lunes, 26 de abril de 2010

INFORMACIONES Y DESINFORMACIONES.


Queridas amistades:
Reciban mis más sinceros saludos y parabienes.

A raíz de las declaraciones del presidente boliviano Evo Morales en las que sostenía que el consumo de pollo transgénico era causa de afeminamientos y desviaciones sexuales, sostuve algunos intercambios de mensajes y mails discutiendo sobre el tema.

Al respecto, hubo defensores del presidente Morales, quienes no solo brindaban “interpretaciones autenticas” de lo dicho por el mandatario boliviano, sino que ante la falta de argumentos para defender lo indefendible, intentaban zanjar la discusión, alegando que estas eran cuestiones de forma y que quienes cuestionaban al presidente Morales por sus desatinos, no se preocupaban por las cuestiones “verdaderamente” importantes, las de fondo (en este caso, el salvaje libre mercado y el peligro de los transgénicos).
Lamentablemente esta es la reedición de una vieja postura fascista (facha a secas, al margen de derechas e izquierdas), el la cual las preocupaciones particulares de las poblaciones diversas, deben ser relegadas, postergadas para un mejor momento, ante intereses superiores (el supuesto bien común general).
Esta postura fascista desconoce o pretende ignorar las diversidades humanas, pretende ignorar que las desigualdades sociales, son multidireccionales y que la lucha contra dichas desigualdades debe abarcar todos los frentes a la vez.
Hablando metafóricamente, la discriminación es como las malezas del jardín, son de varias especies y si te limitas a exterminar a una sola de ellas, en vez de a todas a la vez, no habrás hecho gran cosa e incluso la supuestamente “arrancada” volverá.
Lo concreto es que cada grupo poblacional, tiene problemáticas particulares que necesitan de estrategias de lucha igualmente particulares.
En el caso específico de la población lesbiana, guei, bisexual y transgénero (LGBT), uno de los principales ítems de su movimiento pro derechos es la lucha contra la ignorancia y la desinformación, pues la ignorancia y la desinformación son, en notable medida, el origen de la discriminación y marginación a la que la población LGBT es sometida.
En ese sentido, el activismo LGBT no puede pasar por alto, cualquier tipo de “referencia” que sobre sexualidad y diversidades sexuales y genéricas contribuya a distorsionar, tergiversar o falsear la “imagen” que se tenga de la población LGBT.
En este contexto, las palabras del mandatario boliviano contribuían a reforzar la confusión existente entre desviaciones sexuales, afeminamientos y homosexualidad (tomándose en cuenta que en la mente del común de las gentes esas tres condiciones son lo mismo), amen de negativizar y estigmatizar las diversidades sexuales y genéricas (pues según las declaraciones del presidente Morales los afeminamientos y las “desviaciones” sexuales son problemas hormonales).
En la misma línea, entre los principales agentes de intoxicación desinformativa, se encuentran las iglesias cristianas (principalmente la católica): Dichas iglesias, sistemáticamente, no solo estigmatizan todo aquello que escape al modelo de sexualidad que ellos propugnan (conformado por cuatro variantes a saber: heterosexual, en pareja, monogámico y matrimonial), sino que, además, relacionan las diversidades sexuales y genéricas con problemas médicos: desordenes de la personalidad, trastornos psicológicos, perversiones en general, etc. Como ejemplo, la homosexualidad es relacionada con promiscuidad, acoso, violación, etc.

Esto se verificó últimamente, cuando el secretario de estado del Vaticano, Tarciso Bertone, intento vincular la pederastia (de la que se acusa a numeroso miembros del clero) y homosexualidad.
Las respuestas de numerosos grupos de activistas LGBT no se hicieron esperar y en algunos países del orbe, se protesto contra el encubrimiento que hace la jerarquía eclesiastica de los casos de abuso a menores de edad.
Con todo, no puedo dejar de sentir, que la brújula se esta perdiendo. Me explico. Muchas de las referencias que las iglesias hacen sobre sexualidad y diversidades sexuales, son, mayormente, torpes y mal sustentadas, algo que se podría aprovechar, para evidenciar la falta de autoridad y conocimiento que tienen las iglesias sobre sexualidad y diversidades sexuales.
Sin embargo, siento que a veces muchas y muchos activistas se decantan por el camino corto y se enfrentan a las iglesias, a los conservadores y a los anti derechos, en los mismos términos inapropiados e inexactos que aquellos utilizan.
El ejemplo más claro es el uso del termino pedofilia, usado por la iglesia católica para referirse a los adultos abusadores y violadores de infantes.
El camino corto implicó mantener esa inexactitud y no zaherir a los jerarcas de la iglesia católica zanjando puntualmente la diferencia entre homosexualidad, pedofilia y pederastia (donde pedofilia es el término usado para definir el gusto de ciertos adultos hacia las y los infantes, mientras que el abuso y la violación a niñas y niños es pederastia).
Lo mismo sucedió con lo dicho por el presidente Evo Morales. El mandatario boliviano jamás uso la palabra homosexual, sino que hablo de afeminamientos y desviaciones sexuales.
Nuevamente el camino corto implicó mantener la confusión que existe sobre “desviaciones” sexuales, afeminamientos y homosexualidad.
Quizás para muchas y muchos activistas LGBT esto no sea muy importante, pero repito que uno de los principales enemigos del movimiento LGBT, es la ignorancia y la desinformación. Por lo tanto, las y los activistas LGBT estamos obligados, es nuestro deber, no caer en el juego de los conservadores y los anti derechos, quienes se valen de la intoxicación desinformativa para lesionar los intereses de la población LGBT.

Lamentablemen-te, nos guste o no, el camino que le toco seguir al activismo LGBT, es el camino de la caperucita roja, el camino largo.
Las y los activistas LGBT, querámoslo o no, estamos obligados a acopiar información, sistematizarla y hasta producirla.
Es necesario que la precisión informativa sea un deber de las y los activistas LGBT, pues solo así puede lucharse contra la ignorancia y la desinformación.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. Presidente boliviano Evo Morales. Foto tomada de: clarin.com
2. Secretario de estado del Vaticano Cardenal Tarciso Bertone. Foto tomada de: aciprensa.com
3. Protesta contra el encubrimiento eclesiastico de pederastas en Lima. Foto tomada de: diariodelimagay.com

lunes, 19 de abril de 2010

22/4, DÍA DE LA TIERRA.


Amistades mías:
Reciban mis saludos y mis mejores deseos.

Cuatro mil quinientos millones de años tiene nuestro mundo. Cuatro mil quinientos millones de años transcurrieron hasta que apareció la humanidad. A la tierra le tomo millones de años alcanzar el delicado balance que acogió a la raza humana, mientras que a nuestra especie le tomo unos cuantos siglos poner a aquel delicado equilibrio al borde del colapso.


Este mundo que nos rodea es apenas una pequeña partícula de polvo que flota en la inmensa bastedad del universo.
En este pequeño mundo, nuestras personas son más pequeñas aún y nuestra visión es tan estrechamente horizontal, pues estamos tan absorbidos por nuestros afanes e intereses propios, que apenas tomamos conciencia de las maravillas naturales que nos rodean y con las cuales compartimos el planeta.
Es tan desmesurada la desproporción entre el tamaño de la tierra y la talla de los seres humanos, que nuestro radio de visión nos produce la ilusión de hallarnos ante inmensas extensiones planas, cuando en realidad tan pequeña parte del mundo ni siquiera nos permite percibir la curvatura del planeta.
En realidad, si esa pequeña `porción de la corteza terrestre nos parece enorme, es tan solo porque la agiganta nuestra ínfima pequeñez.
Aún así, hemos sido capaces de producir un pernicioso cambio climático mundial (el llamado calentamiento global); hemos contaminado el medio ambiente mundial a niveles dañinos para toda clase de seres vivos (incluidos nosotras y nosotros mismos); hemos depredado, en forma tan catastrófica, nuestro entorno, que no hay habitad en el planeta, que no haya sido afectado por nosotras y nosotros; hemos contribuido a la extinción y la casi extinción de miles y miles de especies vegetales y animales en todo el globo y paro de contar por razones de espacio.
Comparativamente hablando, solo otros seres vivos son capaces, en su pequeñez, de causar tanto daño a escala tan grande, los microbios (las bacterias y los virus).
Lamentablemente nos estamos convirtiendo en los parásitos de nuestro propio mundo. Y lo peor de todo es que el mundo que estamos exterminando, directa o indirectamente, no es un planeta más, es nuestro hogar.
Debemos salvaguardar la tierra, no por qué ser ecologista esté de moda, sino porque este mundo es nuestro hogar. Si no cuidamos nuestro mundo, no tenemos otro al cual mudarnos. Si no cuidamos nuestro mundo, no habrá generaciones futuras, pues no habrá tierra en la cual puedan vivir.
Que nos quede claro que no solo vivimos en este mundo, de el dependemos por completo, de él respiramos, de él nos alimentamos, de él obtenemos todo aquello que requerimos para subsistir.
La contaminación, la deforestación, la depredación del entorno si nos afecta directa o indirectamente. La contaminación, la deforestación y la depredación al romper con el delicado equilibrio ecosistémico del planeta, si reduce sustancialmente nuestra calidad de vida.
Por ejemplo, el calentamiento global y la contaminación están causando la desaparición de los insectos polinizadores. Ello, a corto plazo, encarecerá productos como la miel y las frutas y a largo plazo, llevara a la extinción de dos tercios de las plantas del planeta (incluidas las plantas destinadas a la alimentación humana).
El calentamiento global y la contaminación también han llevado al borde de la extinción a todo un grupo de vertebrados, los anfibios (sapos, ranas, salamandras, etc.). Su desaparición pone en peligro la existencia de selvas y bosques, ya que se encargan de mantener a raya a los parásitos invertebrados, que de otra manera acabarían con los ecosistemas selvático y boscoso, importantísimos enclaves productores del oxigeno que respiramos todos los seres vivos (pues selvas y bosques son los pulmones del planeta).
Igualmente, el calentamiento global y la contaminación atentan contra el equilibrio ecosistémico de los océanos. El calentamiento de las aguas oceánicas y su contaminación matan al fitoplancton, el primer eslabón en la cadena alimenticia oceánica (lo que origina, consecuentemente, una extinción en cadena, en la que los peces planctonivoros mueran de inanición, luego los que se alimentan de estos y así sucesivamente), mientras que la sola contaminación envenena las especies marinas que sirven de alimento a los seres humanos (actualmente ya estamos envenenándonos por esta vía).
La contaminación y la deforestación de selvas y bosques, no solo originan la desaparición de ecosistemas enteros, sino que, además, contribuyen a la erosión de los suelos y al cambio climático, pues selvas y bosques son importantísimos agentes templadores del clima (mientras que los suelos erosionados producen climas desérticos).
Los ejemplos pueden multiplicarse, sin problemas, hasta el infinito, pero lo que queda claro, es que nuestra existencia, la existencia de toda la especie humana, depende de que tomemos conciencia y aprendamos a cuidar este nuestro mundo, nuestro hogar.
Nuestra actual calidad de vida está en riesgo, pues el veneno y la devastación que le producimos a nuestro planeta, sin lugar a dudas ya nos está pasando factura (enfermedades, carestía y otros padecimientos tienen su origen en la destrucción de la biodiversidad terrestre).


El futuro de nuestro mundo, de nuestro hogar, y el futuro de las generaciones por venir, está en nuestras manos.
Tenemos la obligación y el deber de informarnos acerca de qué hacer y que no, para salvaguardar la integridad del planeta. Debemos ser parte activa en la lucha por revertir, el daño infringido al delicado ecosistema terrestre. De nosotras y nosotras depende la vida de la tierra.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. Un punto azul pálido (Pale Blue Dot), fotografia de la tierra tomada por el "Voyager 1". Foto tomada de: npr.org
2. La Canica Azul (Blue Marble), la primera, la unica, "LA FOTOGRAFIA" de la tierra. Foto tomada de: flickr.com

lunes, 12 de abril de 2010

LO PÚBLICO Y LAS PREFERENCIAS SEXUALES.


Amistades mías:
Reciban todas y todos mis saludos y parabienes.

En las últimas semanas, la noticia sobre un cantante famoso aceptando públicamente su homosexualidad, ha sido manoseada hasta el hartazgo.

Las reacciones frente a esta noticia fueron desde la aprobación al rechazo, aunque ciertamente este último no recibió mucha cobertura.
El prejuicio antiguei, presente entre aquellas y aquellos que vieron con malos ojos la “salida del armario” del cantante, resulto más que patente.
Con todo, parece que el último reducto en el que se refugian las y los homofóbicos, es el de la defensa cerrada de una noción de vida privada, que es asumida como obligatoria y forzosa para toda la población.
Según esta noción de privacidad, las preferencias y gustos sexuales son parte de la vida íntima de cada persona, razón por la que su exposición en el ámbito público, es una transgresión que, en el mejor de los casos, es considerada como impropia, inapropiada, para una buena convivencia en sociedad.
El supuesto que subyace a estas creencias, es que habiendo sensibilidades diversas, algunas cuestiones como ciertas funciones fisiológicas (pedos eructos, etc.), las demostraciones afectivas en general (besos, caricias, etc.) o la sola mención de los gustos y/o las preferencias sexuales, pueden herir la susceptibilidad de algunas gentes.
Supuestamente, la buena convivencia social se lograría, manteniendo estas “intimidades” en privado.
Sin embargo, esta visión, surgida en el siglo XIX, y conocida como moral burguesa, parte de la consideración de aquellas “intimidades”, como intrínsecamente malas, de ahí que hieran susceptibilidades.
Aquí el prejuicio se hace más que evidente, pues en la sociedad “democrático liberal” en la que vivimos, la consideración de cualquier manifestación humana como negativa, como mala, no tiene mayor asidero racional, en tanto no se violente la voluntad de las gentes o las leyes del estado.
Más aún, existe un principio fundamental del sistema “democrático liberal”, consagrada en diversas constituciones del mundo, que consiste en que toda persona tiene derecho, a realizar o hacer todo aquello que la ley no le prohíba expresamente.
En ese sentido, no hay ley alguna que prohíba hacer de la vida privada una vitrina de exhibición y la prueba más palmaria de ello, es la actual moda televisiva de los reality shows (donde la gente exhibe su vida privada a voluntad y placer).
Nos guste o no, y contando aún con el libertinaje y los excesos (pues para las y los liberales el libertinaje y los excesos son mil veces preferibles a la censura y la represión), el ejercicio de nuestros derechos no puede ser restringido, invocando ciertas susceptibilidades, que, en muchos casos, son el resultado de una socialización basada en el desconocimiento del derecho ajeno, algo que, sin lugar a dudas, se traduce en intolerancia e irrespeto, hacia aquellas y/o aquellos que son distintos a una o uno.

Siendo así, lesbianas, gueis, bisexuales, etc., tienen la libertad y el derecho de hacer confesión publica de sus preferencias sexuales. Más las y los conservadores aducen, que tales proclamaciones atentan contra la justa y necesaria separación de lo público y lo privado. Según las y los conservadores, es justa pues protege a las gentes de todo tipo de exhibicionismos (especialmente de aquellos que hieren la susceptibilidad infantil) y es necesaria pues evita el debilitamiento del derecho a la privacidad.
Sobre esto último, las y los conservadores suponen que sus preferencias y gustos sexuales son completamente del dominio privado y que las exhibiciones (tales como la asunción publica de las preferencias sexuales), es, en cierto sentido, un debilitamiento del orden establecido de intimidad/ privacidad (algo así como si los derechos a la intimidad/privacidad, se pusieran en riesgo).
Claramente las y los conservadores olvidan o pretende ignorar, que la preferencia heterosexual es pública y muchas de sus manifestaciones son parte integral del ámbito de lo público.
Al respecto, desde la cotidianidad a la institucionalidad de la sociedad, desde los referentes sociales al andamiaje jurídico legal del estado, la heterosexualidad esta “escandalosamente” presente.
Cada vez que una chica confiesa que tal chico le gusta o viceversa, cada vez que un varón presenta a su enamorada o viceversa, cada vez que se publica el edicto para un matrimonio, la heterosexualidad está presente.
Desde nuestra infancia la heterosexualidad nos rodea, como cuando vemos a mami y a papi, al tío y a la tía, a la vecina y al vecino, a las autoridades y sus cónyuges (como el presidente y su consorte o viceversa), a las y los artistas con sus esposos y esposas y un largo etcétera.
Casi siempre, cuando escuchamos canciones de amor (o vemos el video de la misma en tv), cuando leemos un libro (de literatura romántica por ejemplo), cuando vemos una telenovela (una serie o miniserie) o una película de cine (sobre todo las llamadas películas “aptas para todos”), nos encontramos indefectiblemente con heterosexuales.
Cuando nuestras madres o padres hablan de que al crecer, los chicos tendrán novia o las chicas esposo, cuando las y los compañeros de clase o de trabajo nos hablan de parejas, cuando nuestras y nuestros amigos hacen mención a nuestras y nuestros amores, las referencias siempre son heterosexuales.
Sumémosle a las parejas del parque, a las de las bodas civiles y eclesiásticas, la institución matrimonial, el aseguramiento medico de cónyuges, la tenencia de hijas y/o hijos y hasta los entierros en espacios compartidos o contiguos, son también muestras de heterosexualidad (y ojo, los ejemplos pueden multiplicarse, sin problemas, hasta el infinito).
En suma, la heterosexualidad no es de ninguna manera privada y su consideración positiva y normalizada”, es, en gran medida, el resultado de su publicitación.

De ello se deduce, que la consideración positiva y “normalizada” de las preferencias e identidades no heterosexuales, (como la lésbica, la guei, la bisexual o la trans) solo será posible, si reciben la misma publicitación que tiene la heterosexualidad (lo que se resume en la consigna "Lo personal es político").
En consecuencia, los intentos por restringir las preferencias e identidades no heterosexuales al ámbito de lo privado, solo revela una postura de prejuicio antilésbico, antiguei, antibisexual y/o antitrans.
La verdadera igualdad solo se dará, cuando las diversidades genéricas y sexuales ocupen el lugar que legítimamente les corresponde, en ese parnaso privilegiado llamado ámbito público.

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. Ricky Martin salió del closet a traves de su pagina web. Foto tomada de: rickymartin.com
2. Ellen DeGeneres salio del closet en 1997. Foto tomada de: revistaglosschile.ning.com
3. Imagen tomada de: plataformasinc.es

lunes, 5 de abril de 2010

MATRIMONIO E HISTORIA.

Queridas amistades:
Les envió mis saludos y mis mejores deseos.

Hace poco participe en una reunión, en la que tuve la oportunidad de exponer, en persona, mis puntos de vista contra el matrimonio, y reforcé una percepción que tengo de diversas conversaciones, foros, mails, etc.
La mayoría de las gentes no visualiza un estado que no regule el matrimonio, es decir, que el matrimonio, así sea que no se aspire a él, es visto como parte constitutiva del estado.
El común de los mortales considera que si hay una instancia como el matrimonio, imbricada en el andamiaje jurídico legal del estado, ello se debe a que la organización estructural del estado es intrínsecamente así.
En consecuencia, el común de los mortales es incapaz de ver un estado sin matrimonio o un matrimonio que no esté bajo el control del estatal.
Mas el matrimonio tal como lo conocemos, como institución estatal, no es más que el último vestigio del control estatal sobre las vidas privadas de las personas.
Al parecer, la gente supone que en el pasado, existía, de alguna forma, la misma separación que existe actualmente entre la vida privada y el estado.
Sin embargo, en el pasado, en sociedades estatales premodernas, la intervención del estado en la vida privada de las y los individuos, llegó a abarcar, prácticamente, todos y cada uno de sus aspectos.
En el extremo, el estado decidía, volitivamente, sobre la vida y muerte de cada integrante de la sociedad, algo que perduró hasta el establecimiento de un sistema legal que fuera cortapisa al poder antes omnímodo del estado.
En el pasado, el estado no solo ha controlado las nupcias, sino, también, el tránsito de la minoridad a la mayoría de edad e incluso reglaba los nacimientos.
Claro está que estamos hablando de sociedades donde la religión, la economía o la judiciatura estaban vinculadas al poder político. Precisamente, en estas sociedades la mayoría de las gentes no vislumbraban un poder político no asociado a la religión, la economía o la judiciatura (tal como hoy muchas gentes no vislumbran un matrimonio no regulado por el estado).
Ejemplos de este intervencionismo estatal son:
En las sociedades cristianas, el control sobre la iniciación religiosa. Si las gentes no se bautizaban no eran considerados como integrantes de la sociedad (hoy nadie necesita bautizarse para ser considerado ciudadano).
En sociedades de la antigüedad (como la asiria, la espartana, la inca, etc.), el tránsito de la mocedad a la adultez. A través de ciertos ritos socio religiosos, las autoridades decidían quien era apto y quien no para el cumplimiento de sus funciones sociales (en el presente esto es tan irrelevante que el último vestigio de estos rituales de transito son las ñoñas fiestas de dieciocho y quince años).
En sociedades latinoamericanas, en la colonia, las gentes solo tenían facultades sociopolíticas, de acuerdo al estatus jurídico que el estado les reconocía (en el presente, el estatus jurídico de las personas es fijado por la ley y no por el poder político).
Han habido estados que decidían con quien se debía casar cada quien (como los mesopotámicos, los incas o los plebeyos y nobles del medioevo, quienes tenían recibir autorización para contraer nupcias).


Entonces, no hay sociedad premoderna del pasado, que no haya intervenido, en menor o mayor medida, en la vida privada de las personas. Más aún, esta intervención era considerada como válida, legítima, como parte integral e incuestionable de la institucionalidad del estado (los ejemplos podrían multiplicarse hacia áreas como el trabajo, las fiestas o hasta los ritos funerarios).
En el presente, el matrimonio es una pervivencia de aquel intervencionismo estatal sobre la vida privada de las personas y así como en el pasado, muchas gentes consideraban legítimo y válido que el estado intervenga en sus vidas privadas, en el presente hay mucha gente que considera legítimo y válido que el estado regule los vínculos familiares a través del matrimonio.
Cabe anotar que tras el paso del régimen feudal al régimen capitalista (entre los siglos XVIII y XIX), si el estado no abolió el matrimonio fue por que dicha institucionalidad le permitió sustentar su orden heterosexista, orden que implicaba, entre otras cosas, pareja y monogamia obligatoria para toda la población.
El matrimonio se convirtió así, no en el núcleo fuerte del heterosexismo (pues ese núcleo era la identidad sexual), sino en el “corsé” que forzaba a toda la población a relacionarse de acuerdo a identidades sexuales supuestamente “complementarias”, en conjuntos de a dos personas y manteniendo un vinculo de fidelidad (recuérdese que la infidelidad es causal legal de divorcio).
En consecuencia, el matrimonio, al ser el único vínculo reconocido legalmente para la conformación de familias, validaba y reforzaba el orden heterosexista y las personas que se casan, no hacen sino convalidar este orden de cosas. Más aún, el acceso de las y los marginales (lesbianas, gueis, bisexuales y trans) al matrimonio, no debilitaría la institución, sino que, contrariamente, la reforzaría.
Pero el matrimonio no ha sido el único vínculo familiar controlado por el estado. En las sociedades europeas, desde el medioevo, y en las latinoamericanas, durante la colonia, el estado también le exigía a la población, en determinadas circunstancias, probanzas de filiación.
Contextualicemos. Se trata de estados que tenían control sobre la economía y, en cierta medida, sobre la iglesia. En estos estados (donde existía el mayorazgo), muchas personas tenían que probar su ascendencia familiar, para poder acceder a determinada posición social.
Así, lograr un alto cargo eclesiástico requería de la probanza de un rancio abolengo o una ascendencia cristiana pura (libre de herejías). Alcanzar una oficialía en el ejército o un importante cargo burocrático también requería de las probanzas del linaje. E incluso si se quería producir o comerciar determinados bienes, se necesitaban las probatorias de ascendientes familiares.
En suma, las probanzas de filiación eran, en cierto modo, como el matrimonio en la actualidad. Tanto el matrimonio como las probanzas de filiación concedían a los involucrados una situación jurídica privilegiada, frente al resto de la población.
La abolición de las probanzas de filiación, es decir, la desaparición de la intervención estatal sobre las relaciones familiares de filiación, no ocasiono la desaparición de este tipo de relaciones parentales, sino que permitió ampliar los vínculos filiales, reconocidos legalmente, a todas y todos los descendientes.
Ya no solo a los hijos mayores (abolición del mayorazgo), sino, también, a las y los demás hijos del matrimonio, a las y los hijos no matrimoniales, a las y los hijos no reconocidos y a las y los adoptados.
La igualdad de las gentes se logró reconociendo los derechos de todas y todos los descendientes y no manteniendo los privilegios de filiación. Igualmente, la igualdad de las gentes se lograra reconociendo los derechos y la voluntad de todas las gentes que quieran vincularse familiarmente y no manteniendo los privilegios del matrimonio.
El acceso de los marginales al matrimonio (léase lesbianas, gueis, bisexuales y trans) no va a debilitar el matrimonio, sino que reafirmaría el control del estado sobre dicha institución, bajo los parámetros que disponga legal y jurídicamente.


Mientras tanto, las personas que no quieran o no puedan casarse seguirán tan marginadas, como las y los descendientes marginados (léase hijas e hijos fuera del matrimonio, no reconocidos o adoptados) en la Europa anterior al siglo XVIII o en la Latinoamérica colonial.
Solo cuando el matrimonio este fuera del control estatal, es que se diversificaran, verdaderamente, las formas de vinculación familiar (con uniones o casamientos cerrados o abiertos, amicales, homosexuales, tríadico-bisexuales, poligámicos, grupales, etc.).

Se despide su amigo uranista.

Ho.

Imágenes.
1. Imagen tomada de: traditioninaction.org
2. Foto tomada de: perfil.com