Queridas
amistades:
Les
saludos y les envió mis mejores deseos.
1. Calabaza plástica. |
Tiempo
atrás, recuerdo que, a mediados de los 90’s (del siglo XX), me causaba harto
estupor, el ver madres de barrios populosos, llevando a sus criaturas a los
barrios “pudientes”, para pedir dulces por halloween.
A
estas alturas del nuevo siglo, es imposible negar que la anglisísima festividad
del halloween, se ha masificado, de manera dramática, en el Perú (hoy, hasta
las entidades del estado decoran sus oficinas con calabazas de plástico y
brujas de cartón).
De
mi infancia recuerdo, igualmente, que, fuera de las referencias de las series
de televisión y películas estadounidenses, el halloween era visto como algo
bastante ajeno, como una celebración extraña (y, hasta donde sé, esta
percepción no solo se daba en el Perú, sino, también, en otros países de América
Latina). Obviamente ello se debía, en gran medida, a que se trataba de una
celebración de origen anglosajón.
Hasta
los 80’s, la “noche de brujas” no era festejada por la mayoría de la gente en
el Perú (con ello no digo que nadie supiera o celebrara halloween, pero me
queda claro que su festejo estaría restringido a las gentes “pudientes”).
Es
un hecho concreto que para América Latina, las fiestas de la América
Anglosajona no significaban nada, ni tenían sentido alguno, hasta bien entrada
la segunda mitad del siglo XX. ¿A qué se debe, entonces, que la celebración del
halloween, se haya extendido tanto por países, cuyas tradiciones culturales
están bastante alejadas de las celebraciones sajonas?
Indudablemente
no se puede ignorar que, tras la segunda guerra mundial, Estados Unidos se
erigiera como la potencia hegemónica del hemisferio occidental y convirtiera a
Latinoamérica en su patio trasero exclusivo). La influencia política, económica
y cultural de los Estados Unidos se dejó sentir en todo occidente, a través de
un proceso de “americanización” de las modas y costumbres. De Japón a Grecia y
de Canadá a Chile, el “Way American Life” no solo se propaló, sino que, además,
se impuso en el mundo (sin ir muy lejos, el pavo y el chocolate de navidad son
tomados del “Thanksgiving Day”, mientras que el “Papa Noel” es 100 % Coca
Cola).
Sin
embargo, en América Latina, pese al dominio económico de los EE.UU. (el llamado
neocolonialismo), una serie de gobiernos “nacionalistas” (Vargas en Brasil,
Castro en Cuba, Perón en Argentina, Velasco en Perú, etc.), mantuvieron a raya,
hasta cierto punto, la plena colonización cultural del subcontinente
latinoamericano (aún así, el peso del dominio neocolonial de Estados Unidos con
el tiempo logro imponer, a Latinoamérica, las más vulgares y decadentes
manifestaciones de la cultura gringa, manifestaciones tales como el consumismo,
el neoliberalismo y el posmodernismo).
2. Clásica bruja de Halloween. |
La
dictadura de Pinochet en Chile marcaria el inicio de un cambio notable en
América Latina. El triunfo de las políticas económicas neoliberales (primero en
Chile y luego en otras naciones de Latinoamérica) lesionaron, gravemente, los
intereses políticos, económicos y culturales de los países situados al sur del
rio Grande. De la mano de gobiernos neoliberales corruptos (como los de Carlos
Salinas de Gortari en México, Carlos Andrés Pérez en Venezuela, Carlos Saúl
Menem en Argentina, Alberto Fujimori en Perú, etc.), la cultura dejó de ser un
asunto de interés nacional y se convirtió en un corriente y vulgar producto de
mercado (la cultura paso a ser un asunto que solo concernía a preocupaciones e
intereses privados).
En
el Perú, bajo la dictadura de Fujimori, el neoliberalismo se manifestó en toda
su miseria, cuando el patrimonio del estado fue vendido, a precio de ganga, a
grandes empresas (principalmente corporaciones trasnacionales), cuyo único
interés era el lucro desmedido e inmediato. En este periodo, las preocupaciones
sociales se satanizaron a niveles alarmantes (hablar de justicia social se
convirtió en sinónimo de terrorismo).
En
consecuencia, al quedar, el Perú, a merced de los intereses de las grandes
empresas (tanto extranjeras como nacionales), la cultura peruana fue devaluada
de manera clamorosa y, para peor, fue sustituida por el mercantilismo más
prosaico. Gracias a dichas circunstancias, el ramplón consumismo capitalista y
la vana superficialidad posmoderna se hicieron moneda corriente en el Perú (e
igual sucedió en América Latina). Derroche y frivolidad adquirieron, así, carta de naturalización (validez y
legitimidad).
La
triunfante clase empresarial (burguesa) no solo dominó, a su antojo, la
economía peruana, sino que, además, impuso sus intereses particulares al estado
(para esta clase, la cultura nacional jamás fue uno de sus intereses, es más,
en algunos casos lo cultural fue considerado y tratado como estorbo e
inconveniencia). Semejante clase empresarial/burguesa, para consolidar su
sitial predominante, se aprovecho de (y
hasta alentó) la inacción y la pasividad del gobierno en materia educacional.
Sin educación, las grandes masas sucumbieron a una de las características más
saltantes de la era posmoderna: la superficialidad (la posmodernidad es una
ideología burguesa, surgida, en notable medida, de las burguesísimas
universidades de EE.UU.).
Es
más que evidente que la clase empresarial/burguesa, tenía (y tiene) como
principal valor social el enriquecimiento inmediato a cualquier precio (la
inmediatez es otro de los valores de ideología posmoderna). Por ello, dicha
clase no tuvo ningún empacho en promover, de manera ostentosa, festividades
sajonas (gringas) sin ningún sentido y significado cultural para las y los
peruanos (su festejo residía, precisamente, en su carácter superficial).
Semejante promoción no era gratuita, se prestaba al consumismo puro y obsceno,
el cual beneficiaba, a más no poder, a cada dueño, socio o accionista de la
agiotista clase empresarial burguesa.
En
este contexto, el consumismo se convirtió en un valor social inobjetable (el
inmediato enriquecimiento de las clases burguesas empresariales dependía de
ello). Y qué mejor que promover halloweens, san valentines, días del padre y de
la madre, navidades, pascuas, etcétera, festejadas al “modo de vida americano”,
todo con tal de lograr pingües ganancias.
Bajo
estas circunstancias, la cultura peruana, reducida a objeto de consumo, sin un
estado que se encargara de preservarla y promoverla, se hizo prescindible,
descartable, “OPCIONAL”.
3. Acuarela de Pancho Fierro. |
Hoy
por hoy, cuestionar el halloween y relevar el día de la canción criolla es
considerado, por muchas y muchos, como una huachafería (o peor, como
chauvinismo). En este contexto, celebrar halloween se ha vuelto plenamente
válido y legítimo, es lo más “IN”. Pobre de aquel que ose hablar de alienación.
Sera condenado a ser parte de las huestes de la intolerancia, pues el
consumismo (y no la tradición) es el nuevo y reverenciable valor social.
A
este paso, a nadie debería extrañarle que, en pocos años, en Latinoamérica se
terminen celebrando los gringuísimos “Thanksgiving Day” e “Independence Day,
Fourth of July” (y no hacerlo u oponerse a ello será considerado “huachafería”
y “chauvinismo”).
Se despide su amigo uranista.
Ho Amat y León Puño.
Imágenes.
1.
Imagen tomada de: http://www.disfracesbacanal.es/cgi-bin/bacanal.pl?opcion=ficha&producto=8500000002125&categ=1130
2.
Imagen tomada de: http://free.clipartof.com/details/118-Witch-Flying-Silhouette-Free-Halloween-Vector-Clipart-Illustration
3.
Imagen tomada de: http://canteradesonidos.blogspot.com/2007/03/la-marinera-limea.html
Asu le has metido más Historia a este post jeje será que no es mi campo y por eso agradezco la ilustración. Sobre Halloween, a mi me gusta la idea de un día poder ir disfrazado, creo que a los niños los entusiasma y así es como deben vivir su niñez, alegres. Personas adultas deberíamos tomarlo más como un juego y no algo tan trascendental, porque tienes razón, inconscientemente enraizamos costumbres que no son nuestras por parte de un país que se caracteriza por "dominar" a los demás. Solo no olvidar de disfrutar de lo nuestro que también está muy bueno. Saludos!
ResponderEliminarPara disfrazarse estan las fiestas del carnaval, que se celebran desde la colonia...
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