, a fin de cuentas, pueden o no representar verdaderamente los intereses de sus representados.
Desde una perspectiva liberal, los partidos son organizaciones necesarias e imprescindibles para el funcionamiento de los sistemas democráticos, pues no solo permiten, con su participación, la integración de las instituciones de representación y de gobierno, sino que además, son intermediarios entre el gobierno y la sociedad civil.
Más la realidad da cuenta de que los partidos, en muchos países, han representado y representan más bien intereses particulares de empoderados grupos sociales, que se encaraman al estado para imponer dichos intereses a las poblaciones en general.
Fuera de todo esto, lo cierto es que los partidos no necesariamente han funcionado de la manera idealista que propugnan los liberales y en muchos casos, el sistema de partidos no ha sido para nada operativo.
Situación que me lleva a plantear, si verdaderamente ese sistema partidista, surgido en el siglo XIX, puede mantenerse vigente en una sociedad como la presente, con todos los cambios sociales que han ocurrido y que están por ocurrir.
Me explico, los partidos políticos fungieron en los siglos XIX y XX, de organizaciones que, entre otras cosas, canalizaran las preocupaciones y peticiones de la población hacia los poderes del estado. Pero en el presente, con el extraordinario desarrollo de los medios de transportes y comunicaciones, que no solo han achicado las distancia y salvado los obstáculos, sino que pueden servir y han servido como instrumentos, que permiten empoderarse directamente a la población, cabe preguntar si el papel de dichos partidos puede seguir vigente (por lo menos a la manera decimonónica en que los ven algunas y algunos políticos e ideólogos liberales).

Mi impresión es que no, algo que se hace más clamoroso, frente al hecho de que en países donde la institucionalidad democrática es aún precaria, las posibilidades y alternativas de representatividades, empoderamientos y autoritarismos se multiplican notablemente. Amén del descrédito en el que caen, en muchas ocasiones, estas agrupaciones partidarias, por su politiquería, su demagogia, sus malas prácticas, su desconección con sus bases o las corruptelas que no se aclaran o se apañan, etc.  
Con ello no pretendo negar la necesidad de un sistema democrático, tan solo dejar en claro que a diferencia de las y los ideólogos y políticos liberales, a estas alturas no me resulta tan claro o tan evidente, que los partidos políticos sean el requisito esencial, imprescindible o indispensable, para que el sistema democrático necesariamente sea operativo o funcione.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

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1. Imagen tomada de: aucayacu.wordpress.com
2. Imagen tomada de: erepublik.com
3. Imagen tomada de: lancocultural.blogspot.com

martes, 26 de octubre de 2010

DIVERSIDADES FAMILIARES.


Amistades mías:
Reciban mis saludos y mis mejores deseos.

En el presente, se vienen realizando diversos congresos mundiales de familias, que en realidad son reuniones de grupos conservadores, que se congregan para defender y promover su particular ideal de familia, el nuclear, conformado por un matrimonio heterosexual monogámico con una obligatoria descendencia consanguínea.
Sin embargo, este modelo ideal de familia no necesariamente se corresponde con la realidad. Tan solo en occidente hay familias de hijas y/o hijos con madres y padres solteros, matrimonios o convivientes sin descendencia, hermanas y/o hermanos sin padres, parejas homosexuales, etc.
Y si salimos de occidente, a otras sociedades o épocas, se encuentran otros modelos como el de la familia poligámica, la familia poliándrica, familias no consanguíneas, familias extensas, etc. Precisamente este último tipo de familia, el extenso (y no el nuclear), ha sido, a lo largo de la historia, el modelo de familia hegemónico.
Recién con la revolución industrial surge el modelo nuclear, es decir, que este modelo de familia tiene un origen eminentemente social, pues responde a circunstancias históricas determinadas.


Una de esas circunstancias tiene que ver, con la perdida de relevancia de la familia en el contexto social. Así, en distintas sociedades y épocas, la familia fue, a la vez, unidad de convivencia y unidad de producción (por lo que su relevancia socioeconómica era notable), pero en el presente la familia es solo una unidad de convivencia (por lo que su peso socioeconómico es mínimo).
Esta pérdida de relevancia social ha llevado a que la familia sea circunscrita al ámbito privado, en donde las relaciones familiares se confunden con otras relaciones sociales.
Ello ha conllevado a que un sector importante de la población, no reconoce algunas relaciones familiares como tales. Al respecto, es bastante común que mucha gente no considere el vincularse afectivamente a otra persona como el inicio de una familia, sino que empiecen a “contar” a partir de la tenencia de un hijo o hija (lo que refuerza, de paso, una visión heteronormativa de la familia).
Indudablemente el modelo nuclear y heteronormativo de familia es promovido, como modelo único, desde diversas instancias de poder, desde la familia al estado, razón por la que muchas personas, se identifican emocionalmente con él y lo reclaman como aspiración legítima.
Siendo el modelo nuclear y heteronormativo el único modelo de familia reconocido socialmente, se encuentra inscrito en la normatividad jurídico legal de los diversos estados del mundo, lo que lo convierte en un modelo inamovible y, hasta, anquilosado.
En tales circunstancias, las posibilidades de diversificación familiar se vuelven harto dificultosas, pues no solo la carencia de referentes sobre diversidades familiares se torna un obstáculo complicadísimo de afrontar, sino que la normatividad, elevada al rango de ley, la hace prácticamente inmutable.
Hablar de inmutabilidad no es una exageración, ya que si los cambios en las leyes dependen, entre otras cosas, de la masificación de las costumbres, entonces el reconocimiento de las diversidades familiares pasaría a depender de la proliferación de familias alternas al modelo nuclear y heteronormativo.
Sin embargo, siendo este modelo oficial de familia el único referente social y legal existente, las posibilidades de que las personas aspiren a otras alternativas se tornan bastante limitadas. Y si a ello le sumamos el hecho de que, no habiendo otras posibilidades, la gente no explore ni experimente al modelo familiar oficial y único (dándose la situación de que si las necesidades o querencias personales no se realizan dentro de este modelo, no se atribuye tal “frustración” a la no correspondencia de la diversidad humana con dicho modelo único, sino que se asume como un fracaso personal).
Mas la familia, tener una o formar una, no tendría por qué limitarse a una pareja heterosexual, monogámica, casada y con descendencia consanguínea, pues las posibilidades de articulación familiar son realmente infinitas. Así, a lo largo de la historia, y en cada sociedad y cultura, se encuentra familias con constituciones internas diversas, variadas formas de concebir las estructuras de parentesco y hasta diversos tipos de relaciones familiares.
Aquí algunos ejemplos de diversidades familiares: en muchas sociedades tribales las relaciones de parentesco son relaciones sociales antes que consanguíneas; en otras tantas sociedades tribales la descendencia se da por línea materna (y no siguiendo el apellido paterno como ocurre en occidente); en la antigua Grecia los bienes materiales eran parte integral de la familia, razón por la que los esclavos eran parte integral del grupo en tanto propiedades privadas; entre los incas el antepasado familiar era el jefe vivo de la familia y no un lejano antecesor como se considera en occidente; en el Japón medieval la posición de cada familiar variaba en relación a los miembros familiares de mayor rango, de menor rango o los iguales (mientras que en occidente dependían únicamente del jefe de la familia); en la mayoría de las socidades con familias extensas el principal vínculo familiar era el de filiación (y no el matrimonial como ocurre en occidente), etc.


En el presente, si bien se puede hablar de cierta apertura hacia las diversidades, los contadísimos casos de alternativas familiares admitidas socialmente se deben a circunstancias varias. Cuéntese aquí a parejas heteros con hijos adoptivos, a hijas y/o hijos con madres o padres solteros, a parejas homosexuales reconocidas o sin reconocer legalmente, etc. Pero es innegable que su progresiva admisión se debe, principalmente, a su proximidad al modelo oficial y único de familia.
La admisión de otros modelos familiares, más alejados al modelo oficial y único, como en el caso de las familias poligámicas, las relaciones tríadicas, los grupos afectivos no sexuales, etc., dependería, entre otras cosas, del quiebre de la normatividad legal vigente, pues ello, hasta cierto punto, permitiría el reconocimiento legal de familias alternativas y la progresiva aparición y consolidación de nuevos referente familiares.
La lucha por una verdadera diversidad familiar no pasa por tratar de que todas las personas, encajen, de una u otra manera, dentro del modelo de familia nuclear y heteronormativo, sino porque ese modelo oficial deje de ser presentado y refrendado como único y que, además, dejen de promoverse sus vinculaciones, la de la pareja y la de la descendencia consanguínea, como únicos medios posibles de constituir una familia.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. Familia nuclear. Imagen tomada de: picses.eu
2. Familia extensa. Foto tomada de: es.wikipedia.org

jueves, 21 de octubre de 2010

CUESTIONES DE RESPETO, TOLERANCIA Y MORAL.


Queridas amistades:
Reciban mis saludos y mis mejores deseos.

Hace tiempo atrás, envié a algunas listas de internet (a espacios públicos en internet), un video en el que se veía a un aparente Jesucristo semidesnudo y amanerado, caminando por la ciudad y cantando: “I will survive”. En respuesta, varios mails me acusaron de no respetar las creencias de las gentes. Algo que se repitió últimamente, con un reciente envió que contaba un cuento de santos y zombis.
El meollo de las reclamaciones se centraba en que, las creencias ajenas, sobre todo si ellas eran “sagradas”, deben ser respetadas. Para esto, las y los reclamantes aducían, implícitamente, que la convivencia social (y más específicamente nuestra convivencia interpersonal) quedaba mellada si proseguía aquello que consideraban “falta de respeto”.
Aquí seré tajante, no hay ley en el mundo que me obligue a respetar las creencias ajenas (algo que no se debe a que el sistema legislativo tenga vacios), más aún, leyes como la libertad de conciencia, la libertad de creencia o la libertad de expresión, le permiten a cualquiera hacer detracción, vituperio y reprobación de aquello en lo que no creamos.
Al respecto, las libertades, amparadas por las leyes, nos permiten hacer detracción de casi todo (por ello es que pueden existir programas humorísticos que hacen burla y sátira de casi todo). Si digo casi todo es porque solo se salva la persona humana, ya que en torno a ella giran las leyes.
Las leyes defienden a las personas, sus bienes jurídicos, no defienden abstracciones, como las creencias o las morales particulares (por ello no se puede legislar sobre moral). Más aún, se supone que las leyes son la basa moral de la sociedad.


Amparados en estas leyes libérrimas, podemos mostrar nuestro desacuerdo público y privado, con prácticamente todo aquello que la ley no defienda expresamente. En consecuencia, hay un gran margen de libertad para despotricar, aunque dicha libertad si tiene límites más o menos precisos. Dichos límites se enmarcan en criterios diversos, entre los cuales destaca: además de la ley, la racionalidad de tipo lógico matemático (es decir, que se espera que dicha racionalidad este fundada o respaldada en criterios cualificables, cuantificables y científicos).
Siguiendo estos criterios, las personas pueden mostrar su desacuerdo con cuestiones tan diversas como el aborto, la pena de muerte, las corridas de toros, el clasismo, el racismo, la familia nuclear, el heterosexismo, el patriarcado, la homosexualidad, las creencias religiosas, los viejos valores morales o, hasta, el modelo económico.
Pero si siguiendo la normatividad legal de los estados no estamos obligados a respetar absolutamente nada que la ley no nos obligue a respetar ¿Dónde quedan aquellas cuestiones que tienen que ver con lo personal y que, además, son consideradas como vitales por cada persona?
Muchas de estas cuestiones son protegidas bajo la noción de lo privado, que es un ámbito establecido por la normatividad legal, para que en él se desenvuelvan libremente aquellas cuestiones de índole personal (como la práctica religiosa, la sexual, etc.), que escapan directamente a la protección de la ley.
Claro está que el trazado de lo que es privado y lo que no lo es, resulta bastante artificial, pues hay muchos aspectos de esa privacidad, que trascienden al ámbito público.
En estos casos, la tradición occidental ha establecido el criterio de tolerancia que se extiende hacia todo lo relacionado, directamente, con lo legalmente protegido. La lógica que subyace a ello sería la siguiente: las personas tienen una serie de opciones personales, estilos de vida y prácticas sociales en general, que si bien no son objeto de protección legal, al ser el resultado del ejercicio de nuestros legales derechos y libertades, son “pasibles” de tolerancia, “merecedores” de tolerancia.
Indudablemente la línea que separa, en el ámbito público, lo tolerable de lo repudiable, es, a la fecha, bastante difusa. Y es en el ámbito público donde se generan los mayores conflictos por establecer lo que debe tolerarse socialmente y lo que no. Los ejemplos más claros que se vienen dando son: la participación de lo religioso y la presencia de lo sexual en el ámbito público.
Al respecto, más que la ley es la costumbre la que termina validando o invalidando que se queda o que sale del espacio público. Siguiendo el ejemplo anterior en el ámbito público se tolera la presencia de lo religioso, especialmente en manifestaciones callejeras como las procesiones católicas, las homilías evangélicas, etc. y se rechaza las diversidades sexuales como las parejas homosexuales y las personas trans en dichas calles. En el primer caso, se supone que hay leyes que señalan la religión es parte de lo privado, mientras en el segundo caso, las leyes de igualdad aplican a homos y trans pues la heterosexualidad y la cisgeneridad son completamente públicas.
Aquí volvemos al terreno de las creencias, pues la “lucha” por establecer que debe por no ocupar el ámbito público se extiende hacia el terreno de las creencias. Creencias que tienen que ver con los valores (morales) que queramos para nuestra sociedad (por ejemplo valores como la laicidad o la tolerancia hacia las diversidades humanas).


Dichos valores no solo son impartidos por la familia o la enseñanza institucionalizada, sino también por nosotras y nosotros mismos (en tanto nos comprometamos a hacer “proselitismo moral”).
Actualmente vivimos una época de crisis de valores, donde priman dos claras tendencias: de un lado los grupos reaccionarios y conservadores, que a pesar de las transformaciones sociales, aspiran al retorno a viejos valores que pueden o no corresponderse con el presente y de otro lado, los grupos de contemporizadores y progresistas que aspiran a la consolidación de una ética más acorde con nuestros tiempos.
Esta lucha supone la relevación de nuevos valores o la nueva jerarquización de valores ya existentes. Obviamente en esta “lucha” se defiende la validación o la invalidación de dichos valores y, a todas luces, el progreso iría siempre de la mano, con la validación de una moral concordante con las leyes de una sociedad moderna, racional e inclusiva.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. Imagen tomada de: estocolmo.se
2. Imagen tomada de: juntospodemoshacerlapaz.blogspot.com