Tengan un gran día, estimadas amistades.
Como todos los años, surge la disputa cansina sobre si
celebrar la canción criolla o halloween. Digo cansina puesto que los argumentos
siempre son los mismos, la libertad individual versus el sentido de peruanidad.
Y lamentablemente todo se termina resumiendo en alpinchismo individualizante de
un lado y chauvinismo patriotero del otro. Ambas posturas terminan siendo
nefastas. Vamos por partes. En una primera aproximación a la canción criolla,
tenemos que no es precisamente un género pan peruano. Lo que habitualmente
venimos definiendo como canción criolla, es si acaso música costeña urbana. Si
partimos de que criollos somos todas y todos los peruanos, criollo también sería
el huayno, el yaraví, la chicha y la cumbia amazónica.
1. Un artículo sobre la cuestión en un diario peruano. |
Sin embargo, asumamos que
la lectura tradicional es englobar, bajo el término criollo, algunos
géneros musicales de origen hispano y afro (vals, polka, marinera, festejo,
tondero y zamacueca). Ciertamente como país, deberíamos celebrar nuestra
cultura, debería haber celebraciones tanto para la música criolla, el huayno,
el yaraví, la chicha y la cumbia amazónica, aunque no precisamente en un mismo
día, y no con una falaz pretensión de pan peruanidad. Serían celebraciones
regionales entre las cuales estaría el día de la canción criolla. Nada de esto
se da. Uno de los grandes motivos por los cuales las nuevas generaciones
celebran el halloween y no la música criolla, es porque se trata de una
juventud que desde hace casi treinta años, vive inmersa en una sociedad en
donde la cultura predominante es la del consumo capitalista. Indudablemente
halloween, como festividad tradicional, no significa nada para las juventudes.
El capitalismo tomo una festividad tradicional anglosajona,
la frivolizó convirtiéndola en objeto de consumo y la popularizó en todo el
mundo (globalización). Si vivimos bajo la impronta de una cultura basada en el
consumo capitalista ¿cómo se puede esperar que las juventudes celebren otra
cosa que no sea lo que imponga el consumismo capitalista? Aquí es donde la
postura de la libertad individual se me torna alpinchismo individualizante,
pues se cierra sobre una supuesta libertad de elección individual, en una
sociedad sometida al tren del consumismo galopante. Entonces hablar de
libertades individuales fuera de todo contexto, no es otra cosa que alpinchismo individualizante. Del otro lado,
el patrioterismo chovinista y ciego asume que, por el solo hecho de que somos
peruanxs, debemos celebrar la canción criolla. No es así, la cultura se vive, y
lamentablemente las nuevas generaciones no han vivido la música criolla. Y
lamentablemente las nuevas generaciones tampoco están viviendo el huayno, el
yaraví, la chicha y la cumbia amazónica.
El gran problema es que vivimos en un país, en donde la
última vez que el Estado emprendió políticas culturales importantes, fue bajo
el gobierno de Velasco (hace ya 50 años atrás). Al respecto, la gente de
derechas y de ideología liberal, no asume que el consumismo capitalista es un
modelo cultural. Ese modelo cultural recibe apoyo del Estado y de la empresa
privada (las normas, leyes y tratados a favor del libre mercado son su
fundamento). Para liberales y derechosos, altamente ideologizados, el mercado
es ascético y la cultura es un producto más de mercado. Sin embargo, ese
mercado no surge de la nada, se engendra en la sociedad capitalista y esta
sociedad surge en el mundo anglosajón. En otras palabras, el mercado ya viene
cargando, no solo una forma de ver la cultura (la anglosajona, la sociedad de
consumo), sino de productos culturales propios de sus sociedades de origen.
Esto queda plenamente evidenciado, con el hecho de que
cuando surgió el capitalismo, vino de la mano con la colonización de los
continentes americano, africano, asiático y oceánico. En estos continentes se
impusieron los productos europeos (incluidos los culturales), como de mayor
valía que los autóctonos y tras la descolonización esta visión prosiguió.
Pensar entonces que el mercado es ascético es una soberana cojudez. Para peor,
asumir que la cultura es un producto de mercado y que el mercado se encarga de
posicionar los productos en condiciones de igualdad, ignorando el
posicionamiento hegemónico y la situación de privilegio de la que gozan los
productos occidentales (incluidos los culturales), es una completa estupidez, además
de una demostración de ignorancia supina.
Frente a esta realidad, los países no occidentales deberían
emprender políticas culturales, que permitan posicionar mejor sus respectivas
culturas. Lamentablemente, la globalización viene imponiendo una dictadura cultural,
en donde se termina imponiendo la impronta occidental. Como país, Perú, si de
su acervo cultural se trata, debería instaurar un conjunto de políticas
culturales, que permitan un mejor posicionamiento de su cultura frente a los
embates del mercado y la sociedad de consumo. Francia es un ejemplo a seguir.
Así, respecto a su cine, el país galo tiene un conjunto de normas y leyes que
permiten posicionar sus films de manera relevante. Las distribuidoras y las
salas están obligadas a dar espacio y hasta privilegiar las películas hechas en
Francia. Como resultado, el país galo tiene una de las cinematografías más
importantes del mundo occidental.
Volviendo al Perú, y tratándose de música criolla, el Estado
debería tener un conjunto de normas y leyes que permitan impulsar y difundir la
música criolla. Cursos en el colegio y escuelas de artes musicales con rango
universitario. Necesariamente excepciones de impuestos a la producción cultural
musical criolla, además de estímulos y beneficios para quienes se comprometan a
su difusión. Deberían haber radios y programas televisivos destinados a la
promoción de la música criolla. Deberían existir eventos culturales en donde se
exponga el criollismo. Podrían haber varios "concursos" musicales,
como el festival de marinera en Trujillo, con buenos premios y cuyos ganadores
tengan vitrinas donde exponer su arte (las radios, programas y eventos
mencionados). Estas propuestas y otras más podrían aplicarse a todas las demás
manifestaciones musicales (el huayno, el yaraví, la chicha y la cumbia
amazónica).
2. Afiche de una campaña colombiana contra el Halloween. |
Sin políticas culturales que posicionen mejor la cultura peruana,
seguiremos sometidos a la dictadura de la sociedad de consumo capitalista. Sin
la promoción y presencia de la cultura peruana en la vida pública del país, no
se puede esperar que las nuevas generaciones vivan la cultura de su país. Sin
políticas culturales nacionales y regionales, las juventudes preferirán
celebrar halloween, que es la festividad que viven gracias a la sociedad de
consumo capitalista. Si se quiere que en el Perú se celebre la canción criolla antes que halloween, se tendría que dejar de considerar la cultura, como un producto sujeto a la elección individual en un mercado de consumo.
Se despide su amigo uranista.
Ho Amat y León.
Imágenes.
1. Imagen captura de elperuano.pe
2. Imagen tomada de wallsviews.co
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